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El «gato» Silvestre (izquierda) es líder indiscutible de Ciego de Ávila. ¿Cual es el de Capitalinos?. Foto: José Luis Anaya Luego de imponerse dos veces por paliza en la capital, Ciego de Ávila buscará esta noche, ante su público, un nuevo triunfo que les asegure el título en la Liga Superior masculina de baloncesto.
Tal y como están las cosas, muy pocos confían ya en una reacción de Capitalinos, por lo que la final del torneo se ha convertido en un fiasco. Sí, porque aunque los «búfalos» siempre fueron considerados favoritos para conseguir su tercera corona consecutiva, se esperaba un play off trepidante como sucedió en los dos años anteriores cuando Santiago de Cuba y Matanzas cayeron «con las botas puestas».
Y no es que queramos enterrar en vida a los giraldillos, pero sería un milagro que lograran quitarse la soga del cuello. Eso, claro está, si los avileños no cometen la torpeza de confiarse demasiado.
Pero en cualquier caso, el inicio de la serie nos convoca a reflexionar. Hay, por ejemplo, una vieja sentencia que ratifica su vigencia: el liderazgo es un factor muy importante en los deportes colectivos. Un equipo sin guía está siempre en desventaja frente a otro que se articula en torno a una figura rutilante.
Los ejemplos sobran y hay uno bien fresquito: a pesar de no ser el mejor jugador del partido (cosa rara, pero Noroña y Danys Torriente anotaron más puntos), la estrella matancera Allens «la máquina» Jemmott encestó un triple de oro cuando el tiempo agonizaba y los yumurinos superaron el domingo a Camagüey 70-66 para quedarse con las medallas de bronce. ¿Hace falta más?
