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Rodney, monarca nacional en 1999, lleva cinco años como capitán del elenco masculino cubano. Autor: Cortesía del entrevistado Publicado: 03/09/2022 | 08:21 pm
Basta con revisar, sin muchos detalles, las actuaciones de los equipos cubanos en la pasada Olimpiada Mundial de ajedrez en Chennai, India, y notaremos que existió cierta mística. Es indudable. Vamos por partes. Este año se cumplió el 80 aniversario del fallecimiento del más grande trebejista que ha parido nuestro país, José Raúl Capablanca y Graupera, nacido un 19 de noviembre. Quédense con este último número, lo verán más de una vez a continuación.
Como muchos conocen, tanto el plantel masculino como el femenino, después de terminadas las once rondas del certamen, descansaron en el puesto 19 de sus respectivos grupos. Tremenda casualidad, dirán algunos. Pero ahí no acaba todo. Luego de analizar los desempeños individuales, descubrimos que cada formación obtuvo 19 victorias a lo largo del evento.
En un año en que se conmemoró otro aniversario cerrado de la desaparición de Capablanca, esta serie de realidades vinculadas con el 19 puede entenderse como un fortuito homenaje de los integrantes de ambos conjuntos al genio que fue José Raúl.
En una extensa conversación con el villaclareño Rodney Pérez, capitán del colectivo varonil, acerca de la actuación de Cuba en la lid india y otros tópicos, se tocó este punto y dijo que mientras muchos ajedrecistas son supersticiosos, él se ve como alguien incrédulo, pero reconoce que lo ocurrido en Chennai es intrigante. «Habrá que creer un poco, ¿no?», sonríe.
—Rodney, coméntame sobre la preparación realizada por los dos equipos antillanos de cara a la Olimpiada Mundial.
—Sin dudas te digo que cumplió las expectativas de todos nosotros. Lo que necesitábamos era eso, que los atletas estuvieran varios días, antes de la competencia, viendo ajedrez todo el tiempo en torneos o amistosos, como quiera que sea que en Cuba cada uno está en su casa, porque los equipos nacionales no están concentrados en un lugar. Este año sí tuvimos la oportunidad de intervenir en eventos en España, donde permanecimos buen tiempo, con todas las condiciones creadas.
«Por lo general se jugó a un nivel fuerte. En el Open de Benasque, por ejemplo, participaron más de 400 trebejistas, varios Grandes Maestros y otros jugadores no titulados, pero eso no importa, pues el nivel en España y Europa es bastante alto y exige un esfuerzo extra. El
objetivo de jugar, prepararse todos los días, revisar aperturas… se cumplió».
—¿Con qué aspiraciones llegaron ambos planteles a Chennai?
—En Cuba siempre se dijo que el equipo masculino debía terminar entre los puestos 25 y 30, cuando partió del escaño 32 en el ranking inicial. Yo en un momento dije que finalizaríamos entre los 20 primeros y sabía que estaba diciendo algo difícil de lograr. Lo afirmé por dos cosas: una, para elevar la exigencia de los muchachos, y la otra, para aumentar las expectativas de los seguidores. En la anterior edición
quedaron, por desempate, en el puesto 61 los varones, y eso fue un desastre.
«Por lo tanto, había que mejorar ese lugar con un equipo integrado por varios jóvenes, ya sin figuras como Leinier Domínguez, Lázaro Bruzón, Yuniesky Quesada, Neuris Delgado y Yusnel Bacallao. Al final concluimos en la posición 19, un resultado muy bueno que me dejó supercontento. Yo se los dije, todo el mérito es de ellos que conformaron un equipo con muy buen ambiente.
«En el caso de las mujeres, que empezaron en el puesto 14 del escalafón del certamen,se despidieron en el 19, igualmente destacable. Creo, y es el sentir también de ellas y del capitán Aramís Álvarez, que se pretendió un poco más, pues presentaron un equipo para ello, muy competitivo, con Yaniela Forgás, actual campeona nacional, en el cuarto tablero, para que entiendas lo parejo del conjunto. La experimentada Maritza Arribas lo hizo fenomenal, debo resaltar las ganas que mostró cada día».
—En el caso del masculino, los jugadores tuvieron una primera parte maravillosa. Terminaron invictos en los matches, entablando con dos fuertes rivales y derrotando a Azerbaiyán.
—Así mismo, esa primera mitad fue genial para nosotros. En broma decíamos que el torneo tenía que acabarse en la sexta ronda. Además de lo que me comentas, está el triunfo sobre Hungría, otro país con mucha tradición. No nos creímos lo que estaba ocurriendo en esas seis primeras rondas. En el ajedrez el nivel se da por muchos factores, ya no solo por el aspecto técnico. Cada día ganar una partida se vuelve más complejo, porque existe mucha preparación y las computadoras han evolucionado todo este mundo, haciéndolo más dinámico.
«Yo me formé estudiando los libros, pero hoy en día es más que eso. Por eso disfrutamos bastante la primera parte del campeonato y me gustó que los muchachos comenzaran a soñar, eso siempre es bueno.
«Después de la jornada de descanso, nos tocó con el equipo
India 2, una de las revelaciones de la Olimpiada, y acabó el invicto. Pero pienso que lo que nos chocó fue el empate al día siguiente contra Andorra, un contrario asequible al que le teníamos ganado prácticamente el match, pero Omar Almeida, en el cuarto tablero, en una partida casi vencida, perdió. Son cosas que pasan en el deporte. Ya luego cedimos frente a Francia y no quedó otra que vencer en los últimos dos compromisos, algo que hicimos».
—En un momento me hablaste del excelente ambiente ajedrecístico que se respiró en la sede. ¿Quiere decir esto que la India satisfizo las expectativas en su primera vez como organizador de este certamen cumbre?
—Yo estuve hace pocos años en la India con Carlos Daniel Albornoz y Roxangel Obregón, en un Mundial juvenil, por lo tanto la viví un poquito. Pero ahora en la Olimpiada fue un fenómeno. El país organizó el evento en pocos meses, ante la situación generada con Rusia, y no tengo otra palabra para definir todo que genial. El movimiento ajedrecístico vivido fue impresionante y en cuanto a la atención para con nosotros me fui con varias anécdotas positivas.
«Cuando acudimos a la inauguración, que entramos a una parte de la ciudad más poblada, apreciamos que todas las guaguas tenían carteles identificativos de la Olimpiada. Lo mismo nos pasó cuando visitamos algún que otro lugar, la gente sabía que en Chennai se efectuaba una lid importante de ajedrez y nos saludaban mediante sonrisas, todo muy espontáneo».
—En ambos grupos existieron países favoritos para ocupar el podio. Visto lo visto, ¿qué me dices de los pronósticos y lo que mostró la realidad al final del certamen?
—Quedó demostrado que la juventud se impone en todo, en el ajedrez cada vez salen más niños precoces, que rompen récords, y eso se evidenció en la Olimpiada Mundial. En el apartado femenino ganaron por este orden: Ucrania, Georgia y la India, tres de las principales potencias, por lo que no existieron apenas sorpresas.
El equipo durante uno de sus matches en la Olimpiada Mundial, acompañado por el capitán Rodney (de pie). Foto:Cortesía del entrevistado
«Ya en el Abierto sucedió todo lo contrario, cuando ninguno de los diez primeros del ranking inicial ocuparon el podio. Los más cercanos fueron la India y Estados Unidos, que descansaron en los puestos cuatro y cinco, respectivamente. El show casi a diario se lo llevaron los equipos de Uzbekistán y la India 2, ubicados al final en la primera y tercera posición. Esos dos colectivos estuvieron integrados por jugadores muy jóvenes, en varios casos adolescentes.
«Por lo menos en el grupo Open no se cumplieron los pronósticos. El elenco estadounidense presentó un dream team y no pudo incluirse entre los tres primeros. Noruega, tercer mejor preclasificado y liderado por la estrella Magnus Carlsen, finalizó en el lugar 59, pésimo resultado.
«En el ajedrez no se puede hacer magia y no existen enemigos pequeños. Hay muchísimo nivel en el mundo, se vio en esta Olimpiada, lo que pasa es que nos hemos acostumbrado a presenciar a la élite porque hay muchos torneos elitistas. Invitan bastante a los mejores porque son los que atraen a los patrocinadores, pero también existen muchísimos jóvenes con gran calidad».
