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El décimo aniversario de la muerte de Guillermo Toriello, representante de Guatemala en la ONU en 1954 cuando la invasión de Estados Unidos a ese país, se recordó en la Asociación Cubana de Naciones Unidas.
Quien al decir de Raúl Roa fuera el «primer canciller de la dignidad en América Latina», después de la invasión a su país, y ante la intensa represión de que fuera objeto, vino a residir a Cuba, donde durante muchos años se desempeñó como profesor universitario, periodista y escritor, a la par de sus funciones como representante de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca y miembro fundador del tribunal Antiimperialista de Nuestra América.
Facilitador de las negociaciones de paz entre la guerrilla y el gobierno en su país natal, Toriello, como dijera la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, es una de las figuras inolvidables de Guatemala, por representar la dignidad de un pueblo ante la opresión yanqui.
Fundador de Naciones Unidas, donde se opuso al derecho al veto otorgado a los miembros del Consejo de Seguridad, por considerarlo antidemocrático, Toriello representó a su país durante diez años ante la ONU, hasta que la dictadura implantada después de la invasión lo cesara en su cargo.
No obstante, siempre se mantuvo vinculado al funcionamiento de esta organización internacional, especialmente a través de la Asociación Cubana de Naciones Unidas, con la cual colaboró activamente hasta su muerte.
