Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Nikki fracasa frente a Hamas

Hamas acierta clara victoria en la arena política internacional ante el rechazo de la resolución propuesta por la saliente embajadora norteamericana de la ONU

Autor:

Leonel Nodal

La embajadora permanente de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, quien cesa en el cargo a partir de enero, decidió rendir un último servicio a Israel al procurar que el organismo mundial declarara «organización terrorista» al Movimiento de la Resistencia Islámica Palestina Hamas.

Nikki concibió una resolución para que la Asamblea General de la ONU volcara todo su peso en la condena a Hamas, lo que imaginó que sería un tiro de gracia al liderazgo que ejerce en la bloqueada Franja de Gaza.

Sin embargo, contra todo pronóstico, a pesar de presiones y chantajes sin tapujos, la Resolución no consiguió la mayoría requerida de dos tercios de los países asistentes al debate, y fue rechazada.

El tiro le salió por la culata, a pesar de insolentes presiones a países que reciben asistencia económica y militar norteamericana, o son dependientes de sus fuentes de financiamiento y mercados.

La Haley se empleó a fondo, obsesionada con la fantasía de retirarse exhibiendo la carta de triunfo de una masiva condena al grupo palestino en la Asamblea de 193 estados miembros.

La derrota sufrida el viernes último tuvo un impacto brutal en su rostro, que se contrajo por la rabia, y apresuró un vaso de agua con el rictus de la contrariedad en sus labios. Así la captaron los reporteros gráficos.

No solo fracasó. Hamas asestó un golazo de contragolpe de incalculable valor, una clara victoria política y moral en la arena diplomática internacional, en la que no había incursionado hasta ahora.

Su triunfo —pésele a quien le pese— legitima y consolida su liderazgo ante el pueblo palestino que resiste en Gaza y los demás territorios árabes ocupados.

Se supo que la embajadora en retirada envió cartas a todas las misiones de la ONU, diciendo que Estados Unidos «se toma muy en serio el resultado de la votación».

Con su intento, Estados Unidos reclamaba que Hamas dejara de lanzar cohetes hacia Israel (sin referir que responden a los mortíferos bombardeos aéreos israelíes contra poblados indefensos), así como que cese de recurrir a los «dispositivos incendiarios aéreos» (papalotes infantiles), que según Washington ponen a civiles en riesgo.

Haley llamó a la condena de Hamas «un paso esencial» hacia un acuerdo de paz.

En su desesperada gestión, la representante del presidente Donald Trump en la ONU cambió su proyecto de resolución inicial para obtener el respaldo de los 28 países de la Unión Europea, y agregó una línea de apoyo a un acuerdo de paz integral que «tenga en cuenta las resoluciones relevantes de las Naciones Unidas».

El texto, tramposo, no requería la solución de los dos estados (Israel y Palestina) ni exigía el desmantelamiento de las ilegales colonias judías en territorios árabes y el regreso a las fronteras previas a la guerra de 1967.

Según el diario israelí Haaretz, antes del voto crucial, el llamado enviado de paz de Estados Unidos a Medio Oriente, Jason Greenblatt, demandó el apoyo de aliados de Estados Unidos en el mundo árabe. Contactó a Marruecos, Omán, Bahrein, Jordania, Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Qatar.

Greenblatt alegó en carta enviada a los estados árabes que «no tienen razón» para oponerse al proyecto patrocinado por Estados Unidos si están en contra del terrorismo y por la estabilidad en la región.

La amenaza apenas disimulada no le cayó bien a Qatar, que convocó una votación procesal unos 20 minutos antes del voto de la resolución de Washington.

La votación para exigir una mayoría de dos tercios resultó en apretado 75-72, con 26 abstenciones, y varios países cambiaron sus votos a «sí» en el último minuto.

«Lo que la ONU elija hacer hoy —amenazó la iracunda Nikki— dirá mucho sobre la seriedad de cada país cuando se trata de condenar el antisemitismo», al calificar de terroristas las acciones defensivas de Hamas con medios bélicos rudimentarios e inferiores a los de Israel.

A pesar de su encendida arenga, la votación de la resolución para condenar a Hamas fue de 87 a favor, 58 en contra, 32 abstenciones y 14 ausentes. En suma, 106 estados le negaron su apoyo. Un saldo por debajo de los dos tercios arruinó la jornada de Nikki.

China, Rusia y todos los países árabes se opusieron a la iniciativa de la representante de Trump, otro resultado inesperado, y mucho menos tratándose de Hamas.

En una declaración oficial, Hamas agradeció a los estados miembros de la ONU «que defendieron la resistencia de nuestro pueblo y la justicia de su causa».

El fracaso de Nikki Haley culminó una semana de debates en Naciones Unidas sobre la situación en el Oriente Medio, en la que fueron aprobadas seis resoluciones de apoyo a los derechos inalienables del pueblo palestino.

La más importante, por sus repercusiones diplomáticas futuras, fue la resolución A/73/L.29 denominada «Jerusalén», promovida por Bahrein, Djibouti, Egipto, Irak, Jordania, Kuwait, Mauritania, Marruecos, Omán, Sudán, Túnez, Emiratos Árabes Unidos, Yemen y Palestina, la  cual resume varias declaraciones precedentes.

En particular la resolución 2334 del Consejo de Seguridad del 23 de diciembre de 2016, en la que acordó que no reconocería cualquier cambio de las líneas fronterizas del 4 de junio de 1967, incluso las de Jerusalén, que no fuera acordado por las partes interesadas a través de negociaciones.

En resumen, la Asamblea General de la ONU  rechazó por 148 votos contra 11 y 14 abstenciones la soberanía de Israel sobre la Ciudad Santa. Reiteró la ilegalidad de su anexión al estado sionista y la decisión de declararla su capital.

El fallo del órgano universal significa un repudio al desafío de Trump, al trasladar la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, lo menos que esperaba Nikki Haley como regalo de despedida, y más aún por partir en guerra —ella también— contra Hamas.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.