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El Zaandam no tiene todavía puerto seguro

El presidente de Holland América publica un alegato en nombre de las miles de personas varadas en el mar, apelando a que se les dé una respuesta acorde a «nuestra dignidad humana común»

Autor:

Juana Carrasco Martín

Lo que suceda con los que están a bordo del crucero Zaandam y el barco hermano, Rotterdam, pondrá a prueba nuestros valores humanos más profundos, escribe el presidente de Holland America Line, Orlando Ashford, en una opinión publicada el lunes 30 de marzo en  el diario floridano Sun Sentinel, donde apela a actuar de manera coherente con «nuestra dignidad humana común».

Hasta el lunes, 193 personas en el Zaandam tenían una enfermedad similar a la gripe, incluyendo ocho que han dado positivo para COVID-19. Pero el Zaandam y Rotterdam también tienen 2 297 pasajeros sanos y tripulación, afirma el ejecutivo naviero, quien asegura que Holland America Line está trabajando incansablemente para encontrar ayuda médica y una vuelta segura a casa para estas personas que se encuentran entre los más de 9 000 pasajeros que aún quedan en una docena de otros cruceros en todo el mundo.

El coronavirus nos atrapó a todos desprevenidos —escribió—, y cuando corre desenfrenado por barrios y naciones «¿cómo nos aseguramos de seguir actuando de manera coherente con nuestra dignidad humana común?», se pregunta, si «aturdidos por el miedo al contagio, millones de personas en todo el mundo se refugian en su lugar esperando la tormenta» en momentos «en el que tenemos miedo de salir, temerosos de los demás como posibles portadores de COVID-19».

Al Zaandam, que partió de Argentina el 7 de marzo pasado y le fueron cerrados puertos en Chile, Perú y Ecuador, solo se le tendió una mano en Panamá, donde estuvo varado con cuatro personas muertas a bordo y varias decenas enfermas. Las autoridades del país istmeño permitieron que el Rotterdam lo auxiliara con personal médico y abastecimientos y por fin este lunes con igual permiso por razones humanitarias, ambos navíos cruzaron el Canal rumbo a Fort Lauderdale, en el estado de la Florida, donde tienen su puerto madre.

Pero su odisea no ha concluido, y Ashford hace estas preguntas en nombre de los huéspedes y la tripulación de estos barcos:

— ¿Cómo lo recibirán los que necesitan tratamiento médico intensivo con personal médico, instalaciones y suministros limitados a bordo?

— Las naciones son reacias a compartir provisiones o tienen miedo de llevarnos suministros críticos. ¿Qué pasa cuando se nos acaben los suministros?

— ¿Pueden los huéspedes y la tripulación sin síntomas llegar a casa con vuelos limitados y fronteras cerradas?

Incluso se cuestionan, agrega la dramática petición: «Mi Presidente o Primer Ministro me dijo que retornara a casa. Soy un ciudadano. ¿Cómo puede mi gobierno rechazarme?».

En el Zaandam hay cientos de estadounidenses, británicos, holandeses y australianos y muchos de ellos son personas ancianas.

Lo común no ha sido la solidaridad, sino el virar las espaldas, desentenderse de un problema humano, obstruir las conciencias, olvidarse de la compasión hacia el prójimo.

«Estamos lidiando con un síndrome de "no es mi problema". La comunidad internacional, consistentemente generosa y servicial ante el sufrimiento humano, se apagó ante Zaandam dejándola a su suerte», se lamenta el ejecutivo de Holland America.

Los síntomas «similares a la gripe» solo aparecieron el 22 de marzo, y el 30 de marzo, además de las cuatro personas que fallecieron, 76 huéspedes y 117 tripulantes del  Zaandam tienen esos síntomas, incluidos ocho  que dieron positivo  a  la prueba del Covid-19, reconoce en su opinion publicada en el Sun Sentinel, a la vez que asegura que «Hemos visto una disminución notable y constante en los casos de las últimas 48 horas, lo que muestra que las acciones inmediatas que tomamos han ayudado a contener la propagación». 

Subraya también que hay 1 167 invitados sanos y 1 130 tripulantes sanos en estos dos barcos y arguye que cualquiera de esos viajeros «podrían haber sido cualquiera de nosotros o nuestras familias, atrapados por un escenario cambiante que nadie previó», por tanto considera que «Cerrarles la puerta en la cara a estas personas traiciona nuestros valores humanos más profundos».

Así las cosas, en la red social Twitter no son pocas las personas de la Florida que exponen mensajes tan faltos de humanidad, altruismo y compasión como este: «Sabías este riesgo. Holland America y los pasajeros lanzaron los dados. Ahora quieres que alguien te salve. ¿Quieres que nosotros los floridanos paguemos el precio? Nuestros números de infectados están subiendo !No podemos permitirnos el riesgo que presentas! No es mi culpa!».

Lo peor es que el lunes, el gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, dijo que los pasajeros no pueden ser "volcados" en su estado, agregando más incertidumbre al destino de los buques donde, apunto fríamente, la mayoría «son extranjeros». A bordo del Zaandam y el Rotterdam hay 304 estadounidenses, 228 británicos y 116 australianos.

Este martes se espera una reunión de comisionados del condado de Broward para discutir si se les debe permitir a los cruceros atracar en el Puerto de Fort Lauderdale, y desde la semana pasada algunos de esos comisionados se pronunciaron contra la presencia de las naves y los viajeros.

La Covid-19 pone a prueba a los terrícolas, a los humanos. Unos  derrochan solidaridad, hermandad, buenos sentimientos, altruismo, amor al prójimo, amor y entrega; sin embargo, también abundan los que descienden en la escala de valores y en ellos prevalece el egoísmo, la irracionalidad, los bajos instintos de supervivencia por encima de cualquiera, la satisfacción de los deseos y beneficios económicos personales…

No sé por qué, como visión de sociedad, los primeros vivimos en naciones donde construimos un mundo que busca el beneficio de todos, la preocupación por la salud de todos, por la vida de todos, aun en medio de adversidades, bloqueos económicos, y aislamientos políticos, incluso agresiones y acosos intensificados en medio de una catástrofe mundial, provenientes de los Estados que ejercen esas formas de terrorismo y ahí abundan más quienes se expresan desde el individualismo incivilizado y el salvase quien pueda…

Cuba abrió puerto y terminal aérea al crucero Breamar, de manera segura, responsable, cumpliendo todos los protocolos de la Organización Mundial de la Salud y del Ministerio de Salud Pública, y permitió que sus viajeros retornaran al Reino Unido, cuyas autoridades habían solicitado esa cooperación cubana. El Breamar, llevado por una pequeña parte de su tripulación, ya está muy cerca de las costas británicas en Southampton.

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