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Sede del Congreso de Argentina. Autor: Tomado de Internet Publicado: 20/12/2019 | 11:15 am
BUENOS AIRES, marzo 3.— La difícil reprogramación de la enorme deuda que dejó al país el ejecutivo de Mauricio Macri ha llegado a uno de sus puntos culminantes: el propio Congreso argentino, donde los legisladores deben conocer el acuerdo pactado por el Gobierno de Alberto Fernández y el Fondo Monetario Internacional, y darle carácter de ley.
A pesar de la resistencia de legisladores de la coalición gobernante, el Frente de Todos, y de la oposición, el ejecutivo confía en que el acuerdo será aprobado, comentó Página 12, que habló sin embargo de un escenario de incertidumbre debido a las suspicacias y temores que despierta en unos y otros, la letra pactada con el FMI.
Luego de varios proyectos rechazados por la institución, el Ministerio de Economía llegó finalmente a un acuerdo bajo la presión de que los desembolsos tendrán continuidad en marzo, y no hay dinero en la reserva para pagar, por lo cual la nación corre el riesgo de caer en default.
Aunque el Gobierno ha sido consecuente con su promesa de no pagar a costa de la ciudadanía ni afectar el gasto social, el convenio pactado pone metas de déficit fiscal a Argentina e implicará, en el futuro, seguir pagando, aunque de manera más holgada.
Para que Buenos Aires no caiga en la cesación de pagos (default), el FMI le entregará el mismo dinero que adeuda de modo que abone los pagos inmediatos; pero no condona ni quita, solo pospone con metas menos exigentes.
Según el diario argentino, la apuesta del presidente Fernández es que el acuerdo se discuta en el pleno de la Cámara, a más tardar, el 10 de marzo, para después pasar al Senado.
Sin embargo, el ingreso del proyecto se postergó este jueves por desacuerdos de último momento con el FMI, reveló el rotativo.
A fines de enero, Fernández anunció el esperado acuerdo con respecto a la deuda de 44 000 millones de dólares que el organismo le prestó al expresidente Mauricio Macri en 2018 sin mayores condicionamientos, y que, en realidad, se convirtieron en una bomba de tiempo, comentó la publicación.
El préstamo, considerado histórico por su magnitud inédita, ha sido objeto de debate porque formó parte de una estrategia para apoyar a Macri en una reelección que finalmente perdió y porque los recursos, en lugar de ayudar a la maltrecha economía del país, lo sumieron en una nueva crisis crediticia ya que Argentina no tiene fondos suficientes para pagar los vencimientos.
De hecho, el propio FMI reconoció en un informe que el préstamo no cumplió sus objetivos.
Luego de meses de tensas negociaciones, Fernández explicó que, a diferencia de Macri, quien tomó la multimillonaria deuda sin consultar al Congreso, esta restructuración se discutiría en el poder legislativo, como se está haciendo.
El anuncio, sin embargo, provocó fisuras en la coalición gobernante, dividida en torno al acuerdo en dos sectores: los que consideran que el convenio significa en definitiva un ajuste, encabezados por la vicepresidenta Cristina Fernández, y los que se alinean con el Jefe de Estado, quien ha dicho que no hay otro camino.
Dichas contradicciones provocaron la renuncia de Máximo Kirchner como jefe de la bancada del Frente de Todos en la Cámara de Diputados, recordó Página 12.
Por su parte, Alberto Fernández ha apuntado que los recursos pedidos por Macri no fortalecieron las reservas del Banco Central, porque se utilizaron para financiar la fuga de capitales.
«No quedó nada del dinero recibido en Argentina, ni un puente ni una carretera. Solo nos quedó una deuda externa impagable», afirmó.
