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El desfile de los principales ganadores (+ Foto)

Este 9 de mayo tuvo lugar en la Plaza Roja del Kremlin, como en toda Rusia, la celebración por los 80 años de la Gran Victoria sobre el fascismo durante la Gran Guerra Patria. Junto al Presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, estuvieron presentes en el acto de Moscú una treintena de mandatarios; entre ellos, el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez

 

Autor:

Alina Perera Robbio

MOSCÚ, Federación de Rusia.-Como es tradición, desde que se hizo el primer desfile el 24 de junio de 1945, la media mañana, rondando las diez, marcó el comienzo de la celebración por los 80 años del Día de la Victoria en la Plaza Roja del Kremlin.

Mucho antes habían comenzado a llegar al lugar del Acto los amigos que, desde distintas latitudes, habían confluido para estar junto a la Federación de Rusia en estas horas de alegría y firmeza. Los dignatarios sumaron una treintena; y en nombre de Cuba, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, arribó al lugar al filo de las nueve de la mañana.

Desde la presidencia, podía ser divisado un Vladimir Putin sonriente. Y es lógico que así haya sido, porque este nueve de Mayo era día de victoria; porque fueron los soviéticos, aunque muchos pretendan negarlo y contar otras leyendas, quienes frenaron a un altísimo costo la maquinaria asesina del nazismo -que parecía indetenible-.

Al lado del Presidente de la Federación de Rusia se encontraba su homólogo Xi Jinping, Presidente de la República Popular China. La imagen era más que elocuente: los amigos deben estar unidos en este mundo marcado por la incertidumbre; y en especial, los que lideran naciones fuertes y deben llevar sobre sus hombros la responsabilidad de hacer contrapeso, de cambiar el actual e injusto orden impuesto en el mundo por un imperio cada vez más agresivo.

17 mil 500 militares desfilaron en la ceremonia de celebración que, desde 1995, se realiza cada año. Pórtico imprescindible fueron las palabras de Vladimir Putin, quien comenzó saludando a todos desde su discurso: a los ciudadanos de Rusia, a los «queridos veteranos», a los invitados, a los camaradas soldados y marineros, a los sargentos y suboficiales, a los guardiamarinas y suboficiales, a los «camaradas oficiales, generales y almirantes».

A todos, el Presidente los felicitó por el aniversario 80 de la Victoria en la Gran Guerra Patria. Y seguidamente afirmó: «Hoy, todos estamos unidos por sentimientos de alegría y tristeza, orgullo y gratitud, y admiración por la generación que aplastó al nazismo y que, a costa de millones de vidas, conquistó la libertad y la paz para toda la humanidad».

El mandatario destacó que ellos conservan fielmente la memoria de los acontecimientos históricos y triunfales: «Como herederos de los vencedores -enfatizó- celebramos la fiesta del 9 de mayo como nuestra, como la fiesta más importante para el país, para la nación entera, para cada familia, para cada uno de nosotros».

«Nuestros padres, abuelos y bisabuelos salvaron la Patria. Y nos legaron defender nuestra Patria, estar unidos, defender firmemente nuestros intereses nacionales, nuestra historia milenaria, nuestra cultura, nuestros valores tradicionales; todo lo que nos es querido, todo lo que es sagrado para nosotros».

Vladimir Putin resaltó: «Recordamos las lecciones de la Segunda Guerra Mundial y nunca estaremos de acuerdo con la distorsión de sus acontecimientos, con los intentos de justificar a los verdugos y de calumniar a los verdaderos vencedores».

«Nuestro deber es defender el honor de los soldados y comandantes del Ejército Rojo, la gran hazaña de los representantes de diferentes nacionalidades, que permanecerán para siempre en la historia mundial como soldados rusos».

En un mensaje bien claro al mundo, el Presidente aseveró que Rusia ha sido y será una barrera indestructible contra el nazismo, la rusofobia y el antisemitismo, y que luchará contra las atrocidades cometidas por los defensores de estas ideas agresivas y destructivas.

Foto: Sergey Bobylev /Sputnik

El sacrificio de una gran nación

El Presidente de la Federación de Rusia recordó a todos los presentes que la Unión Soviética soportó el peso de los ataques más brutales y despiadados del enemigo. E hizo hincapié en que millones de personas que solo conocían el trabajo pacífico tomaron las armas y resistieron hasta la muerte en todas las alturas, cabezas de puente y fronteras, determinaron el resultado «de toda la Segunda Guerra Mundial con victorias incondicionales en las batallas más grandes cerca de Moscú y Stalingrado, en el saliente de Kursk y el Dniéper».

Putin destacó el coraje de los defensores de Bielorrusia, que fueron los primeros en enfrentarse al enemigo; la firmeza de los participantes en la defensa de la Fortaleza de Brest y Mogilev, Odessa y Sebastopol, Murmansk, Tula, Smolensk; el heroísmo de los habitantes de Leningrado sitiado, la valentía de todos los que lucharon en el frente, en los destacamentos partisanos y en la clandestinidad, el valor de los que evacuaron las fábricas del país bajo el fuego enemigo, que trabajaron en la retaguardia sin escatimar esfuerzos, hasta el límite de sus fuerzas.

Igualmente valoró que los planes de los nazis de apoderarse de la Unión Soviética fueron destrozados por la unidad verdaderamente férrea del país. Dijo que el heroísmo del pueblo fue masivo, y que todas las repúblicas soportaron la pesada carga común de la guerra.

«La contribución de los habitantes de Asia Central y Transcaucasia fue enorme», dijo el estadista. Y añadió: «Desde aquí, los trenes con todo lo que necesitaba el frente continuaron moviéndose sin interrupción. Aquí se ubicaron hospitales, y cientos de miles de evacuados encontraron su segundo hogar. Compartieron con ellos refugio, pan y calor».

«Honramos a cada veterano de la Gran Guerra Patria, inclinamos nuestras cabezas ante la memoria de todos los que dieron su vida por la Victoria». El Presidente de la Federación de Rusia habló por «la memoria de hijos, hijas, padres, madres, abuelos, bisabuelos, esposos, esposas, hermanos, hermanas, familiares, amigos». Y subrayó: «Inclinamos nuestras cabezas ante nuestros compañeros de armas», los que tuvieron una muerte heroica en una batalla justa por Rusia.
Fue declarado un minuto de silencio. Y ese fue el momento de hacer un especial tributo mientras sonaban los segundos del carrillón del Kremlin, el reloj más importante del país, ese símbolo legendario del gigante euroasiático, sobre el cual existe la leyenda de que nunca se ha detenido. 

Más expresiones de homenaje

«¡Queridos amigos!: Casi el 80 por ciento de la población del planeta fue arrastrada a la órbita ardiente de la Segunda Guerra Mundial», dijo el mandatario en su alocución. Y resaltó: «La derrota completa de la Alemania nazi, del Japón militarista y de sus satélites en diferentes regiones del mundo se logró mediante los esfuerzos conjuntos de los países de las Naciones Unidas».

«Siempre recordaremos que la apertura de un segundo frente en Europa, después de las batallas decisivas en el territorio de la Unión Soviética, acercó la Victoria. Valoramos altamente la contribución a nuestra lucha común de los soldados de los ejércitos aliados, los participantes de la Resistencia y el valiente pueblo de China. Todos los que lucharon por un futuro de paz».

«¡Queridos amigos!»

«Seguiremos admirando a los veteranos, su amor sincero por su patria, su determinación de defender su hogar, los valores del humanismo y la justicia. Demos a estas tradiciones, a este gran patrimonio lo más importante de nuestro corazón, y transmitámoslo a las futuras generaciones».

«Siempre confiaremos en nuestra unidad en los asuntos militares y pacíficos, en el logro de objetivos estratégicos, en la solución de problemas en nombre de Rusia, su grandeza y prosperidad».

Los símbolos y gestos de una celebración

Una cinta anaranjada y con tres rayas negras lucía en la solapa de muchos participantes en la ceremonia del Desfile. Se trataba de una alegoría a la Orden de San Jorge -distinción honorífica rusa, una de las más antiguas que distingue exclusivamente méritos militares, cuya simbología fue retomada tras la desaparición de la URSS, y que en el contexto de esta celebración del viernes connotaba el espíritu de una victoria que todos los hombres y mujeres de bien acogen como suyo.

Foto: Tomada de PL

Putin lucía una de esas cintas naranjas en su solapa. Al concluir su discurso, comenzó un marcial y colorido desfile. Las primeras fuerzas fueron los combatientes de la Operación Militar Especial, en cuyo grupo había 24 Héroes de Rusia. Después tocó el turno a las academias militares; y siguieron las distintas agrupaciones de las fuerzas terrestres, navales y aéreas. A cargo de la técnica blindada de combate estuvo el cierre. Y entonces los jefes de Estado presentes acompañaron a Putin hasta el Jardín de Alejandro, para colorar allí una ofrenda floral en la Tumba del Soldado Desconocido.  

Se sabe que allí hay enterrado un combatiente anónimo, y que por eso es el símbolo de todos los que ofrendaron sus vidas sin dejar nombres, sin dejar rostros, estoicamente, en pos de sus semejantes.

Este viernes hubo un inolvidable Desfile. Y más allá de los colores y de la marcialidad, el planeta recibió el mensaje de que un pueblo gigante, el soviético, fue capaz de detener la maquinaria nazista de la muerte. El desfile hizo pensar en la gratitud, y en la necesaria memoria histórica sin la cual no podría saberse de qué lado están los principales héroes.

Fotos: Tomadas del Facebook de Alejandro Azcuy

 

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