Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Obrar bien en su nombre

Autor:

Jorge Daniel Estrada Ramos

El 10 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes abrazó en su pecho la idea primigenia de la independencia y soberanía de Cuba. En un acto casi desesperado y prematuro catalizó la fundación de un pueblo rebelde, fragua de la nacionalidad cubana.

Luego Martí, continuador de esas ideas, desplegó una encomiable labor de organización política a favor de aunar todos los esfuerzos y la buena voluntad por la Patria, labor que se vio interrumpida por su temprana muerte, fuerte golpe para la lucha insurreccional.

Sin embargo, aquel fatídico hecho no marcó el fin de una etapa porque otras generaciones de cubanas y cubanos siguieron fielmente su ideario independendista y llevaron a salvo la Guerra Necesaria hasta casi el albor del nuevo siglo.

Desde entonces ha sido imprescindible muchas veces volver a Martí, retomar su legado, hacer vibrar sus principios e ideas, esos que un grupo liderado por el joven abogado Fidel Castro mantuvieron vivos en 1953, a cien años del natalicio del Apóstol, en el contexto de una Cuba neocolonial que sufría bajo el yugo del imperialismo.

Aquella generación de martianos se inmoló y sufrió prisión, como su guía y, como él, supo aprovechar ese tiempo de fecunda inmovilidad para sentar las bases de un país nuevo, plasmarlas en el programa del Moncada y organizar la nueva contienda hasta ver cumplidos los sueños del Maestro de comenzar una Patria nueva.

Por esos sueños se derramó mucha sangre y sudor, y ofrendaron sus vidas miles de valiosos hijos de esta tierra, e incluso de naciones solidarias. Un sacrificio que no podía ser en vano, y por eso el 1ro. de enero de 1959 brillaba bien alta en sus pupilas la imagen del más universal de todos los cubanos.

A poco más de 60 años de su muerte en combate, Cuba llegó a ser libre, y aquella libertad olía a las más dulces esencias martianas. Pero era apenas el comienzo de un nuevo camino. Uno que no ha sido fácil. Un camino de
resistencia, cargado de pruebas y obstáculos, en un mundo cada vez más convulso, como avizoró Martí, otra razón para volver a sus escritos y entenderlos.

Cumplir su pedido de hacer algo nuevo cada día en su nombre, asumir en nuestro actuar diario sus doctrinas, mantener vivo su legado y trabajar incansablemente en la defensa de nuestras conquistas y la construcción de una Patria más justa y equitativa (con todos y para el bien de todos),  es el camino por el que debe transitar la generación que celebra el aniversario 170 del natalicio de quien, como ha quedado demostrado, ha sido y será el guía espiritual de esta nación.

 

Jorge Daniel Estrada Ramos, Presidente del Movimiento Juvenil Martiano en Villa Clara

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