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Los dragones regresan

Bebés de una especie de salamandra cavernícola de Eslovenia han despertado la curiosidad de miles de turistas y científicos de decenas de países

Autor:

Patricia Cáceres

La Cueva de Postojna en Eslovenia ha estado abarrotada de turistas y científicos por estos días. El motivo son cerca de 60 minúsculos huevos de «dragón» que, junto a su madre, aguardan hasta estar listos para eclosionar en uno de los acuarios de esta inmensa gruta natural.

Se trata de una extraña especie denominada olm o proteo (Proteusanguinus), un tipo de salamandra adaptada a la vida troglodita o cavernícola.

Los ejemplares adultos alcanzan los 30 centímetros de largo y respiran con agallas externas situadas en la parte final de la cabeza. Se alimentan de pequeños crustáceos, moluscos e insectos y en condiciones favorables pueden vivir entre 50, 70 e incluso cien años. Al parecer solo se reproducen una o dos veces por década.

Este anfibio es un verdadero ícono de Eslovenia, e incluso se llegó a estampar su imagen en las monedas antes de la llegada del euro.

Numerosas creencias o leyendas giran en torno a este animal. Cientos de años atrás, cuando las inundaciones los sacaban de su hábitat natural, los eslovenos creían que se trataban de dragones bebés. Otros le atribuyen el nombre de «pez humano» por el color sonrosado de su piel.

Cuestión de tiempo

La madre en cuestión pese a ser ciega (como todos los ejemplares de esta especie) se mantiene junto a los pequeños y blanquecinos huevecillos con un cuidado sorprendente. Todavía es un misterio cuántos de ellos nacerán y cuánto tiempo demorará el proceso.

«Ahora parece que hay tres candidatos», declaró a la BBC el biólogo Saso Weldt, quien trabaja actualmente en la cueva.

Según comenta, él y sus colegas han tomado fotografías de larga exposición en la oscura caverna, con el fin de recolectar evidencia del desarrollo de los diminutos embriones.

«Comenzó a depositar los huevos el 30 de enero. Todavía está soltando uno o dos huevos por día y estos necesitan alrededor de 120 días para salir del cascarón», explicó. No obstante, el rango de tiempo aún es incierto.

Al parecer los 120 días se basan en los registros de una colonia de olms establecida en un laboratorio de los Pirineos franceses en los años de 1950. Allí el agua es un poco más cálida, con 11 grados Celsius.

«Nuestra caverna es un poco más fría, nueve grados Celsius, así que puede prolongarse», argumentó.

Develando el misterio

La curiosidad ha superado fronteras e incluso ha atraído a investigadores de media docena de países. Se trata sin dudas de una oportunidad única de observar al enigmático olm reproducirse en su estado natural, en las mismas cuevas en las que han vivido por millones de años.

«Es muy significativo, porque no hay mucha información sobre la reproducción de este grupo de animales», comentó Dusan Jelic, miembro de la Sociedad Zoológica de Londres, quien ha estudiado los olms salvajes buceando en el sistema de cuevas subterráneas de Croacia.

Si bien pueden vivir más de un siglo, su etapa reproductiva óptima está entre los 20 y 30 años. Si la cría de olm nace y se desarrolla saludable va a ser algo increíble, subrayó Jelic.

«En su hábitat natural nunca encontramos huevos o larvas. Probablemente se escondieron dentro de ubicaciones muy específicas en las cuevas mismas», añadió.

«Esto es buenísimo, es casi extraordinario», afirmó por su parte Primoz Gnezda, otro biólogo que trabaja en la Cueva de Postojna. «Igual estamos un poco asustados de que algo vaya mal, porque los huevos son muy sensibles».

Como el único vertebrado que vive en cavernas bajo tierra, el olm está muy adaptado al reino bajo tierra: cuevas cársicas, creadas a partir del agua abriéndose camino a través de rocas solubles.

Como consecuencia estos animales, y especialmente sus huevos, son muy vulnerables a los cambios en la calidad y temperatura del agua.

Cuidados especiales para mamá

En 2013 otra hembra de olm en cautiverio puso huevos, pero ninguno de ellos nació. Muchos fueron devorados por el resto de los ejemplares del tanque.

Según informa el diario La Vanguardia, esta vez se tomaron precauciones. Todos los olms, excepto la madre, fueron cambiados a otro lugar y el acuario ha sido sellado para proteger los huevos de la luz. También se le está administrando oxígeno extra.

Casi no se mueven, pero ocasionalmente la hembra se cambia de posición para revisar los huevos, para depositar otro o para defenderse de los anfípodos, crustáceos pequeños que detecta a través de órganos electrosensibles en su hocico. Los turistas pueden observar lo que está ocurriendo mediante una pantalla conectada a cámaras infrarrojas.

La mamá «dragón» se vale de su poderoso sentido del olfato para monitorear los huevos. «Tienen olor, así que la madre puede reconocer cuáles están vivos y cuáles muertos», comentó el biólogo Saso Weldt.

Como la comida es tan escasa en el sistema de cuevas —precisó— ella se come aquellos que no fueron fertilizados.

En las últimas semanas, la mamá dragón de Postojna carga con el peso de la atención de todo un país (y por qué no del mundo) sobre sus frágiles hombros.

«El interés mostrado estos días por el proteo y sus huevos es extraordinario, incluso sorprendente. Personas de todas partes de Eslovenia y del extranjero nos preguntan por la situación en el acuario y los visitantes se acercan para saber si ya han nacido los pequeños “dragones”», explican los responsables de esta instalación en su página web.

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