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Ni hombre, ni mujer, y a la vez lo contrario

Transgénero es un término global para referirse a personas cuya identidad sexual (mujer u hombre) asignada a partir de la apariencia de los genitales al nacer (el llamado sexo biológico: hembra o macho), no se corresponde con lo que perciben de sí mismas a lo largo de la vida

 

Autor:

Mileyda Menéndez

La apariencia física es efímera, la esencia de cada persona es eterna

(Eslogan LGTBIQ)

El 31 de marzo es el Día Internacional de la Visibilidad Transgénero, una jornada dedicada a fomentar la sensibilidad social respecto a las personas que no se identifican con el género asignado al nacer.

El propósito de destacar la fecha es reconocer la existencia de esa realidad, vivida por al menos el cinco por ciento de la población mundial, y detener las prácticas discriminatorias impuestas por las comunidades, la ciencia, la cultura, el deporte y los medios de comunicación.

La iniciativa fue de la fundación Transgender Michigan, creada por la activista norteamericana Rachel Crandal, y se celebra desde 2009 con festivales, talleres de conciencia y acciones educativas en espacios públicos y sectores involucrados con los actos de atropello físico y sicológico que sufren esas personas solo por ser diferentes, como los sistemas de educación, justicia, salud y el mundo laboral.

Transgénero es un término global para referirse a personas cuya identidad sexual (mujer u hombre) asignada a partir de la apariencia de los genitales al nacer (el llamado sexo biológico: hembra o macho), no se corresponde con lo que perciben de sí mismas a lo largo de la vida.

O sea, los roles, imagen, conducta e intereses que expresan de forma sistemática y consistente no suelen ser los que la familia o la sociedad espera, y esa diferencia lleva a cuestionamientos prejuiciosos de sus derechos, capacidades y valores, y por tanto sufrimiento e incomunicación y baja calidad de vida.

Pero la historia demuestra que no siempre ni en todas las naciones fue así. Hay trazas en todos los continentes de trato respetuoso y hasta de reverencia en algunos casos a estas personas peculiares, que no encajan en los moldes típicos, según el modelo occidental generalizado e impuesto mediante la violencia civilizatoria.

Tampoco puede hablarse de un único tipo de trans. Sus manifestaciones son muy diversas porque involucran muchas dimensiones de la vida: cultural, sicológica, amorosa, incluso la superación profesional y los empleos. Es un asunto complejo que evoluciona a medida que también lo hacen los otros arquetipos, pues tampoco los caballeros y damas convencionales han sido inamovibles en cuanto a vestimenta, participación social y autorreconocimiento en el último siglo.

En el afán de quedar bien con la sociedad y conquistar un espacio de paz, muchas personas trans han experimentado varios caminos: reprimirse el mayor tiempo posible para pasar inadvertidas; mudar de entorno, nombre y oficio para empezar de cero con la nueva identidad asumida; adecuar el género al sexo físico mediante terapia sicológica, o viceversa, empleando cirugías, hormonas y cosmética.

En el nuevo milenio, a medida que los derechos humanos toman mayor sentido como una conquista también al alcance de las minorías, muchas personas transexuales, transgéneros y no binarias (que no se identifican con ninguno de los modelos tradicionales) han tomado la rienda de sus vidas sin ajustarse a rígidos patrones sociales, y habitan sus cuerpos sin intentar modificarlos, en función de su propio placer.    

Algunos países reconocen a estas personas explícitamente en sus constituciones y sistemas de leyes, o están en camino de hacerlo. Otras disponen al menos de servicios de salud especializados, o acompañamiento jurídico para estos casos y sus familias.

Sin embargo, hay naciones donde se les condena por el simple hecho de mostrar su inconformidad o intentar vestir de modo más cercano a sus necesidades. Las sanciones morales y legales pueden incluir en algunos casos hasta la pena de muerte.

Esta vulnerabilidad social significa también mayor riesgo para su bienestar general y su salud sexual y reproductiva. Epidemiológicamente, este grupo poblacional muestra mayores tasas de ITS, VIH, e incluso tuberculosis, desnutrición y riesgo de muerte violenta, sobre todo en países de bajo nivel de desarrollo socioeconómico.

Jornadas como la del 31 de marzo buscan visibilizar esta situación según las características de cada país y región, para ayudar, además, a las familias a identificar desde temprana edad la posibilidad de una identidad diferente en sus menores y acompañar ese proceso de manera responsable, sin violencia, sin precipitación por parte de los equipos médicos, sin juicios humillantes ni discriminación.

La experiencia cubana y de otras naciones demuestra que una persona transexual criada en un ambiente amoroso y protector logra cumplir sus metas personales y sociales, establece relaciones amorosas de mejor calidad, en equidad y respeto mutuo, y puede crear su propia familia. Con descendientes biológicos o adoptados sin mayor inconveniente que cualquier familia tradicional.

En Cuba existe un grupo multidisciplinario para atender la transexualidad y apoyar a esas personas y familias en un amplio abanico de necesidades. Para contactar con sus especialistas pueden acercarse al Centro Nacional de Educación Sexual, Cenesex, en calle 10 esquina a 21, en el Vedado capitalino (municipio de Plaza de la Revolución) o llamar para solicitar consulta al número 78382529. También pueden acercarse a la red Transcuba, adscrita al Cenesex, o a la Unidad de Promoción de Salud, Prosalud, en calle 27 entre A y B, también en el Vedado.

 

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