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Revelan nueva forma en que mujeres iraquíes promueven la unidad

El  uso de un encantador brazalete o collar, de oro o de plata, con el mapa de la nación árabe es una manera de protestar contra la posible desintegración del país

Autor:

Juana Carrasco Martín

Con mayor fuerza y a diario, los análisis sobre cuanto acontece en Iraq hablan de que la situación evoluciona hacia una guerra civil, la que va dejando una estela de muertos cada vez mayor. Este viernes se conoció que durante agosto, la cifra de los cadáveres en la morgue de Bagdad se triplicó respecto a julio, de 550 a 1 536…

Pero, al mismo tiempo, también sigue en diario aumento el número de soldados que regresan en ataúd a Estados Unidos: 2 663 hasta el 7 de septiembre son sus bajas mortales; y es consecuencia de una guerra de resistencia, en la que el «enemigo» se le multiplica a los ocupantes y hasta se le hace difuso, por lo variado de su procedencia y las diferentes respuestas que recibe la agresión.

Hay también protestas allá y acullá, en zonas chiitas o en áreas sunnitas, haciendo evidente la existencia de un interés común: desalojar a los militares venidos del exterior.

Sin embargo, subsiste el temor en el pueblo iraquí de que los conflictos sectarios puedan dividir a su país; algunos hasta deben pensar en un ardid de Washington para tensar los problemas étnicos-confesionales a fin de que el triunfo que los halcones de la administración Bush no pueden lograr por las armas y su nefasta política de imposición, lo obtengan por aquella divisa terrible de «divide y vencerás».

Entonces, hay una forma nueva de protestar contra una posible desintegración de Iraq, que el sitio turco zaman.com y la Anadolu News Agency han revelado: como símbolos de la esperanza de un retorno a la unidad en todo el país, las mujeres iraquíes están usando un encantador brazalete o collar, de oro o de plata, con el mapa de su nación.

Refa Alí, un joyero de Bagdad, asegura que cada semana vende más de tres mil y no da abasto. Mientras la situación empeora, la demanda es mayor.

Al-Asali, una chiita de 26 años, llevaba el dije colgado a su cuello cuando le dijo al periodista de la agencia turca: «Me recuerda el lugar que ya no existe. Tocarlo me da el sentido de que tengo a Iraq como un solo país; un país donde las personas no clasifican por su adherencia a cierta secta religiosa, y donde las bombas no ocurren».

Estos collares, a no dudarlo, son la muestra de que se apoya un Iraq unido, pacífico y soberano…

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