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De abusos y absurdos: el secuestro de la niñez palestina

Desde el año 2000, más de 8 000 menores han sido arrestados, detenidos y procesados en los tribunales militares israelíes

Autor:

Jorge L. Rodríguez González

Como cualquier niño de su edad, resulta absurdo creer que Mohammad al-Majid represente un peligro para la seguridad de Israel: tiene solo cuatro años. Pero es palestino, y eso basta para los ocupantes.

Las fuerzas sionistas irrumpieron durante la madrugada del pasado jueves en el hogar de su familia en Jerusalén con una orden que autorizaba el arresto de Mohammad al-Majid. El padre de familia, Zine al-Majid, sin mostrar resistencia, objetó que su hijo, quien en ese momento dormía, era un niño de cuatro años.

El militar se resistió a creer lo que contaba un padre desesperado, y exigió que todos en casa se despertaran para verificar la historia.

Ante la dureza de los gendarmes y convencido de que se llevarían a su bebé, como ha sucedido con otros niños, a este hombre no le quedó más que pedirle al oficial que se llevara «la leche y los pañales» pues el pequeño «aún los necesita».

Por suerte, este allanamiento no tuvo el mismo desenlace triste que otros. Los soldados israelíes desistieron del absurdo.

Sin embargo, escenas como esta son cotidianas en los territorios palestinos ocupados desde 1967, y casi nunca los gendarmes, armados hasta los dientes, se echan atrás. Desde el año 2000, más de 8 000 menores han sido arrestados, detenidos y procesados en los tribunales militares israelíes.

Según Wadi Hilweh Information Center, las fuerzas de seguridad israelíes arrestaron hace unos días a Ahmed Dahbour, de nueve años; a Muhammad Hazeena, de 16; a Fadi Ghafari, de 11, y al hermano de este, Mohammed, de seis.

Se calcula que un promedio de 500 a 700 niños entre las edades de 12 a 17 son detenidos, interrogados y encarcelados cada año por el ejército israelí.

Según datos de la ONU, en la última década, su número se acerca a 7 000. Incluso, para ser liberados, las autoridades les piden que firmen una confesión escrita en lengua hebrea, que los infantes desconocen.

Un informe de Defensa Internacional de los Niños-Palestina, dado a conocer en julio pasado, detalla la práctica generalizada y sistemática de malos tratos hacia ellos en el sistema de detención militar israelí.

El informe, de cuatro expertos de Derechos Humanos independientes de la ONU, se basa en 108 declaraciones recogidas durante 2012 a menores detenidos en Cisjordania. Entre las violaciones infligidas en el sistema carcelario se encuentran: el uso de esposas de cintas plásticas en el 97 por ciento de los casos, de vendas en los ojos en el 95 por ciento, la ausencia de abogados durante el interrogatorio en el 99 por ciento, la violencia física durante la detención, traslado o el interrogatorio en el 74 por ciento; el abuso verbal, la humillación y la intimidación en el 68 por ciento, el acoso en el 89 por ciento, y la incomunicación en el 19 por ciento.

Todo esto ocurre sin que siquiera se haya levantado una acusación contra los agresores, a pesar de que Palestina ha denunciado a las autoridades israelíes por maltrato y tortura.

Muchas familias palestinas tampoco se atreven a presentar denuncias por temor a represalias. Además, si pasaran por encima de sus miedos, poco o nada ganarían porque el sistema es injusto y racista.

El «crimen» que más se les achaca a los niños y adolescentes palestinos es el lanzamiento de piedras, por lo que pueden llegar a pagar con 20 años en una mazmorra sionista.

Una vez encerrados, comienza otro calvario de abusos y vejámenes.

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