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Cuando Norte y Sur estrechan manos

El primer diálogo entre las dos Coreas tras dos años especialmente tensos, tuvo como motivación principal el deporte

 

Autor:

Marylín Luis Grillo

Ni presiones ni simulacros de guerra. El primer diálogo intercoreano tras dos años especialmente tensos y belicistas tuvo como motivación principal al deporte. Por ello, ya los medios del mundo —promovidos por el marketing del Sur— hablan de las próximas competiciones de Invierno en Pyeongchang como las «Olimpiadas de la Paz», pues la participación allí de una pareja norcoreana de patinaje artístico simboliza (todavía de un modo muy metafórico) el inicio de un tibio acercamiento.

Las conversaciones del martes 9 de enero entre representantes de ambos países en la irónica Zona de Desmilitarización, uno de los espacios más militarizados del planeta y límite entre las dos Coreas, dio resultados concretos: «colaborar activamente» en los Juegos de Pyeongchang para «realzar el prestigio del pueblo coreano», reza el comunicado conjunto leído por el jefe de la delegación de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), Ri Son Gwon.

En tanto, su contraparte de la República de Corea, Cho Myoung-gyon, valoraba en la misma rueda de prensa posterior a la reunión que «dimos un primer paso importante hacia el desarrollo de las relaciones Sur-Norte».

Precisamente, un primer paso que ha alegrado a casi toda la comunidad internacional, pero que necesita de un largo camino a continuación para que se pueda hablar de vínculos pacíficos en la península.

Por lo pronto, del 9 al 25 de febrero, se moverán hacia la ciudad sureña una delegación formada por unas 500 personas entre funcionarios, atletas, animadores y periodistas de la RPDC, a los que se les proveerá de todos los servicios necesarios, según declararon las partes.

Los dos territorios reactivaron también un canal de comunicación y reabrieron una línea militar directa  interrumpida en 2016, reseñó PL. Además, acordaron analizar en futuros encuentros otros temas de interés bilateral, como la reunificación de las familias separadas por la guerra en la década de 1950 y la álgida cuestión militar.

A una semana del primer cónclave, dijo Xinhua, este lunes delegados de las dos Coreas volvieron a verse para debatir sobre una posible actuación de artistas de la RPDC durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Invierno. Por lo que se prevé que no pararán las reuniones.

Sin embargo, y como para no molestar a «amigos» celosos por quedar excluidos, Seúl se apresuró en precisar que mantendrán una política de doble vía: presión y diálogo. Una línea de acción que concretó Moon Jae-in, al afirmar que durante el periodo de negociaciones, se mantendrán las sanciones internacionales a Pyongyang por su programa nuclear y de misiles balísticos, citó el portal RFI.

Un día después de las conversaciones intercoreanas en la Casa de la Paz de la Zona de Desmilitarización, Moon habló por teléfono con su homólogo estadounidense, Donald Trump, y acordaron «fortalecer la cooperación entre los dos aliados», dijo la Casa Azul, residencia del líder asiático.

Moon y Trump vieron una posibilidad de que la plática del pasado martes pueda conducir a un diálogo entre EE. UU. y la RPDC sobre la desnuclearización de la península de Corea más allá de la participación en los Juegos Olímpicos de Invierno.

Pero ese futuro diálogo se vislumbra como una técnica —más diplomática tal vez, en dependencia del tono que se emplease— para que Washington imponga su voluntad y Corea del Norte abandone el mayor garante de no invasión: su potencia nuclear.

En tal contexto, no asombra que, mientras se desarrollaban las conversaciones, la Fuerza Aérea de EE. UU. desplegó tres bombarderos B-2 Spirit con capacidad nuclear y unos 200 aviadores en su base militar en Guam, lo que aviva la especulación sobre si la Administración Trump estaba debatiendo por estas fechas llevar a cabo un ataque furtivo «limitado» contra la RPDC, cuestión mencionada en varios informes, dijo Antiwar.

El jueves, fue el mandatario chino Xi Jinping quien conversó telefónicamente con su par sudcoreano para darle la bienvenida a los acuerdos sobre Pyeongchang.

Xi recordó que Beijing siempre estuvo a favor de acciones como esas y que en lo adelante desea trabajar junto a Seúl para avanzar hacia la concreción de la paz y estabilidad regional. Cualquier paso dado en beneficio de los vínculos bilaterales debe conllevar a la desnuclearización «en paralelo» de la península por la vía pacífica y la negociación, enfatizó.

Parece un largo trecho desde que el 1ro. de enero el presidente norcoreano, Kim Jong-un, expresase su voluntad de enviar una delegación a los Juegos. Ahora, Pyeongchang se erige como el sitio a estar este febrero, aun más cuando EE. UU. y Corea del Sur dicen que postergaron sus ejercicios militares hasta luego de que concluyan las Olimpiadas, las cuales —tras esa noticia y la seguridad de atletas norcoreanos compitiendo deportivamente— se reafirman más que nunca como las de la Paz.

En cuanto a diálogos futuros, pueden desencadenarse acciones concretas, si bien existen todavía muchas condiciones mediantes para ello, de uno y otro lado del paralelo 38. El camino hacia una verdadera reconciliación pacífica es largo, pero no imposible y ese es, probablemente, el mensaje más importante de estos días.

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