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Stephen Hawking, del todo a lo eterno

Hay hombres que se convierten en leyenda, incluso antes de morir. Hawking probablemente sea uno de ellos. El físico británico que explicó el universo desde una silla de ruedas y con sintetizadores de voz, falleció en la madrugada de este miércoles en su casa de Cambridge, a los 76 años

Autor:

Marylín Luis Grillo

Hay hombres que se convierten en leyenda, incluso antes de morir. Hawking probablemente sea uno de ellos. El físico británico que explicó el universo desde una silla de ruedas y con sintetizadores de voz, falleció en la madrugada de este miércoles en su casa de Cambridge, a los 76 años.

La bandera del Gonville and Caius College de Cambridge, del que Hawking fue alumno y luego docente, ondeó este miércoles a media asta. Estudiantes, vecinos y turistas de todo el mundo, en un fluir silencioso y constante, se acercaron para firmar el libro de condolencias, y el nombre del profesor Hawking sigue pintado a mano, en blanco sobre la madera negra del marco de una puerta, en una de las dos salas de la planta baja en el bloque K, donde recibía a sus alumnos, reseñó El País.

«Era un gran científico y un hombre extraordinario cuyo trabajo y legado sobrevivirán por muchos años. Su coraje y persistencia, con su brillo y humor, inspiraron a personas por todo el mundo», dijeron sus hijos Lucy, Robert y Tim.

Hawking logró vivir más de 54 años con esclerosis lateral amiotrófica, enfermedad que le diagnosticaron a los 22 y que, al pasar del tiempo redujo el control de su cuerpo a la flexión de un dedo y el movimiento de los ojos. Sin embargo, su persona se hizo sinónimo de las insospechadas posibilidades de la mente.

«Mi objetivo es simple. Es un completo conocimiento del universo, por qué es como es y por qué existe», expresó el científico en una ocasión. La nada modesta meta lo condujo por los más complejos caminos de la ciencia: creó la teoría de la singularidad del espacio-tiempo; describió el fenómeno que se conocería como la radiación Hawking, que explica cómo desaparecen los agujeros negros; y unificó las dos grandes teorías de la física del siglo XX, la de la relatividad y la de la mecánica cuántica.

Además fue el autor de Breve historia del tiempo, del Big Bang a los agujeros negros, publicado en 1988 y convertido en el libro de ciencia más vendido. Allí recogió su objetivo de alcanzar «la teoría del todo».

Entre las numerosas distinciones que le fueron concedidas, recibió 12 doctorados Honoris Causa y fue galardonado con la Orden del Imperio Británico en 1982; el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1989; la Medalla Copley de la Real Sociedad de Londres en 2006; la Medalla de la Libertad, otorgada por el Presidente de EE. UU. en 2009, y el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en 2015. Tuvo películas, documentales, capítulos en Los Simpsons, apariciones estelares en la serie La Teoría del Big Bang

«Aunque había una nube sobre mi futuro, encontré, para mi sorpresa, que disfrutaba más de la vida en el presente de lo que la había disfrutado nunca». Su compleja personalidad alcanzó una fama que muy pocos científicos han disfrutado en vida y su brillante mente —de las pocas capaces de asomarse a vislumbrar el universo en su totalidad— hicieron que Hawking, desde antes de su muerte pasara a ser parte de lo eterno.

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