Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Una tragedia americana multiplicada

Exmarine mata a 12 personas en un bar de California y al parecer se suicida

Autor:

Juana Carrasco Martín

No es la novela de Theodore Dreiser, An American Tragedy, pero el asesinato está en la trama y es una verdadera tragedia que estremece casi a diario la sociedad estadounidense. Trece personas, incluido el atacante, han muerto cuando las victimas suponían que esa noche de miércoles celebrarían con música country en el bar preferido por los universitarios en la localidad de Thousand Oaks, un suburbio de  residentes acomodados al noroeste de Los Ángeles, considerado el tercero más seguro de Estados Unidos.

A sangre fría, tal y como se titula la novela-documental de Truman Capote, el asesino del  Borderline Bar&Grill, un exmarine de 28 años, que padecía de estrés postraumático, disparó indiscriminadamente al menos tres cargadores ampliados de su pistola automática Glock 21, calibre 45, luego de lanzar granadas de humo. El arma había sido comprada legalmente…

Otras 22 personas resultaron heridas por balas o lesiones durante la precipitada huida para evitar los disparos de Ian David Long, un joven descrito como iracundo e irracional por los policías que en abril pasado acudieron a su casa por denuncias de alteración del orden y ya las autoridades lo conocían por otros dos altercados violentos.

A la primera llamada que pedía auxilio, a las 11:20 de la noche, un sargento de la oficina del sheriff y un oficial de la Patrulla de Camino acudieron de inmediato para intentar «neutralizar la amenaza». Fueron recibidos a balazos y cayó el sargento Ron Helus, con 29 años de servicio y a solo cinco meses de su retiro.

«Es una escena horrible. Hay sangre por todos lados», describió el sheriff Dean a la prensa. Se supo que algunos de los estudiantes que festejaban habían sobrevivido a la masacre del Harvest Music Festival de Las Vegas, un multitudinario concierto country en el que murieron 58 personas y más de 500 personas resultaron heridas, el 1ro. de octubre de 2017, bajo los disparos de Stephen Paddock, un hombre sobrio y saludable de 64 años de edad.

Solo diez días antes de la nueva matanza, la del «seguro» Thousand Oaks, un ultra masacró a 11 fieles de una sinagoga en Pittsburgh, Pensilvania el 27 de octubre; y hace apenas una semana otro individuo tiroteó un gimnasio yoga en Tallahassee, Florida, y las víctimas mortales fueron dos mujeres, otras resultaron heridas.

Según Gun Violence Archive —un grupo sin ánimo de lucro que lleva la cuenta a diario de estos incidentes—, entre el 1ro. de enero hasta el 31 de octubre de este 2018, se han producido 47 467 incidentes con armas de fuego y han muerto en ellos 12 183 personas, hubo 23 759 heridos, 560 de las víctimas fatales eran niños, 2 370 adolescentes, 1 701 fueron invasiones armadas a hogares, en 1 502 incidentes se usaron armas como defensa, otros 1 332 fueron tiroteos no intencionales y 301 tiroteos masivos.

Ya esas cifras son historia pasada, los números se han incrementado. En los ocho primeros días de este noviembre, Estados Unidos ha sido testigo de seis tiroteos masivos (descripción para aquellas ocurrencias en las cuales cuatro o más personas han muerto, sin incluir al pistolero), lo que eleva a 307 los tiroteos masivos.

Las alarmas suenan una y otra vez, una proporción cada vez mayor de los estadounidenses reclaman leyes que limiten o controlen con efectividad la tenencia de armas —hay al menos 310 millones en poder de los casi 325 millones de habitantes, aproximadamente 89 armas por cada cien personas y en total el 48 por ciento de los 650 millones de armas en poder de civiles en todo el mundo.

Tan solo 27 palabras de su Constitución les dan ese «derecho» y justifican una cultura de la extrema violencia, la que se despliega de manera oficial con la organización y participación en casi todas las guerras que ocurren en el mundo actual.

Sin embargo, el presidente Donald Trump y buena parte de los legisladores hacen oídos sordos a la petición.

Tras el suceso de Thousands Oaks, Trump, en su habitual manera de «enfrentar» los problemas, tuiteó de inmediato: «He sido totalmente informado del terrible tiroteo en California(…) Dios bendiga a las víctimas y familiares de las víctimas. Gracias a las fuerzas de la ley».

La Asociación Nacional del Rifle campea como Pedro por su casa. En 2017 se vendieron en Estados Unidos armas por 41 930 millones de dólares, el mismo rédito que Facebook. Todo está resuelto.

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