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Discurso ante derrotados, mal augurio para el orador

Estados Unidos esgrime, una vez más, el arma nada secreta de las sanciones, la esgrimen una vez más y le añaden nuevas municiones en un ataque que tiene por blanco directo a la familia cubana, con repercusión política mucho mayor en el lado norte del Estrecho de la Florida

 

 

Autor:

Juana Carrasco Martín

El siempre malhumorado John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, fue a Miami a cumplir su parte en la ofensiva de este miércoles contra Cuba, ordenada por Donald Trump. Ya lo habíamos dicho, escogieron mal día, el 17 de abril, cuando desembarcaron a la brigada mercenaria de la CIA y apenas dos días y medio después se convertían en sujetos de cambio por compotas.

Ante los veteranos de aquella fracasada invasión de Playa Girón, Bolton dijo que se restringiría el turismo no familiar a Cuba para reducir el «turismo velado» que le da fondos al sector de la seguridad en la Isla, por lo que el Departamento del Tesoro añadió a cinco nuevas compañías, incluida AeroGaviota; y que limitarían las remesas enviadas desde Estados Unidos a Cuba a mil dólares trimestrales.

El arma, nada secreta, de las sanciones, la esgrimen una vez más y le añaden nuevas municiones en un ataque que tiene por blanco directo a la familia cubana, con repercusión política mucho mayor en el lado norte del Estrecho de la Florida. Ya lo verán cuando tengan elecciones y si no lo creen que vayan y le pregunten a George W. Bush, el hijo, cuando hizo algo parecido.

Restringir los viajes a Cuba no es precisamente una medida popular entre los estadounidenses, cuyo derecho constitucional a viajar como turistas está vedado por las leyes del bloqueo. A los anticubanos extremistas les molesta especialmente el auge que han tenido los viajes de cruceros y la exitosa presencia de aerolíneas con vuelos directos desde varias ciudades estadounidenses a un grupo importante de polos cubanos. Hablamos de más de cien vuelos y diez cruceros semanales.

Los datos oficiales de la Isla, citados por un tuit de Johana Tablada, subdirectora de Estados Unidos en la Cancillería cubana, son elocuentes del interés de los estadounidenses con buenas intenciones hacia Cuba: más de 600 000 viajeros procedentes de EE. UU. nos visitaron en 2018.

Mark Feierstein, director para América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional del Gobierno de Barack Obama, comentó en Twitter: «Mientras Bolton pronuncia un discurso en Miami hoy sobre Cuba, es útil tener en cuenta que, según las encuestas de opinión pública, la mayoría de los cubano-estadounidenses aprueban las medidas adoptadas por la Administración Obama para apoyar al pueblo cubano. El Consejero de Seguridad Nacional está fuera de sintonía con la opinión mayoritaria en Miami».

En el almuerzo con los dinosaurios de Miami, el bilioso dijo que el Departamento del Tesoro implementará los cambios regulatorios, y el secretario de esa entidad del Gobierno federal, Steven Mnuchin, responsabilizó a Cuba de ser «una fuerza subyacente que ha nutrido el descenso de Venezuela a la crisis».

Bolton empleó otras palabras en el hotel Biltmore de Miami: «En términos claros, las políticas del Gobierno de (el expresidente Barack) Obama hacia Cuba han permitido la actual colonización cubana de Venezuela», y aunque parezca risible proclamó ante los mercenarios de la Brigada 2506: «Tenemos que terminar lo que iniciamos hace 58 años en esas playas».

En la diatriba añadió: «Ninguna dictadura comunista recibirá apoyo estadounidense»… «Todos debemos rechazar las fuerzas del comunismo en este hemisferio y este país»… «Proclamamos que la Doctrina Monroe está viva y muy bien», ratificando su persistente creencia en la «excepcionalidad» estadounidense y en esa posición hegemónica del siglo XIX de que América les pertenece.

Porque el discurso de Bolton fue también para Venezuela y Nicaragua: «Además, me complace anunciar nuevas sanciones contra el Banco Central de Venezuela, destinadas a limitar las transacciones estadounidenses con este banco y cerrarle acceso a los dólares estadounidenses».

Lo acompañó con amenazas al Ministro de Defensa de Venezuela: «Todos los ojos están sobre usted». Todo el mundo sabe que no han logrado doblegar la lealtad de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana a su nación y a su presidente Nicolás Maduro, a pesar del férreo bloqueo económico y el cerco mediático para satanizar a los líderes chavistas.

«Estos pasos contra el Banco Central de Venezuela deberían ser una fuerte advertencia para todos los actores externos, incluida Rusia, en contra de desplegar activos militares en Venezuela para apuntalar al régimen de Maduro», dijo también Bolton en tono intimidante, que en verdad esconde los temores ante dos potencias en especial: Rusia y China.

En el bolso de Bolton, Washington incluyó nuevas sanciones contra Nicaragua, específicamente contra el Banco Corporativo (Bancorp), y el hijo del presidente Daniel Ortega.

John Bolton, obsesionado con los que llama «tres secuaces del socialismo», usa insultos y sanciones como colagogos para sus males biliares, pero esos recursos no quitan los achaques de 58 años de su descalabro en la América nuestra.

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