Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Ante las guerras comerciales de EE. UU. la alternativa es la resistencia

Enfrentar con fuerza y creatividad las presiones de Washington es lo único que le ha quedado por hacer a China

Autor:

Marina Menéndez Quintero

«No tenemos miedo al indignante desafío»: así repite el estribillo de una canción que, según el portal ruso RT, se ha vuelto viral en las redes sociales chinas, acompañada por la imagen de un puño cerrado y vigoroso, en alto.

La ilustración y hasta los compases musicales, que sugieren una marcha o un himno, pudieran parecer «erupcionados» para quienes piensen —como quieren hacer creer hoy algunos ideólogos y políticos de la derecha— que el mundo se está desideologizando, y quieran confundir la buena convivencia con plegarse a los condicionamientos de los poderosos. No creo que sea un canto belicoso, aunque quizá a algunos se los parezca…

Enfrentar con fuerza y creatividad las presiones de Estados Unidos es lo único que le ha quedado por hacer a China, ante las sanciones comerciales con que Washington la castiga. No es malo entonces levantar el espíritu de los ciudadanos de a pie, que serán quienes deban materializar esa resistencia.

Claro que nadie quisiera una guerra comercial que según instituciones internacionales afectará el crecimiento del PIB mundial hasta en un 0,5 por ciento para el año que viene, lo que será equivalente a unos 455 000 millones de dólares.

Pero no parece quedar de otra, como diríamos en buen cubano, luego de que la intransigencia de EE.UU. hiciera fracasar las negociaciones con que China quiso solventar las cosas, y evitar un enfrentamiento que ocasiona daños a su economía calculados en 200 000 millones de dólares anuales.

El informe oficial emitido por Beijing luego del fracaso de las conversaciones con Washington dijo que «Cuando más se ofrece al Gobierno de EE.UU., más quiere», y que China «no cederá bajo presión y se enfrentará a cualquier desafío que se le presente y luchará hasta el final si es necesario, según reseñó Telesur.

Al propio tiempo, el Ministerio chino de Comercio Exterior publicó el resultado de una investigación en torno al déficit comercial existente entre las dos naciones, presuntamente favorable a China y causa esgrimida por la Casa Blanca para aplicar las medidas.

Según ese estudio, el déficit (y la balanza a favor de China) no es tan cuantioso como Washington alega y tampoco coloca en papel de perdedor a EE.UU. que, por el contrario, se ha beneficiado, dijo el informe. El déficit responde al papel del mercado, entre otras causas, dijo Beijing.

Pero igual llegó el contraataque, puesto en marcha desde principios de este mes, y que eleva también los aranceles a los productos estadounidenses que entran a China, lo que acarreará pérdidas a Washington por unos 60 000 millones de dólares.

El efecto se está haciendo sentir pronto y puede que tenga efectos políticos, en medio de la campaña por la reelección emprendida por Trump con vista a 2020 muy tempranamente, como lo indican las propias medidas contra el gigante asiático.

Según informó AFP este lunes, empresarios estadounidenses protagonizarán audiencias públicas para protestar contra la subida arancelaria pues, aducen, la medida pone en peligro los empleos, los beneficios y sus cuotas de mercado.

Mientras, China parece estar haciendo mucho más que responder con lo que comúnmente habríamos llamado el «ojo por ojo, diente por diente»; y más aún que profundizar su proyecto de desarrollo conocido como la Ruta de la Seda, con lo cual expande su comercio y de paso ayuda al intercambio internacional.

Beijing también ha reforzado sus lazos con Rusia con la firma de una treintena de acuerdos poco después de iniciado este mes, y la expectativa de reforzar la cooperación.

La alianza fue ratificada durante la presencia del presidente chino, Xi Jinping, en el llamado Foro de San Petersburgo, adonde acudió como invitado de honor y le recibió su homólogo ruso, Vladimir Putin, quien apuntó: «EE. UU. ha empezado a hablar el lenguaje de las guerras comerciales y las sanciones, de las incursiones económicas abiertas con tácticas de retorcimiento de brazos y de miedo», y advirtió que «un sistema no será estable o equilibrado si está basado en una injusticia más clara que nunca».

Similar postura a la de la canción china fue plasmada este domingo por Qiushu, presentada por la propia RT como «una influyente revista» del Partido Comunista de la nación asiática, la cual afirmó que «China no tiene opción, ni ruta de escape, y solo tendrá que luchar hasta el final».

Los acontecimientos ocurren cuando una nación víctima de amenazas como las que ya padece China, sigue en la mirilla de Estados Unidos: México y el propio país vecino esperarán 45 días para valorar la marcha de los acuerdos alcanzados al calor de la amenaza estadounidense de subir cinco por ciento a los aranceles de los productos mexicanos que entran a su país, si la nación mexicana no detenía la migración ilegal hacia EE. UU. 

Según lo conveniado, México debe desplegar militares por todo su territorio, incluyendo la frontera sur, para que disminuya el número de indocumentados que fluyen desde otras naciones hacia el Norte. En tanto, Washington apenas se compromete a conceder visas, desconociendo la exhortación mexicana de que se atiendan las causas de la migración.

Si bien el acuerdo no ha tocado la dignidad de México y ha salvado al país, por ahora, del castigo arancelario, lo cierto es que la mayor cuota de esfuerzo la ponen los mexicanos.

El canciller Marcelo Ebrard pidió el apoyo del legislativo para cumplir, pero ha lamentado que, en medio de la disputa, su país no hubiera tenido más apoyo internacional.

Así se ponen las cosas cuando la prepotencia de Donald Trump no deja más que la resistencia… Y la añorada unidad.

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