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Mario Abdo Benítez al borde de un eventual impeachment

Un negocio presuntamente corrupto con Bolsonaro, ha puesto otra vez de relieve la añeja crisis paraguaya

Autor:

Marina Menéndez Quintero

La anulación del negocio fraguado con Jair Bolsonaro en torno a la represa de Itaipú no ha logrado acallar a los paraguayos, ni su reclamo de juicio político al presidente Mario Abdo Benítez.

Las voces de «¡Fuera Marito!» se siguen escuchando una semana después de que se frustrara el convenio —firmado desde mayo, pero dado a conocer— tras las denuncias de que se trataba de algo corrupto, y que se hizo a escondidas.

En Paraguay se ha asegurado que el arreglo afectaría los niveles de facturación de la estatal eléctrica de ese país y fue catalogado por los partidos de oposición como traición a la patria, mientras que en Brasil se reveló que los términos fueron diseñados por agentes privados interesados en el negocio, y que era perjudicial para ambos Estados.

Según publicó el sitio alternativo Brasil de Fato, el tratado era un «hurto a los bienes públicos» que dejaría, sin embargo, importantes dividendos a una empresa vinculada con políticos del Partido Social Liberal de Bolsonaro, de quien se dice que estuvo presto a deshacer el entuerto más por temor a sufrir un nuevo escándalo en Brasil que por solidaridad con su colega paraguayo, de quien algunos medios han dicho, no obstante, que debe a la condescendencia de su par brasileño el mantenerse en la presidencia.

Pero nada es seguro todavía. Abdo Benítez está en medio de una verdadera crisis de gobernabilidad cuyas llamas siguieron flameando este jueves, precisamente cuando el mandatario cumple un año en el cargo, aniversario al que llega con una aceptación de apenas 30 por ciento, según una encuesta publicada por el diario Últimas Noticias.

Luego de protestas el martes que estremecieron a varias localidades, las manifestaciones prosiguieron en Asunción el jueves, día de la virgen que da nombre a la capital y fecha de su fundación, y se detuvieron ante la mismísima Catedral, donde los feligreses salieron para saludar a los cerca de 2 000 campesinos que marchaban con destino a la Plaza Uruguaya, como lo mostró en vivo ABCTV Paraguay.

«Desde que “subió” el Presidente, mis hijos quedaron sin nada. Y ahora quiso vender nuestra Patria», dijo una mujer humilde. «Juicio político, fuera Marito». «Vende Patria», «Corrupto», de-cían otros carteles en medio de la algarabía de cornetas. 

Las renuncias del Canciller, mano firmante del convenio, junto al Embajador en Brasil, el Presidente de la Agencia Nacional de Electricidad y el Director paraguayo en Itaipú no acallan a la ciudadanía, ni tampoco a los partidos de oposición, que tienen previsto promover un juicio político contra Mario Abdo y el vicepresidente, Hugo Velázquez.

Conversaciones en chats privados entre el Presidente y Pedro Ferreira, exdirectivo de la Administración Nacional de Energía de Paraguay, dadas a conocer la semana pasada por el conservador diario ABC Color, indicaron que, además, el mandatario sabía que el acuerdo era perjudicial para su país.

Estudiosos paraguayos han señalado que Itaipú es fundamental para la política de Paraguay, pues constituye su principal ingreso económico después de las commodities del agro.

No obstante, el Jefe de Estado se ha declarado dispuesto a concurrir a un eventual juicio pues asevera que no tiene nada que temer, como dijo la antevíspera ante seguidores de su Partido Colorado.

Pero las revelaciones en torno al acuerdo de la hidroecléctrica binacional de Itaipú parecen apenas la chispa que provocó un incendio sobre combustible que ya estaba en el estado de ánimo de los paraguayos.

Precede al actual mandatario un legado nada halagüeño: su padre, cuyo nombre él lleva, fue secretario del dictador de  Alfredo Stroessner, protagonista de un pasado del cual Marito nunca se ha distanciado.

No es eso, sin embargo, lo que le tiene ahora en vilo. Un análisis publicado por el Celag (Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica) advertía desde entonces que Mario Abdo Benítez asumió en el marco de una crisis institucional marcada por el rechazo ciudadano a la corrupción.

«El proceso de degradación institucional que atraviesa el país desde la irregular destitución de Fernando Lugo en 2012, continuó profundizándose por el manejo espurio de los poderes del Estado durante la presidencia de Horacio Cartes, y será el marco de acción en el que Marito Abdo deberá gobernar durante los próximos cinco años», apuntaba el análisis.

Y, en efecto, aquí estamos. Ahora, el pedido de juicio político lo impulsan unos 32 diputados aunque lo apoya buena parte de la ciudadanía; pero no hay certeza de que los partidos de oposición cuenten con los votos necesarios en la Cámara y en el Senado para que avance.

De cualquier modo, la crisis se puede repetir si el mandatario pretende continuar un modo de hacer política rechazado por la ciudadanía, que en su mayoría, no obstante, le dio hace apenas un año el voto…

Claro: mayoría de votos con denunciadas manipulaciones mediante, que será preciso a las sociedades aprender a ver.

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