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Trump es un tonto narcisista, se dice en Dinamarca

«Un gran insulto», «una total falta de respeto», «grosero con el pueblo danés y la reina», «Trump vive en otro planeta. Centrado en sí mismo e irrespetuoso», fueron algunas de las expresiones dichas a la prensa o expresadas en Twitter por políticos

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Tomada de Extra.ie

No se puede comprar lo que no se vende. Así de rotunda ha sido la respuesta de los groenlandeses y daneses al presidente Donald Trump sobre su requerimiento de adquirir la isla más grande del mundo, y ante esa negativa de las autoridades a discutir la venta de Groenlandia, el mandatario estadounidense amplió el escarnio al anunciar que cancelaba el viaje al país nórdico, que tenía programado para septiembre.

Para completar la escabrosa situación, Trump —en declaraciones a la prensa realizadas este miércoles frente a la Casa Blanca— calificó de «grosera» y «poco amable» la forma en que Mette Frederiksen, la primera ministra de Dinamarca, rechazó públicamente su propuesta.

«Esa no fue una manera amable de hacerlo», expresó Trump, quien puso la tapa al pomo con uno de sus tuits: «La Primera Ministra logró ahorrar una gran cantidad de gastos y esfuerzos tanto para Estados Unidos como para Dinamarca al ser tan directa. ¡Le agradezco por eso y espero reprogramar (la reunión) en algún momento en el futuro!».

Por su parte, Frederiksen, declaró que se siente «molesta y sorprendida» —¡cómo no estarlo!—, por la decisión del mandatario estadounidense de postergar su visita al país, debido a la falta de interés de Copenhague en discutir la venta de Groenlandia.

«Había estado esperando la visita y hemos estado en el proceso de preparación», se lamentó la Primera Ministra, y a su evidente indignación se unieron otros políticos daneses que consideraron la actitud «trumpiana» una grave ofensa a la reina Margarita II, quien había invitado formalmente a Trump.

«Un gran insulto», «una total falta de respeto», «grosero con el pueblo danés y la reina», «Trump vive en otro planeta. Centrado en sí mismo e irrespetuoso», fueron algunas de las expresiones dichas a la prensa o expresadas en Twitter por políticos de diversos partidos.

Más discreto y circunspecto llegó el comentario desde el Palacio de Amalienborg, la residencia de la realeza, por intermedio de Lene Balleby, portavoz de la familia real, quien apuntó dos palabras a la agencia norteamericana AP sobre la cancelación del viaje, fue «una sorpresa».

Pero también la decisión de Trump desconcertó hasta a su neófita embajadora en Copenhague, Carla Sands, quien había tuiteado previamente: «Dinamarca está lista… Socia, aliada, amiga». La empresaria, inversionista, exactriz, quiropracticante y donante a la campaña electoral del mandatario, devenida diplomática, se quedó «colgando de la brocha», como diríamos en buen cubano. Y las burlas no se hicieron esperar. Llegaban junto a las indignadas respuestas de los groenlandeses a la propuesta de Trump, y apenas tomo estas tres entre las muchas que respondían a una encuesta realizada por el diario británico The Guardian: «Si bien en la superficie parece que Trump solo está alejando la atención del resto de su ridícula presidencia con sus comentarios sobre la compra de Groenlandia, creo que el Gobierno de EE. UU. desea sinceramente el acceso a nuestros recursos. El primero es simplemente tonto, pero el último da bastante miedo, ninguno de ellos es apreciado o bienvenido. Si en mi vida veo una Torre Trump en Nuuk, espero que el calentamiento global haga que el hielo debajo se derrita y lo envíe a Atlantis, a donde pertenece junto con el resto de las ilusiones fantásticas de Trump», dijo.

«Groenlandia no está a la venta desde nuestro corazón, alma y sentido. Como inuit (pueblo originario del Ártico) somos una sociedad animista. Nunca decimos que somos dueños de la tierra. Solo vivimos en la Tierra. Trump es un gran negador de la crisis climática. Como inuit del Ártico, ya sentimos la crisis climática en nuestros ojos y vidas. No le importan la naturaleza y el medio ambiente. Él piensa que los negocios son los negocios de siempre». (Lana Hansen, 49 años, escritora de Groenlandia que ahora vive en Berlín).

«La declaración de Trump es un insulto tanto para el pueblo groenlandés como para el danés. Olvida que Groenlandia es autónoma y tiene fuertes lazos con Dinamarca. Mucho se puede decir sobre Trump, pero idiota total no lo es. Él sabe qué valores hay en el subsuelo de Groenlandia, tanto en el mar como en tierra. Desde petróleo hasta oro, diamantes, uranio, etc. Además, a Estados Unidos todavía le queda una base en Groenlandia, la Base Aérea de Thule». (Angel Evers, 53 años, de Groenlandia pero vive en Dinamarca).

Respeto a otros países y buenos modales estaban entre las recomendaciones para Donald Trump, valores de los que carece el Presidente, entre muchos otros, y día a día es capaz de superarse en prepotencia y presunción.

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