El material permite la interacción sin el paso de virus. Autor: Russia Today Publicado: 29/04/2021 | 01:49 pm
Tras meses de separación de sus seres queridos, ancianos de más de veinte hogares de cuidado de ancianos en Brasil han vuelto a abrazar a sus familiares cuando los visitan, gracias a las llamadas cortinas de abrazos, cuenta este jueves RT.
Se trata de grandes plásticos resistentes y transparentes que cubren todo el cuerpo e impiden las infecciones pero permiten los movimientos y la interacción con los abuelos, sin quitar espacio a su seguridad sanitaria.
La cooperativa médica Unimed Blumenau distribuyó estas cortinas en las residencias de cuatro municipios del estado brasileño de Santa Catarina y está previsto que unos 600 mayores se beneficien del producto.
El plástico, además de ser muy manejable y adherirse con facilidad al cuerpo, imposibilita no solo la transmisión del Sars-Cov-2, sino que también de otros virus. Su higiene es simple y se realiza con alcohol al 70 porciento.
Foto: EFE
Fue un mimo para el corazón y lo estábamos necesitando, relató a Efe la mujer, quien reconoció que estaba muy ansiosa de camino a la residencia de ancianos Anni Azurri Vida e Lar para Idosos, localizada en la zona sus de la capital paulista, donde vive su padre, Wanderley, de 82 años (En la foto).
El éxito del proyecto ha quedado plasmado en los rostros de felicidad de los ancianos al reunirse con sus familiares, detalla el medio citado.
La gerente de Unimed Blumenau, Mara Rúbia Krutzsch Olímpio, explica que la iniciativa intenta ofrecer una dosis de cariño y de amenizar las lagunas de afecto que sufren los ancianos, principales víctimas del covid-19.
«Es muy triste no poder recibir un abrazo de quienes amamos. Es desolador (...) Se trata de una cortina para que las personas se puedan reencontrar. Sentir otra vez la presencia entre padres e hijos, hermanos y familiares que estuvieron separados durante la pandemia. Tras meses y meses sin contacto, muchos pensaban que ya no podrían tocar a sus allegados», asegura.
Con esta iniciativa, visitantes y ancianos, protegidos con guantes, introducen sus brazos en los grandes bolsillos de plástico de la "cortina", que reiteradamente es desinfectada por las enfermeras de la residencia. Y, así, vuelven a abrazarse, explica una nota de EFE.