Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¿Pueden jóvenes de Cuba y EE. UU. construir de conjunto un futuro mejor?

Fue el diálogo fecundo en español e inglés, en el pinar del Jardín Botánico Nacional, durante el intercambio en los talleres sobre la justicia social, el acceso público y gratuito a la educación y la salud,entre otros temas

Autores:

Juana Carrasco Martín
Margarita Barrios

Ha sido un espacio de amistad, unidad y solidaridad el que concluyó el sábado en la tarde en el idílico escenario del Jardín Botánico Nacional. La muchachada entusiasta participaba desde el jueves 24 en el Encuentro Juvenil de Amistad Cuba-Estados Unidos «Construyendo hoy Nuestro Futuro».

Su granito de arena para ese porvenir lo lograron con el aprendizaje mutuo, con el conocimiento de las realidades, sobre todo de la cubana, ocultada o tergiversada con intencionalidad por los círculos de poder del otro lado.

Fue el diálogo fecundo en español e inglés, en el pinar del Jardín Botánico Nacional, durante el intercambio en los talleres sobre la justicia social, el acceso público y gratuito a la educación y la salud, la ciencia y la innovación al servicio de la vida, el derecho a la cultura, al deporte, al empleo, a la sindicalización y la búsqueda de la equidad económica.

Se habló y debatió también sobre el respeto a los derechos humanos, la diversidad sexual, la igualdad de género, la lucha contra el racismo, la discriminación racial y todas las formas de discriminación y violencia. No podía faltar la protección del medio ambiente, los efectos y posibles soluciones de la actividad humana sobre el cambio climático…

La defensa de todo ello estaría en la Declaración Final, ovacionada con decisión en la tarde con ambiente de fiesta y espontaneidad en este encuentro que abrió puertas y ventanas de los corazones de anfitriones y estadounidenses. Aplaudieron la excelente interpretacion del cuarteto de clarinetes  Ébanos de La Habana y el documental breve e inmediato con fotos de cuanto ha acontecido y donde se reconocían.

«Esta ha sido una de las experiencias más intensas y bonitas que he vivido a lo largo de mis 25 años», confesaba la delegada presentadora de quienes representaban a las organizaciones que habían hecho posible este abrazo de amor y solidaridad: Ángel Arzuaga Reyes, vicejefe y coordinador del Departamento de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Cuba; Meyvis Estévez Echevarría, Ideológica del Buró Nacional de la UJC; Karla Santana, presidenta de la FEU; Leonel Puig Friedman, por la OCLAE; y Hamlet Álvarez, presidente de la FEEM.

El festejo se hizo realmente intenso cuando se leyó y proclamó la Declaración Final. Los encargados de «la tarea» lo hicieron en inglés y en español, con la particularidad que fue el cubano Jonathan McKenzie Monés, quien lo hizo en el idioma de Shakespeare, y la estadounidense Yajaira Cuapio, del Party for Socialism and Liberation, quien utilizó el lenguaje de Cervantes, con una acotación sobre sus sentimientos cuando casi se le quebró la voz: «Tengo mucha emoción».

«Nosotros, representantes de organizaciones sociales, políticas, estudiantiles y líderes comunitarios», asi comienza el documento, breve y contundente, que «reafirma de forma inequívoca la solidaridad con el pueblo cubano, que nos ha acogido calurosamente como amigos».

Se comprometen a trabajar de conjunto para difundir logros, realidades y asumir los desafíos «a los que nos enfrentamos en nuestra lucha contra el imperialismo estadounidense».

Reconocen a la Revolución Cubana como un referente para sus luchas sociales y denuncian y exigen el cese del bloqueo que impide el desarrollo de Cuba, y priva al pueblo estadounidense de las potencialidades médicas, culturales e intelectuales que Cuba puede ofrecer.

Exigencias justas: que se retire a Cuba de la infame e ilegítima lista de Estados patrocinadores del terrorismo y cese la ocupación ilegal del territorio donde EE. UU. impone la Base Naval en Guantánamo. 

Habla del peligroso ascenso de la carrera armamentista cuando el hambre es flagelo mundial. Por tanto, la clase trabajadora tiene derecho a organizarse y luchar contra el sistema de explotación capitalista; tanto como el pueblo cubano a su decisión de construir una sociedad socialista cada vez más próspera, y a defenderla.

Uno esencial cierra los reclamamos de estos jóvenes cubanos y estadounidenses: «el derecho de relacionarnos respetuosamente como países vecinos».

Asi lo han proclamado los estadounidenses de todos los colores y géneros: «regresaremos a nuestras comunidades reenergizados».

Para la interrogante del titular de este reporte hay una respuesta categórica: Sí. Y ya está en pie la invitación para que el próximo año el encuentro se repita. 

Hace casi un siglo atrás lo vaticinó Julio Antonio Mella con total seguridad: «Todo tiempo futuro tiene que ser mejor». Estos jóvenes no esperan, lo están construyendo.

Verlo con mis propios ojos 

Foto: Abel Rojas Barallobre.

Dennis Rutt estudia medicina en Estados Unidos, y su curiosidad por el sistema de Salud cubano, la elaboración de las vacunas contra la COVID-19 y los programas de atención primaria llamaron mucho la atención. «Se habla mucho de ello, así que he querido verlo con mis propios ojos».

Integrante de la delegación que participa en el encuentro de jóvenes cubanos y estadounidenses, asegura que el bloqueo es un crimen de lesa humanidad, «haberlo mantenido durante la pandemia y recrudecerlo sin piedad contra el pueblo es imperdonable», destacó.

«Es preciso continuar luchando, desde los propios Estados Unidos y desde todas partes del mundo para su eliminación. En el caso de nosotros tenemos muchos problemas internos, crímenes, personas en desventaja social, una pandemia que todavía mantiene sus marcas en la sociedad, de eso es de lo que debemos ocuparnos y dejar al resto del mundo que siga su camino en paz», aseguró.

Lo mucho y lo poco

Foto: Abel Rojas Barallobre.

Aracelyz Veloz es integrante de un sindicato de inquilinos, «en mi país no hay consideración para las personas de pocos recursos, y a veces tienes que escoger entre comprar comida, tener asistencia médica o pagar la renta de la casa.

«No tenemos soluciones, por eso vengo a Cuba, a ver cómo un país con un Gobierno muy diferente al mío resuelve estos temas sociales. Ustedes tienen una seguridad para vivir, allá no es así. En Estados Unidos hay mucha desigualdad y muy poca solidaridad», afirmó.

 

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