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Cuando un libro es el enemigo

Un informe de la Asociación Estadounidense de Bibliotecas mostró que en 2022 fueron cuestionados 2 571 títulos, un aumento del 38 por ciento respecto a 2021; y registraron también 1 269 demandas para censurar libros de varios grupos e individuos, en comparación con 729 impugnaciones contabilizadas en 2021

Autor:

Charo Martin

El empuje es de las organizaciones de extrema derecha, racistas e intolerantes, pero a veces la persecución llega desde las instituciones oficiales, sin importar que sean demócratas o republicanos los que estén al frente del «negocio». Nos referimos a Estados Unidos donde, para algunos, los libros son los «enemigos».

José Martí, quien ponderó la significación de esos bellos ejemplares que encierran y ofrecen todos los conocimientos humanos, dijo que los libros consuelan, calman, preparan, enriquecen y redimen. Dijo que hay «libros como acuarelas, con un color que tiene algo de rosa y de miel, y una gracia como de pluma de ave blanca; libros de perla, leche y oro».

«Saber leer es saber andar, saber escribir es saber ascender».

Que los libros hagan que todos los ciudadanos caminen y crezcan no es precisamente lo que quieren ciertos segmentos de la sociedad estadounidense, dedicados a censurar,  prohibir,  cerrar las puertas del conocimiento a todos, y eso preocupa a muchos y en especial a los bibliotecarios.

Un informe de la Asociación Estadounidense de Bibliotecas, que en inglés tiene como acrónimo de sus siglas una palabra que en español resulta hermosa, ALA, mostró que en el año 2022 fueron cuestionados 2 571 títulos únicos, un aumento del 38 por ciento respecto a 2021; y registraron también 1 269 demandas para censurar libros de varios grupos e individuos, en comparación con 729 impugnaciones contabilizadas en 2021.

En esas listas hay vergonzosas narraciones sobre personas negras o latinas o temas de diversidad sexual. En escuelas de la Florida, por ejemplo, desde enero de 2022 salieron de los libreros infantiles: Hush! A Thai Lullaby, con una madre y un niño tailandeses, y Dim Sum for Everyone!,
sobre una familia que come en un restaurante chino.

En las listas de los libros prohibidos han estado o están, entre miles más, El Gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald; Las viñas de la ira, de John Steinbeck; El color púrpura de Alice Walker; Matar al Ruiseñor, de Harper Lee, y por supuesto, Farenheit 451, de Ray Bradbury, su clásico sobre la quema de libros. Según los datos del Pen Club y otras instituciones, la obra más censurada en Estados Unidos es 1984, de George Orwell. No se han salvado ni Harry Potter ni Huckleberry Finn.

Recientemente, las redes sociales publicaban fotos de niños empuñando armas de fuego en la Convención anual de la Asociación Nacional del Rifle. También se dispara contra la lectura. Lamentables raíces para una sociedad que, además, se cree destinada a liderar la humanidad.

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