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Nos estamos quedando sin tiempo

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la educación, al ritmo actual de ejecución, dejarán atrás a 1 900 millones de niños y niñas en 140 países

Autor:

Bertha Mojena Milián

«En el ecuador de la Agenda 2030 nos estamos quedando sin tiempo para convertir la promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en realidad. Las consecuencias de no cumplir los objetivos se medirán en vidas infantiles y en la sostenibilidad de nuestro planeta. Debemos volver al buen camino, y eso empieza por dar prioridad a los niños y niñas en la aceleración de las medidas para alcanzar los ODS».

Así lo aseguró Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef, a propósito de las más recientes sesiones de debate de la Asamblea General de Naciones Unidas, que centró su atención en el cumplimiento de los ODS, tras lo cual se confirmó que dos tercios de los objetivos mundiales sobre los derechos y el bienestar de la infancia están retrasados respecto al plazo trazado para 2030.

 «Hace siete años, el mundo se comprometió a erradicar la pobreza, el hambre y la desigualdad, y a garantizar que todos —especialmente los niños y niñas— tuvieran acceso a servicios básicos de calidad», señaló Russell en declaraciones publicadas en la página oficial de la Unicef.

Las alertas del ente mundial se confirman en un reciente informe publicado con el título Progresos en el bienestar infantil: dar prioridad a los derechos de la infancia en la Agenda 2030, en el que se advierte que solo en 11 países donde vive el seis por ciento de la población infantil, es decir, 150 millones de niños y niñas, se ha alcanzado el 50 por ciento de los objetivos relacionados con la infancia.

De continuar ese ritmo, solo en 60 países —donde vive apenas el 25 ciento de la población infantil—, habrán alcanzado los ODS. Quedarían atrás unos 1 900 millones de niños y niñas en 140 países.

El informe recuerda que en 2015 se aprobaron indicadores específicos dentro de los ODS relacionados con la infancia y que tienen como objetivo «poner fin a la pobreza, reducir la desigualdad y construir sociedades más pacíficas y prósperas».

Tras un análisis con datos de más de 190 países, en los que se compara la situación actual con sus objetivos para los próximos siete años, se definen los obstáculos y oportunidades para lograrlos, se muestra un panorama muy diverso, con avances y retrocesos. En ese sentido, se insiste en que el desarrollo acelerado es posible «si se alcanza un compromiso nacional sólido, se formulan políticas eficaces y se establece una financiación adecuada», pues resulta significativo que algunos países de ingresos bajos y medios son los que más rápido están avanzando.

El documento refiere, además, el contexto desafiante en que nos desenvolvemos hoy, bajo los efectos de múltiples crisis: la COVID-19, el cambio climático, los conflictos y las crisis económicas, que han paralizado o revertido años de progreso.

En particular, se insiste en que la pandemia ha contribuido directamente «a provocar un colapso histórico de los servicios de inmunización, y la pobreza del aprendizaje ha aumentado en un tercio en los países de ingresos bajos y medios». Por tanto, «los objetivos relacionados con la protección frente al daño y la promoción del aprendizaje y de una vida sin pobreza son los que se encuentran más lejos de sus metas».

Lo que se impone

Ante este panorama, Unicef considera que los países que actualmente están retrasados deberán acelerar el progreso a niveles que no tienen precedentes históricos, pues invertir en la infancia es hacerlo en favor de toda la sociedad, de las personas y el planeta.

Asimismo, hace un llamamiento a dar prioridad a los derechos de la infancia en las agendas de los países y a que se tomen medidas históricas para acelerar el progreso y fomentar el compromiso político a nivel nacional, aumentando significativamente el gasto social en esferas como la salud, la educación y la protección social.

Insiste en la necesidad de pasar a la acción y adecuar los objetivos mundiales a los contextos locales, teniendo en cuenta las capacidades técnicas, políticas, de gobernanza y financieras que son necesarias para acelerar su cumplimiento en cada lugar y dar prioridad a los conocimientos y las pruebas empíricas sobre la infancia.

El llamado es a dar prioridad a la niñez en las agendas nacionales. Foto: OMS

Reforzar el compromiso de aumentar las inversiones para elaborar y aplicar estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático, son medidas urgentes en las que, según Unicef, debe trabajarse todos los días, así como garantizar opciones innovadoras de financiación nacional e internacional en las que se priorice a la infancia sobre la base de la equidad y la eficacia.

«En siete años pueden ocurrir muchas cosas», considera Catherine Russell. «Podemos renovar y reorientar nuestros esfuerzos y hacer del mundo un lugar más justo y saludable para todos. Pero para ello, los líderes mundiales deben convertirse en defensores de la infancia y dar prioridad a los derechos de la infancia en sus agendas políticas y presupuestarias nacionales», precisa.

Sin dudas, alertas que no son para un mañana, son para ayer, para hoy, y que ponen en rojo los bombillos sobre los cuales se ha discutido en Naciones Unidas en las últimas semanas. Pero, más que todo, son una convocatoria a la acción dinámica, efectiva y rápida sobre lo que está en juego en el planeta, porque cuidar, proteger y contribuir a desarrollar la infancia es garantizar el futuro de todos y todas, de la humanidad. No son simples palabras. No son cifras vacías. Es la realidad.

En contexto

La 78va. Asamblea General de la ONU

El foro político más importante del planeta marcó un récord de participación e intervenciones este año, en cuya clausura el presidente de la 78va. Asamblea General, Dennis Francis, calificó como necesaria la unidad de las naciones al llamar a la acción para que todos los Estados encuentren en sí mismos la voluntad de actuar en solidaridad.

Pero veamos algunos datos interesantes que resumen estas sesiones.

  • Asistieron 42 jefes de Estado o Gobierno, cuatro vice primeros ministros y otros 50 oradores entre ministros, viceministros y jefes de delegación.
  • 21 mujeres subieron al podio del salón de la Asamblea General.
  • El discurso más largo fue el de la representación de Burkina Faso y el más corto, con poco más de nueve minutos, de Ruanda.
  • Cerca de 13 000 representantes y diplomáticos llegaron a la sede de la ONU en Nueva York.
  • Cubrieron las reuniones 2 500 periodistas.
  • Se realizaron un centenar de eventos paralelos y 2 000 encuentros bilaterales entre representantes de los países miembros.
  • Resaltan otros grandes momentos como los encuentros sobre acción de los ODS con representantes de grupos de mujeres, sociedad civil, ciencia y empresas, la Cumbre de Ambición Climática y los tres eventos sobre Salud global.

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