Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Decálogo del joven de vanguardia

Autor:

Juan Morales Agüero

Es admirable —¡asombrosa!— la vigencia que conserva el ideario guevariano acerca de cómo debe ser un joven de vanguardia. Propongo esta decena de reflexiones suyas acerca del tema, convencido de que constituirá una convocatoria al autoanálisis y a la introspección.

•Ser esencialmente humano, ser tan humano que se acerque a lo mejor de lo humano. Purificar lo mejor del hombre por medio del trabajo, del estudio, del ejercicio de la solidaridad continuada con el pueblo y con todos los pueblos del mundo.

•Plantearse todo lo que no se entienda; discutir y pedir aclaración de lo que no esté claro; declararle la guerra al formalismo. Estar siempre abierto para recibir las nuevas experiencias.

•Una gran sensibilidad ante todos los problemas; gran sensibilidad ante la injusticia; espíritu inconforme cada vez que surge algo que está mal, lo haya dicho quien lo haya dicho.

•Espíritu de sacrificio no solo para jornadas heroicas, sino para todo momento. Sacrificarse para ayudar al compañero en las pequeñas tareas, para que pueda así cumplir su trabajo, con su deber en el colegio, en el estudio, para que pueda mejorar de cualquier manera.

•Sentir honor por ser joven comunista. Ese honor que le lleva a mostrar ante todo el mundo su condición de joven comunista, que no lo vuelca en la clandestinidad, que no lo reduce a fórmulas, sino que lo expresa en cada momento, que le sale del espíritu, que tiene interés en demostrarlo porque es su símbolo de orgullo.

•Desarrollar al máximo la sensibilidad hasta sentirse angustiado cuando se asesina a un hombre en cualquier rincón del mundo y para sentirse entusiasmado cuando en algún rincón del mundo se alza una bandera de libertad.

•Proponerse siempre ser el primero en todo, luchar por ser el primero y sentirse molesto cuando en algo ocupa otro lugar. Claro que no todos pueden ser el primero, pero sí estar entre los primeros, en el grupo de vanguardia.

•Acordarse siempre de que somos una antorcha encendida, de que nosotros todos somos el mismo espejo que cada uno de nosotros individualmente es para el pueblo de Cuba. Y somos ese espejo para que se miren en él los pueblos de América, los pueblos del mundo oprimido que luchan por su libertad.

•Un gran sentido del deber hacia la sociedad que estamos construyendo, con nuestros semejantes como seres humanos y con todos los hombres del mundo. El joven comunista no puede estar limitado por las fronteras de un territorio: el joven comunista debe practicar el internacionalismo proletario y sentirlo como cosa propia.

•Ser un ejemplo vivo, ser el espejo donde se miren los compañeros que no pertenezcan a las juventudes comunistas, ser el ejemplo donde puedan mirarse los hombres y mujeres de edad más avanzada que han perdido cierto entusiasmo juvenil, que han perdido la fe en la vida y que ante el estímulo reaccionan siempre bien.

Estas ideas fueron esbozadas por el Che hace casi 48 años, durante un discurso ante miembros de las organizaciones juveniles, el 20 de octubre de 1962. Cualquier semejanza con lo que se les exige hoy a los jóvenes de la vanguardia no es pura coincidencia.

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