Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Cataluña y su plebiscito

Autor:

Lázaro Fariñas

Como decimos en buen cubano, en España se ha formado tremendo titingó. Más de dos millones de catalanes le han hecho caso omiso a las amenazas del Gobierno central y, ni cortos ni perezosos, se aparecieron en los centros electorales y votaron, en un plebiscito a favor de la independencia. Tampoco le hicieron ni el más mínimo caso al Tribunal Constitucional que declaró ilegal tal consulta, ni al Tribunal Supremo de Justicia que le dio la razón a los constitucionalistas.

El Gobierno de Mariano Rajoy amenazó con la cárcel a las autoridades de la comunidad de Cataluña si llevaban a cabo la llamada consulta, pero estas se las arreglaron para llevarla a cabo con el nombre de «proceso participativo», aunque el Gobierno central alegó que este también fue declarado ilegal por el Tribunal Constitucional.

En realidad, habría que ver si una sociedad que se llama democrática y se vanagloria de serlo, tiene la potestad para no permitir que los ciudadanos de una región puedan hacer un plebiscito para saber la opinión de los que allí residen. ¿Se es demócrata o no? El plebiscito solamente era para ver cuál es la opinión de los ciudadanos sobre un tema específico. En este caso de Cataluña, al igual que en Escocia, era para conocer qué piensa la población sobre una posible independencia.

Personalmente, no veo en qué se beneficiaría Cataluña si llegara a independizarse de España. Les guste o no a los catalanes, ellos son españoles que, por siglos, comparten el territorio nacional con otros españoles de otras regiones. Es verdad que hay muchas diferencias entre un catalán y un andaluz o un gallego, pero al mismo tiempo, hay muchas similitudes. Las distintas comunidades que componen a España gozan de una inmensa autonomía, tanta que, aunque no llega, se asemejan a un sistema federalista como el de Estados Unidos. No veo las ventajas que disfrutarían si escogen un rumbo independiente de esas otras comunidades que componen a España. De entrada, les sería casi imposible integrarse dentro de la Unión Europea. No creo que el resto de las naciones que componen esa Unión vayan a aceptarla en contra de la voluntad de los españoles, y sin esa integración, les sería muy difícil desenvolverse en este mundo globalizado en que vivimos. Además, si lo que quieren es independizarse, ¿para qué hacerlo para después querer integrarse en una comunidad de naciones a la que ya pertenecen?

De todas formas, la consulta, plebiscito, proceso participativo o como le quieran llamar, no servirá de nada si no es que el Gobierno central y los tribunales permiten que se haga legalmente y se comprometen a aceptar los resultados. Toda la población catalana puede votar a favor de su independencia de España en unas elecciones, pero si las autoridades nacionales no se lo permiten, es un ejercicio en el vacío.

Los más de dos millones de ciudadanos que votaron representan un tercio de los que tenían derecho a votar. Eso dice mucho o dice poco, según desde el ángulo que se mire. Las autoridades catalanas afirman que fue un triunfo rotundo pues, a pesar de todas las trabas, amenazas y prohibiciones que existían, una cantidad apreciable de gente salió a votar.  Pero según el Gobierno de Mariano Rajoy, el resultado fue un fracaso y lo que verdaderamente se demostró es que a la mayoría de los catalanes no les interesa independizarse de España.  Unos y otros tienen parte de razón. La verdad es que no era muy alentador acudir a votar en unas elecciones catalogadas por las autoridades del país como ilegales; también es verdad que el Gobierno, desde Madrid, se hizo algo de la vista gorda, declarando unos días antes que no podían negar la libre expresión a los ciudadanos y además, los alcaldes de los municipios le brindaron a la población ciertas facilidades para que fueran a ejercer el voto, por ejemplo, el transporte público gratuito.

En lo que escribo este comentario, aún no se sabe cuáles van a ser las consecuencias legales, si hay algunas, que enfrentarán las autoridades de Cataluña por haber llevado a cabo la consulta.  La fiscalía tendrá que decidir si las lleva a los tribunales o no, pero mientras tanto, el presidente catalán Artur Mas ha afirmado que, después de ver los grandiosos resultados, ahora hay que hacer un plebiscito con todas las de la ley, mientras Rajoy dice que no negocia. Como se dice en buen criollo, esto se ha puesto como para coger balcones.

*Periodista cubano radicado en Miami

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