Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Cuba, sus médicos y su sistema de salud

Autor:

Lázaro Fariñas

Antes de retirarme, tenía en Miami una empresa de importación y exportación. Básicamente exportaba equipos electrodomésticos a América Latina. Me especializaba en surtir menajes de casa a diplomáticos y a funcionarios de diferentes organismos internacionales. Contaban entre mis clientes funcionarios del Banco Interamericano de Desarrollo, Acnur, UNDP, IICA, OPS, OMS, etc. Llegué a tener una relación personal con muchos de ellos y los visitaba cuando iba de viaje por los países donde estaban ubicados.

Cuento esto porque en muchas ocasiones, conversando con funcionarios de la Organización Panamericana de la Salud, les preguntaba sobre Cuba y su sistema de salud pública, y me quedaba encantado al ver el reconocimiento que estos experimentados funcionarios le daban al Gobierno cubano por haber establecido  un magnífico sistema sanitario, a pesar de las dificultades que tenían para adquirir equipos médicos de primera debido a la agresiva política del bloqueo de Estados Unidos.

Aunque nunca lo he utilizado, sí tengo hermanos y sobrinos que han sido beneficiados por ese sistema. Específicamente, dos hermanos míos fueron tratados por médicos cubanos en diferentes hospitales y según me contaron sus familiares cercanos, la atención que recibieron fue realmente admirable.  

Se sabe que, después de la caída del mundo socialista,  Estados Unidos le dio más vueltas al tornillo para profundizar su criminal política hacia Cuba en medio de aquella horrenda situación económica por la cual atravesaba el país. Por supuesto que el sistema de salud cubano se vio muy afectado. El deterioro de los hospitales y las escaseces no se hicieron esperar. Aun así, los médicos cubanos hicieron de tripas corazón con los escasos recursos que les podía brindar el Gobierno revolucionario. No cabe duda de que aquellos años fueron muy difíciles para la población en general y aunque muchas de sus secuelas se han podido superar, aún quedan otras que poco a poco se han estado resolviendo.

A pesar de aquellas penurias por las que atravesó Cuba y por ende su sistema de salud, se siguieron graduando médicos en enormes cantidades y no solamente cubanos, sino que se fundó la Escuela Latinoamericana de Medicina, donde se han graduado miles de médicos de diferentes países.  

Cuba se ha convertido en una verdadera potencia médica y de calidad, tanto profesional como humana. Tanto es así que, durante años, los médicos cubanos han acudido a lugares de desastres a aportar sus conocimientos. Pero no solo han ido cuando han ocurrido eventos naturales como ciclones, terremotos, etc., sino que han participado en la lucha contra epidemias como el dengue, el cólera y el ébola en diferentes países. La Isla nunca ha cobrado por su participación en situaciones como esas, y sus gestos han sido alabados por toda la comunidad internacional, ya que un país pobre como es, ha hecho tanto en esos casos por la humanidad, que no hay palabras para definir tanto altruismo.

Ahora, miles y miles de médicos prestan sus servicios profesionales en el exterior y una parte de sus ingresos va directamente al Ministerio de Salud Pública para costear los gastos que el Estado debe destinar para poder mantener el sistema de salud gratuito que reciben los cubanos. Los enemigos de Cuba afirman que los médicos que van al exterior a trabajar son esclavos del Gobierno. Eso, por supuesto, no solamente es una soberana mentira, sino que también es una ofensa a los que verdaderamente han padecido la esclavitud en este mundo en que hemos vivido.

Los médicos cubanos que participan en esas misiones en el exterior firman libremente un contrato con el Ministerio de Salud Pública para ejercer su trabajo fuera de Cuba. Un contrato que estipula cuáles son sus derechos y sus obligaciones.  ¿Quién en su sano juicio firma un contrato de esclavitud?  

Aparte del dinero que reciben por ejercer en el exterior, también obtienen en su totalidad el salario  de cuando ejercían dentro de Cuba. Esos médicos cubanos han ido a atender pacientes en lugares remotos en donde nunca antes había habido atención médica y allí se han ganado el cariño y el agradecimiento de los pobladores. Es a esos profesionales, a los que el Gobierno de Estados Unidos les hizo un programa especial para facilitarles su deserción, a los que han tratado de desprestigiar, menospreciando sus acreditaciones, y a los que han acusado de ser esclavos del Gobierno revolucionario.   

Ahora, el presidente electo de Brasil se une a los enemigos de Cuba en el Norte y copia la misma narrativa, para desgracia de aquella población que en el Brasil de hoy vuelve a sentirse abandonada en el cuidado de su salud. Claro que esa situación poco le importa a los nuevos gobernantes. Son ellos, los infelices de siempre, los verdaderos perdedores. A los médicos cubanos, los que no han pagado con ingratitud, el mayor de los reconocimientos.

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