Desde diciembre de 2018 la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (Etecsa) comercializa el acceso a internet mediante la red móvil. Los cubanos empezamos a andar a tientas por un espacio ya conocido, pero no desde hace tanto tiempo.
El acceso por datos móviles llegó así de manera constante a uno de los sectores más vulnerables dentro de internet: los adolescentes, grupo etario que la Organización Mundial de la Salud sitúa en el período entre los diez y los 19 años.
Mi primera conexión a Internet fue con 18 años, en un laboratorio de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Inmediatamente, creé una cuenta en Facebook. Y, como yo en aquel entonces, hoy los adolescentes hacen lo mismo.
Cada vez es más frecuente ver a un adolescente cubano concentrado en la pantalla de su móvil. El empleo de la tecnología desde tempranas edades ha generado en ellos habilidades para su manejo superiores a las de cualquier otro grupo etario.
Pero, ¿son conscientes de los peligros que puede traer su actividad en redes sociales? ¿Pueden discernir, con su edad y poco conocimiento del ambiente digital, lo que está bien o mal en internet? Yendo más allá, ¿lo saben los padres? ¿Se preocupan estos por lo que hacen sus hijos cuando están on line?
Los usuarios más jóvenes pueden enfrentar una gama de amenazas que abarcan desde el ciberacoso, el abuso y la explotación sexual, la exposición a contenidos nocivos (imágenes violentas, pornografía), la publicación de información privada divulgada en una conversación aparentemente inocente, y el sexting (intercambio de mensajes con contenido sexual).
No es un lugar seguro para un adolescente, pues siempre habrá alguien que desee obtener ventajas de una amistad con un integrante de ese grupo etario. La inocencia con la que se manejan en redes sociales los convierte en un blanco fácil.
Para prevenir estos lamentables hechos, Cuba enfrenta dos problemas:
El acceso a internet se da mayormente por los teléfonos móviles. ¿Cómo se controla la conexión mediante estos dispositivos, cuyas aplicaciones de redes sociales no dejan un historial que seguir?
Los padres no suelen estar pendientes de la actividad de sus hijos en redes sociales, ni de los riesgos que conlleva, pues les es un mundo bastante ajeno.
El escenario ideal sería que el acceso a la red se diera desde la computadora de casa bajo la directa supervisión de un adulto. Sin embargo, esa situación no parece estar cercana a llegar.
El segundo problema se desprende del primero, de la necesidad de supervisión. Para evitarlo, podría incluirse en el plan de estudios de la enseñanza primaria o secundaria asignaturas que alfabetizaran tanto a padres como a hijos en el uso responsable de internet, para prepararlos lo más posible en un ambiente al que llegarán tarde o temprano.
Podrían crearse leyes que rijan el acceso a internet, estableciendo límites de edad para registrarse en redes sociales. En España, por ejemplo, el artículo 13 del Real Decreto 1720/2007 indica que hay que tener 14 años o más para poder registrarse en cualquier chat o red social.
De acuerdo con Enrique Dans, profesor de Sistemas de Información de Business School de Madrid, la mejor forma de proteger a los adolescentes en internet es exponiéndolos cada vez más a la web, asesorándolos con respecto al contenido que encuentran en ella y haciéndolos sentir más seguros y en confianza para que compartan sus inquietudes.
La solución no es demonizar la red de redes. Es crear un clima de acceso seguro para nuestros adolescentes, con la colaboración de la familia, las instituciones escolares y la creación de leyes que establezcan límites para registrarse en cualquier red social.
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