Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Añoranza anticipada

Autor:

Daily Sánchez Lemus

Esperaba a que el reloj de tic-tac llegara a las seis de la tarde, para que me encendiera mi abuela el televisor —los Caribe de antes, con las palmitas debajo y aquel botón grande de cambiar canales—. Ella venía, me ponía en las piernas un plato de aluminio con galleticas con mayonesa y me ponía el canal «seis».

Ahí me sentaba todo el tiempo que duraban los muñequitos, luego las aventuras… hasta la calabacita. Yo vi mucha televisión. Todas las programaciones de verano eran nuestro tema a la hora del juego en el barrio: que si Dorita, que si Espartaco, que si Gazpacho o los Fraggle, que si Alegrina y Tristolino, que si Pocholo; que si Robin el trigueño o el rubio; que si Los pequeños campeones o Los Papaloteros; que si Había una vez; que si los dibujos en la Revista de la Mañana, cuando estando en prescolar mandé uno con un amigo de un tío y Rosalía Arnáez lo presentó: «Dailí Sánchez Lemus» y yo salí corriendo del baño para ver mis muñequitos flacos y de cabeza redonda. Así fui siempre: sentada en las noches con mi abuelo aprendiendo en horario estelar con el Doctor Dobouchet y la Doctora Ortiz, o con Vicky y Edmundo en De la Gran Escena.

Las novelas… las recuerdo vagamente porque siempre me quedaba dormida ya a esa hora… Pero recuerdo La séptima familia y Hoy es siempre todavía, o la serie La semilla escondida; El cautivo del rey; o me sentaba los domingos —si no recuerdo mal— a ver Así era entonces… Estaba La rebambaramba, con Aurora Basnuevo, y aquellas series como el médico de guardia de Villazón, que se congelaba la imagen al salir por la puerta del hospital en la presentación… o cuando trabajaba Alejandro Lugo que se me parecía a mi abuelo.

Tengo cada recuerdo de mi tiempo marcado por su televisión… Estaba Listo estudio, En la viva, con Consuelito… ¡¡¡¡En FM!!! Con Gladys Goizueta de estrella...Recuerdo la cara de Sandra cada tarde cuando se fundó CHTV… Y el noticiero… ufff… noticiero nuestro de toda la vida: Teresita Segarra, Gretchen Galindo, la jovencita Laritza Ulloa y mi tía celosa porque su novio decía que era preciosa; el gran Manolo Ortega, Edel, Eddy, Héctor… Vinieron más series, programas de humor, aventuras y novelas.

Luego, por los problemas productivos derivados del período especial, merma de estrenos, pero siempre ahí… acompañándonos… Recuerdo cuando llegó el Orizon y los programas los tuvimos a color… Y entonces se acabaron las discusiones en la sala  por la pelota: mi abuelo y yo nos replegábamos al Caribe que, desde una esquina del cuarto, y con luz apagada, nos hacía elogiar o maldecir la actuación de nuestros equipos —Pinar y Villa Clara—… Todo lo recuerdo bien. La presencia del Comandante siempre… Tengo intactos hasta los olores de aquel tiempo en que sentarse juntos a ver televisión era el plato fuerte de la noche.

Nunca imaginé que muchos años después estudiaría y trabajaría en ella… la televisión… Que Lazarito Menéndez, uno de los camarógrafos de la Revista Buenos Días —de la generación que te enseñaba desde la postura hasta los gestos cuando te encuadraba— había sido uno de los camarógrafos de mi querido Había una vez… y un día se sentó a contarme  los secretos de aquella producción tan linda; como Lazarito, recuerdo a Puldón y Abigaíl…

No podía imaginarme que la misma Rosalía que presentó mi dibujito, sería mi profe en el noticiero; ni que la Goizueta me daría un aleccionador 4 en Locución que siempre le agradeceré… Conocer a Eddy, Héctor, Julita —de documentales que me inspiraban.

Son muchos recuerdos, aunque no los mencione todos… Son muchas personas y programas que han formado también mi vida… porque yo soy de la televisión… crecí allí… y no lo digo como quien cree formar parte de una historia henchido de orgullo de sí; ni por la enfermedad del «vidrio» — como suelen decirle—, sino con el pecho llenito de orgullo de haber conocido personas excepcionales, maestros para todos los tiempos; con la alegría de conocer cada pasillo y recoveco… de subir siete u ocho pisos por escalera y cargar casetes pa’ donde sea; o admirar a quienes como Ana María —hoy con merecidísimo  Premio Nacional— se saben de memoria los pietajes de las cintas de Fidel; o a Cebolla, el productor del noticiero —todo un personaje— o a Bombón , la vestuarista.

Yo soy de la televisión cubana… la he vivido 17 años fuera y 20 años allí dentro… y ya sea «en el vidrio», o como feliz televidente, yo sigo amando cada piso de estos 70 años de retos; amo cada una de las 70 esquinas de esfuerzo; y cada uno de los 70 besos fidelísimos a nuestro país que enlazan jornadas con la gracia de Radio Cuba y con el alma de los buenos que la sienten y la mantendrán, en cualquier circunstancia, 70 000 veces más. 

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