Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Floro y la igualdad

Autor:

JAPE

Aunque ya celebramos el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo último, quisiera mostrarles esta misiva de mi amigo Floro, en la que comenta acerca del tema:

«Fraterno Jape: Por estos días en que ha estado presente la mujer y su papel social, particularmente, en nuestro país, he podido constatar que no soy machista, y que, por el contrario, soy uno de los hombres más feministas que conozco. Lo digo porque me conozco bien, e incluso soy bastante extremista cuando me autocritico, buscando no ser complaciente conmigo mismo.

«Según los diferentes documentales, entrevistas, comentarios y materiales afines, pude deducir que aún persiste en todas las sociedades abierta desigualdad de género, donde la mujer, a pesar de que ha ganado espacios y presencia, aún es víctima de hábitos, prácticas y costumbres que la ubican en una situación de abuso y desconsideración, más allá del acoso, la agresión física y sicológica. Me refiero a su papel en el hogar, donde se les atribuyen responsabilidades inobjetables por el hecho de ser «la mujer de la casa»: Un antiguo vestigio de machismo muy enraizado en nuestra sociedad.

«Entre las más comunes escuché aquellas donde se les atañe el cuidado de los hijos y las personas mayores que conviven en el hogar. Para algunos hombres limpiar, lavar, cocinar, planchar y otras tareas cotidianas han sido diseñadas expresamente para las mujeres, aunque al igual que los hombres cumplan con un agotador horario laboral. En caso de que no trabajaran, el solo hecho de no percibir un salario, o una remuneración menor a la de su cónyuge, automáticamente la convierte en una persona dependiente, cuya responsabilidad indiscutible es atender bien su casa y a su esposo.

«He analizado cada uno de estos parámetros y puedo asegurar que soy un ejemplo de individuo que aspira a la condición de «hombre nuevo», activista y promotor de la igualdad de género, defensor irrefutable de los derechos de la mujer en nuestra sociedad. Mi diario accionar así lo reafirma.

«Para empezar te diré que en mi casa quien limpia, lava, cocina y friega soy yo. No plancho porque mi esposa se ha encargado de que todas nuestras prendas de vestir, incluyendo las interiores, sean del tipo «lavar y poner», o sea, de esas que no se planchan, para evitar tan engorrosa tarea de alto consumo energético.

«Como tengo la posibilidad de tener horario abierto en mi centro laboral, siempre me he encargado de los temas escolares de mi hija Florita. También atiendo a mi madre que convive con nosotros, y a mi suegra, que, aunque tiene su casa propia, se pasa la mayor parte del tiempo pernoctando en la nuestra. Todo esto sin desatender los constantes arreglos y mantenimientos necesarios en el hogar. El salario de mi esposa Elena es tres veces mayor que el mío, así que para nada hay que pensar en una dependencia económica de la mujer… ¿Qué le parece, estimado Jape?».

Me parece, amigo Floro, que eres otro más de aquellos que no acaban de entender que no se trata de machismo o feminismo, la igualdad de género tiene que ver con poner la vida en una balanza y dar a todos las mismas posibilidades, los mismos derechos y deberes, sin que el sexo sea una condición determinante.

Incluso, esta lucha va más allá de lo que trato de explicar de manera general. Hay que revertir muchas mentalidades, de hombres y mujeres, hasta que logremos convivir en un mundo de plena equivalencia, no como tarea de choque o por estar a tono con los tiempos; sino porque lo creemos y lo sentimos justo y necesario.

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