Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Antídoto contra las dudas

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

Ante las dudas, el mejor antídoto es informarse. No tenga pena; pregunte hasta lograr construir una idea propia. Ese ha sido y será el método más efectivo, incluso en tiempos de COVID-19, cuando ha sido difícil para la ciencia más avezada auscultar y radiografiar con exactitud al mortal virus.

Lo vivimos en carne propia desde que Cuba anunció que con esfuerzos extraordinarios —por la asfixia descomunal debido al bloqueo norteamericano y el arrastre de una economía precaria— iniciaría una vacunación masiva antiCOVID.

Criterios mal intencionados para desacreditar a nuestra nación, incertidumbres por coexistir en un contexto epidemiológico capaz de agravarse en menos de una semana, protocolos con cambios bruscos y morosidad en ofrecer explicaciones, han reforzado los cuestionamientos y algunas negativas a poner el hombro para el pinchazo.

Ese fenómeno se vio recrudecido cuando a finales de agosto una noticia le dio la vuelta al mundo: por primera vez se utilizaría masivamente una vacuna de ese tipo en población pediátrica menor de 11 años.

Ya para entonces en Sancti Spíritus, como en el resto de Cuba, varios locales y el personal de Salud Pública esperaban por la señal para iniciar ese proceso, vital en aras de alcanzar la tan anhelada inmunidad en un grupo etario en el que el número de contagios ha evolucionado al ritmo de la misma pandemia, algo que no ocurrió en 2020. Se trata de alcanzar una inmunidad lograda por vacunas, mucho más efectiva y menos riesgosa que la que confiere la propia infección, ya que al enfermar se corre el riesgo de quedar con secuelas y hasta de morir.

Bajo esa premisa, y distribuidos por grupos de edad, más de 67 000 espirituanos entre dos y 18 años han conseguido avanzar según los esquemas de vacunación, de acuerdo con el tipo de inmunógeno aprobado para cada cual, con Soberana 02 y Soberana Plus o con Abdala.

Sin embargo, las familias de un poco más de 60 menores se han negado a dicha posibilidad. Lo hacen aferradas a su fe o a intereses políticos divorciados de los de Cuba y, los menos, a que pronto se asentarán en el exterior.

Cada tutor legal tiene el derecho de tomar esa decisión, es cierto. El anuncio del Ministerio de Salud Pública lo deja claro: la vacunación antiCOVID no es obligatoria. Mas, ante la mínima duda, vuelvo a la idea inicial de este comentario: indague, contraste opiniones, busque resultados estadísticos… Todo es válido.

Sin escardar demasiado, en la información sobre vacunas cubanas para edades pediátricas encontramos que cada lote precisa de una aprobación explícita. Su utilización se sustenta en los ensayos clínicos realizados, con resultados superiores en todas las variables inmunológicas con respecto a la adulta, y a esto se suma la experiencia cubana durante décadas en la inmunización infantil.

Los estudios de Soberana han confirmado que es muy segura, muy efectiva, y pertenece a una subfamilia de vacunas de proteínas en las que Cuba es líder a nivel mundial. Esto último fue lo que el Doctor en Ciencias Químicas Daniel García Rivera, director del Laboratorio de Síntesis Química Molecular de la Universidad de La Habana, nombró como el pedigree del inmunógeno. Basta con escudriñar en su árbol genealógico para confirmar su linaje, sus vínculos con las vacunas contra Hemophilus influenzae B, meningococcus y pneumococcus, sin las cuales millones de niños y niñas no hubieran llegado a la etapa de la adolescencia, y no solo en Cuba.

Pero si con esto no fuera suficiente para ganar seguridad, indague sobre la ya terminada segunda fase del cronograma en Sancti Spíritus: los eventos adversos reportados hasta el momento han sido leves y no han ocurrido muertes relacionadas con el inmunógeno.

Sin dudas, tantas evidencias probadas —no especulativas— hacen contrapeso en una balanza donde además debe influir ese tocar todas las puertas para explicar, una y otra vez, cada detalle del quehacer científico; un proceder que no debe fallar, para que los tutores que aún temen a las vacunas antiCOVID (como sucede con cualquier fármaco nuevo) puedan decidir con mayor claridad si expondrán a sus infantes a las huellas del mortal virus o a un pinchazo imperceptible lleno de vida. 

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