Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Empujemos la esperanza

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

«2022 debe ser el año en que terminemos con la pandemia. Todos estamos hartos de esta situación, pero todos sabemos la condición indispensable para acabar con ella», aseveró el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en días pasados, cuando expresaba su preocupación sobre el probable aumento de casos de la COVID-19 que se registrará a nivel mundial luego de las celebraciones por las festividades de este mes de diciembre.

Por eso instó a redoblar los esfuerzos globales contra la propagación del coronavirus, que se ha acelerado luego de la aparición de la variante Ómicron, ya detectada en nuestro país. «Es más probable que la gente que se ha vacunado o se ha recuperado de la enfermedad pueda resultar infectada o reinfectada», advirtió.

Enfatizó en la necesidad de poner la conciencia individual en función del bienestar colectivo, «porque todos sabemos cómo cuidarnos, pero en ocasiones nos descuidamos». Además, planteó el reto mundial de vacunar al 70 por ciento de la población global como condición indispensable para acabar con la pandemia en 2022.

«Todos queremos pasar tiempo con los amigos y la familia. Todos queremos volver a la normalidad y el camino más rápido para hacerlo es que todos nosotros tomemos las decisiones difíciles que deben ser tomadas para protegernos a nosotros mismos y a los demás. Es mejor cancelar ahora y celebrar más tarde que celebrar ahora y llorar después», recomendó.

Justo aquí me detengo. Mucho se ha hablado de la urgencia (más que necesidad) de asumir conductas responsables en nuestra vida cotidiana. Los que dicen que la pandemia se terminó ya, confunden los términos. La apertura paulatina del país es necesaria, pero eso no quiere decir que ignoremos u olvidemos las medidas establecidas para el autocuidado y el cuidado de los demás.

Una vez más lo escribo en este diario, pero esta vez desde la esperanza, y no quiero pecar de ingenua. Que el director de la OMS sea capaz de decirle al mundo que el año próximo se terminará con esta pandemia, debo reconocerlo, me hace suspirar, aliviada. No obstante, no puedo ser incauta. Prevalece mucha desigualdad en el acceso a las vacunas aún y no pocas conductas irresponsables.

Sin embargo, pienso en la realidad de nuestro país, la más cercana que tengo, y pienso que podemos hacerlo. Al menos, estamos más cerca de lograrlo si lo intentamos, porque desde el sistema de Salud se ha hecho mucho para ello y porque cada uno de nosotros, lamentablemente, ha sabido de la gravedad o el fallecimiento de un familiar, un amigo, un vecino, un conocido o un colega, como para permanecer enajenado. ¿Qué más necesitamos? Tengamos la esperanza, pero empujémosla un poco.

 

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