Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El mensaje de Pitágoras

Autor:

Nelson García Santos

¿Qué revelan tres simples tazas de café a diferentes precios, cuyo consumo moderado tiene propiedades y beneficios para nuestra salud, además del genuino placer que resulta tomarlo?

De hecho, para muchas personas es un acto primordial luego de despertar, que funciona como estímulo para abrirnos al día con buen tino y humor.

El café es una de las bebidas más consumidas en el mundo, y estudios científicos ratifican que su consumo moderado, más allá de su capacidad de estimulante, resulta una fuente de antioxidantes que pueden prevenir o retrasar algunos tipos de daño a las células.

Lo presiento. Después de leer esas líneas Usted casi seguro dirá: Bueno, qué tiene que ver ese intento de dictamen médico con la pregunta anterior: ¿Qué revelan tres simples tazas de café a diferentes precios?

Revelan un mensaje, pienso, muy trascendente en la actual situación económica, porque mediante estas se aplican diferentes precios en contraste con la corriente imperante de iguales valores que se deben pagar por desiguales calidades del mismo producto.

Entonces sobreviene una sorpresa cuando de sopetón uno observa la venta de una simple taza de café a seis, 15, 20 y 25 pesos en distintas cafeterías santaclareñas con parecidas características por su presentación, confort y el empleo de una materia prima que se distingue, por lo general, por su sabor genuino.

Traigo este ejemplo, más allá de que se pueda razonar si es aceptado o no ese monto, reflejo de una opción para escoger que sigue faltando en el comercio nuestro.

El origen de ese fenómeno de los costos al consumidor siempre hacia arriba, nunca hacia abajo, o casi nunca, aunque existen regulaciones que lo norman, ha acompañado la comercialización en las mejores, regulares o peores condiciones.

Lo malo tampoco es que cueste más una mercancía que otra por su calidad, incluida hasta la manera de empaquetarla y la distinción del lugar en que se oferte, pero esa trilogía base para sostener una diferencia de precios la extinguieron con un plumazo sin composición. ¡Tranquilos, que nadie se alarme!

¿Ejemplos? Vas con más de lo mismo, podría exclamar a estas alturas hasta un extraterrestre contrariado por las veces que los he puesto a cabalgar esas jugarretas desde aquí, pero vale martillar con la esperanza de que ojalá acaben por perforar los oídos sabios para bien de todos.

¿En qué consisten?, aquí les va: precios iguales para una mercancía, lo mismo a cinco kilómetros de donde se cosecha que a cien; igual da la de primera, segunda o tercera; venta de una serie de mercancías en conjunto al mismo precio para salir al seguro de las menos demandadas y, lo peor, que se deterioran o echan a perder sin rebajar su precio.

No se puede ir bien en el empeño de disminuir la inflación cuando se aplican procederes que en vez de atenuarla la benefician, porque limitan artificialmente el poder adquisitivo del peso en momentos en que, sin regalar, lo que se impone es justeza, esa que distingue a nuestro proyecto social.

¿Cómo develaría Pitágoras, el genio de la matemática, la incógnita de los mismos precios por diferentes calidades para iguales productos? Quizá le bastaría entonces con un razonamiento a modo de sentencia: ¡Señores, nada tiene que ver la matemática con fijar los precios más por conveniencia que por raciocinio.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.