Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Caracas o el otro rincón de la alegría

Autor:

Raciel Guanche Ledesma

CARACAS.— Desde las alturas, la ciudad parece encerrada en un búnker de empinados cerros. Incluso, las siluetas de las nubes en la capital venezolana suelen distorsionarse cuando chocan precipitadas con las cimas de sus montañas a más de 2 000 metros de altura. Y cuando el avión está próximo a aterrizar, Caracas se adivina infinita entre lomas que sostienen la vida y el alma de pequeñas casas situadas unas encimas de otras.

Cuando se llega por vez primera a Venezuela nada es distante ni ajeno para los cubanos, aun desde las alturas. Muchas luces mantienen alertas a los visitantes en una ciudad donde el grafiti y las grandes vallas en las avenidas pintan de rojo el sentido bolivariano y chavista de su gente.

Y qué bueno ver ahora que Caracas se recupera, que Venezuela vuelve a triunfar con luces propias después de tanto odio mezquino arrojado sobre ella. Las ilusiones baratas suelen no venderse muy fácil en la práctica cotidiana. Y eso, al parecer, sucedió en Venezuela cuando subestimaron su capacidad para vencer. Allí las personas lo dicen por lo claro: «nos estamos levantando».

La delegación cubana al 19no. Congreso Latinoamericano y Caribeño de Estudiantes (CLAE) conoció esa realidad, la comentó entre ellos y se alegró. La ciudad de paisajes hermosos en la llanura y los cerros, de edificios grises que se fusionan entre lo moderno y lo que no lo es tanto, tiene el mérito de resistir.

Y de resistencias y luchas también trató el congreso que en días recientes acogió Caracas en su centro, en su mismísimo corazón bolivariano. Fue el 19no. CLAE un espacio para convocar a las juventudes rebeldes y antimperialistas que siguen luchando por mayor justicia y una educación gratuita y de calidad en el continente.

En ese espacio de intercambios nuestra delegación, por su contagiosa alegría, causó la admiración de las más de 34 federaciones y movimientos estudiantiles y secundaristas que participaron en el evento. Tanto cubanos como venezolanos tienen el punto en común de ser gente admirada en Latinoamérica por su poder resiliente en medio de agresiones continuas. Lo repetían y gritaban en Caracas varias veces en el día: ¡Cuba y Venezuela, una sola bandera!

No es consigna vacía, sino un sentimiento mutuo. Algo que se percibe en el cariño y la hermandad de ambas delegaciones o en la hospitalidad al recibirnos. Pero en Venezuela el sentimiento por Cuba es permanente. Da igual del país que venga, casi todos pedían tomarse una foto con nuestra bandera, casi todos mencionaban al vernos a Fidel y al Che como símbolos de las luchas más nobles del continente. Y no existe un regalo más justo para un revolucionario, que toparse esas muestras de agradecimiento en medio de suelo, aunque hermano, extranjero.

Sin dudas, la Isla «hereje» del Caribe enamora y prende más allá de nuestras fronteras en las raíces humildes de Latinoamérica. Quizá en el día a día no lo percibimos bien, o no somos capaces de interiorizar muy hacia dentro cuánto representamos para los pueblos de América.

Caracas guarda ahora recelosa el recuerdo de esas jornadas intensas donde el debate, las luchas, las alegrías y los sueños confluyeron como eje central en el 19no. CLAE. Mientras tanto, Venezuela sigue mirando al mundo con aires de recuperación y victorias. Y quienes llegamos a esas tierras por vez primera no podemos más que admirarlos por sus batallas, que son también las nuestras.

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