Más que un Parlamento, este 26 de marzo Cuba eligió el desafío; votó por la esperanza, por la promesa de construir entre todos la prosperidad que nos debemos.
Así interpreto el contundente mensaje, que a contrapelo de un contexto económico social adverso, de boicots y campañas de todo tipo, ofrecieron el pasado domingo los 6 164 876 cubanos, el 75,92 por ciento de las personas con capacidad legal para hacerlo que acudieron a las urnas, según datos preliminares.
La elección de los 470 diputados que integrarán la nueva legislatura, la 10ma. de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), fue expresión coherente con esa Cuba plural, diversa, pero unida, que intentamos echar adelante; y deberá recordarse como una jornada en la que la mayoría participó y respaldó con su voto consciente el camino escogido.
Entre el entusiasmo madrugador de los pioneros, esos custodios insuperables de las urnas; los descubrimientos de quienes se estrenaron como electores, el ir y venir de los vecinos entre música y risas, a lo largo y ancho de toda nuestra geografía, este 26 de marzo tres cuartas partes de los cubanos suscribimos nuestra fe en el socialismo perfectible; optamos por la cuesta, por el reto de transformar la realidad con nuestras propias manos, porque fieles a nuestra estirpe, confiamos en la valía del empeño para revertir la adversidad, creemos en los sueños, la justicia, la dignidad.
Aproximadamente tres de cada cuatro electores apostaron este domingo por un Parlamento que ya se dibuja como el segundo en el mundo en cuanto a la cantidad de mujeres; en el que ha crecido el número de jóvenes y médicos; maestros, empresarios, campesinos, artistas, científicos y trabajadores no estatales deberán reorganizar su tiempo para incorporar a sus vidas la intención de representar al pueblo.
Y es que cuando el próximo 19 de abril quede constituida la nueva Asamblea, la 10ma. Legislatura abrirá con altos retos; entre ellos, el de estar a la altura de esa respuesta del pueblo y ser capaz de encauzar verdaderamente la participación popular.
El propio Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, ha sido enfático en estos días. La nueva ANPP tiene por delante los enormes desafíos de Cuba para superar la actual situación económica y social y de legislar en contacto permanente con quienes nos eligieron, insistía.
Los encuentros en barrios y comunidades realizados recientemente como parte del propio proceso eleccionario han marcado una ruta que con urgencia habrá que atender y los electos como diputados al máximo órgano de poder del Estado tienen desde ya la encomienda de volver.
Hacer que leyes y proyectos incluyan cada vez más el sentir y necesidades del pueblo; escuchar, transmitir y atender con sensibilidad las inquietudes y problemas de las demarcaciones por donde fueron elegidos; apuntalar la labor del delegado; dar más participación a los jóvenes; trabajar por convertir el municipio en el verdadero centro de la gestión de gobierno, son sin dudas prioridades en sus agendas que deberán cobrar cuerpo y vigor en lo adelante.
La 10ma. Legislatura deberá encauzar el desarrollo del país con el concurso de todos los esfuerzos. Este 26 de marzo Cuba habló en las urnas, y en su voz está también el mensaje de quienes optaron por no votar y que son la expresión de cuánto falta por hacer para que todos se sientan parte. He ahí otro reto.
Este domingo Cuba votó por el desafío; su pueblo dejó claro que por encima del odio o la precaridad material, ha optado por un futuro en el que el bienestar se conquiste desde la unidad y la participación.
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