Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El Instituto

Autor:

Darío Machado

Cuatro son, a mi juicio, los elementos fundamentales que hacen al buen periodismo en nuestro país: profesionalidad, audacia, compromiso y una política informativa eficaz. En los cuatro no ha faltado el aporte del Instituto Internacional de Periodismo José Martí (IIPJM). Dirigido por destacadas personalidades cubanas de la comunicación y el periodismo: Vera, Yasell, El Guille, Moltó y hoy Ariel, este eslabón de la formación y superación de los periodistas cubanos ha enriquecido su bien ganado prestigio como centro para la superación periodística.

La frase que lo designa contiene el nombre de José Martí, lo que entraña per se el compromiso de hacer del periodismo un baluarte de nuestra diversa identidad, un arma viva para la defensa de la independencia y la soberanía nacional, para el desarrollo cultural, para el enriquecimiento virtuoso, para combatir los errores con la honradez que hace del periodista un monarca, para ejercer la crítica con el amor que la justifica. En el quehacer formativo y pedagógico del Instituto van por delante los valores que deben distinguir la profesión.

El reducido colectivo de trabajadores y personal de dirección, con los modestos recursos de que dispone, ha logrado mantener la vitalidad de la institución en las más difíciles condiciones: durante el período especial, la pandemia y ahora en el contexto de la actual crisis económica y social, generando iniciativas que no se detienen en el espacio nacional, al extenderse a convocatorias asociadas a instituciones y profesionales de otros países.

El modo en que se concibió estructural y funcionalmente este alto centro de estudios ha permitido aprovechar el caudal científico y profesional de lo más avanzado que tiene el país. Su claustro refleja como en una gota de agua el saber nacional sobre los más disímiles temas vinculados con la formación profesional de los periodistas. La lista sería larga y siempre se correrá el peligro de dejar a alguien sin mencionar.

Este modus operandi explica el vínculo del Instituto con las universidades y otros centros de estudio en el país, organismos de la Administración Central del Estado, organizaciones profesionales, científicos, académicos, personalidades de la política nacional, de la cultura artística y literaria, y también con destacados especialistas de la comunicación y el periodismo de otros países.

El Instituto ha sido siempre crisol de las más diversas opiniones sobre el ejercicio periodístico en Cuba. Sus aulas son espacios para el diálogo constructivo abierto y sincero entre colegas en torno a los más disímiles asuntos, dilemas, desafíos de la comunicación social. Los periodistas acceden a sus cursos y encuentros sabedores de que allí encontrarán el terreno propicio para compartir ideas en la confianza y la íntima complicidad de reconocerse protagonistas comprometidos con el futuro del país. Creo no equivocarme al decir que casi todos los profesionales cubanos del periodismo han recibido el aporte pedagógico y profesional de esta institución docente.

De vocación internacionalista, el IIPJM ha captado la atención de organizaciones gremiales y profesionales de América Latina y el Caribe como institución de probada capacidad en la formación profesional, al tanto de los principales desafíos de la comunicación social en la región y en el mundo, atenta al desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y actualizada en los temas cruciales que plantea la batalla contra las fake news, la desinformación y la manipulación mediática, que hacen parte del arsenal de instrumentos de dominación de los grandes monopolios de la comunicación.

El IIPJM, orgullo de la Unión de Periodistas de Cuba, llega a la edad de la madurez y este aniversario cerrado, enmarcado en la Jornada por la Cultura Cubana, señala un nuevo punto de partida con la mira siempre puesta en contribuir a lograr un periodismo que responda a las necesidades informativas de la sociedad, que no reconozca tabúes, que no mire a los lados cuando hay algo mal hecho, ajeno al sensacionalismo pero siempre oportuno y consciente de la importancia que tiene hoy el factor tiempo cuando ya la simultaneidad va superando la inmediatez. (Tomado de Cubaperiodistas)

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