Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Entre lo inmediato y lo estratégico

Autor:

José Alejandro Rodríguez

No es fortuito que el Día del Economista y el Contador en Cuba se celebre cada 26 de noviembre, porque precisamente en esa fecha, pero de 1959, el Comandante Ernesto Che Guevara fue nombrado Presidente del Banco Nacional de Cuba.

Con resonancias guevarianas, en cuanto a entender el compromiso revolucionario no como un dogma, sino como un ejercicio de franco debate y compromiso ante las complejidades del presente con vista siempre hacia el futuro, se celebra la jornada de homenaje a nuestros profesionales de la economía y la contabilidad.

Ellos han acompañado durante décadas el complejo proceso de transformaciones de la economía cubana con sus avances y retrocesos, con sus aciertos y errores, con sus caídas y levantones. Y lo han hecho desde la lucidez y la previsión, con el escalpelo filoso hacia lo que puede burocratizarnos y aletargarnos en el camino del desarrollo y el progreso.

No siempre sus alertas y diagnósticos fueron tenidos en cuenta por vaivenes y políticas voluntaristas en la construcción del socialismo. Pero gracias a su persistencia en lo que creen y defienden, es que Cuba  ha ido asimilando la necesidad de tantos cambios en su modelo económico.

Aunque la Economía es una ciencia, tiene el filo de la  política, y es escenario también de la subjetividad humana en su plasmación.

Nunca como hoy, en los momentos más duros de la Revolución Cubana, entre el ensañamiento del castigo enemigo y nuestras propias insuficiencias y desaciertos, urge levantar el país de sus descensos y agonías.

Nunca como hoy los decisores en política económica necesitan de la economía política para salvaguardar un socialismo que ya no puede repetir sus fracasos y deudas. Y cada vez más la gobernanza de los asuntos económicos tendrá que alejarse de los mandatos e intrusiones administrativistas.

No podrán encaminarse las transformaciones económicas sin el diagnóstico científico de nuestros profesionales, y sin el intuitivo sentido común y apego a la justicia del pueblo y su sabiduría.

El desafío más grande que tiene Cuba es desarrollar el socialismo sin temerle al mercado, más bien regulándolo inteligentemente, y hasta con incentivos. Y siempre velando por la justicia social ante los  devaneos de la burocracia obstructiva y la tecnocracia envolvente, Che in memoriam.

Con el factor tiempo en contra, y el imperativo de la audacia y el emprendimiento para salvar lo inmediato y garantizar lo estratégico, lo que no podemos es quedarnos en el limbo de la impotencia y el lamento tardíos. Cambiar todo lo que deba ser cambiado, Fidel.

Y en ese empeño por delinear un socialismo más pleno, participativo y seductor, amerita confiar en la inteligencia, el talento y la incondicionalidad de nuestros economistas y contadores. Porque Cuba requiere con urgencia más saldos positivos que deudas y déficit en su haber. Sin hipotecas de sus ideales al postor de siempre.

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