Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

De valentía, masculinidad y alturas

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

Se considera un hombre valiente, y así lo creo. Un hombre violento no es, y así lo asegura. Víctor Moya, subcampeón mundial en 2005 y campeón de los 15tos. Juegos Panamericanos de Río de Janeiro 2007 en la modalidad de salto de altura, es un ser humano inmenso.

Dejando a un lado el tema deportivo, que es uno de mis talones de Aquiles, conversar con él es totalmente revelador porque encontramos a un hombre que, inmerso quizá en un ámbito signado por los esquemáticos conceptos de masculinidad, ofrece un discurso diferente. Y no porque se haya leído el libro Macho, varón, masculino, de la autoría del amigo Julio César González Pagés, y otros textos sobre esta temática, sino porque sus lecturas y diálogos con expertos le permitieron cambiar visiones y conductas.

Se recuperaba en aquel entonces de una lesión fatal en su carrera deportiva y dedicó tiempo a instruirse en asuntos que, hasta ese instante, no habían sido de su profundo interés. Puede parecer algo «novelero», pero hoy Víctor cuelga un delantal en su cuerpo, friega, cocina y tiende la ropa en la tendedera sin sentir que ello melle su hombría.

Asumir la masculinidad es entender a las mujeres, me dijo. Y quedé impactada con la manera, aparentemente simple, de resumir un concepto. Habló de empatía, de diálogo, de comprensión, de asunción de responsabilidades que deben ser compartidas de manera habitual y natural.

No escapó nunca de miradas de reojo y comentarios que aspiraban a etiquetarlo como «raro». Este santiaguero no siempre halló en sus colegas el mismo nivel de receptividad para entender que en la sociedad todos podemos hacer de todo, sin necesidad de dividir por cuestiones de género.

Hoy reconoce que la crianza es esencial para luego asumirnos como seres empáticos y, sobre todo, como insiste, no machistas. ¿Por qué tendría que serlo?, se pregunta a sí mismo. No se es más varón, más macho o más masculino si se ejerce violencia o se piensa que la mujer y el hombre tienen obligaciones distintas y espacios opuestos para ejercerlas.

Entonces, sobrepasar el listón se convierte en la vida de Víctor en algo más que lo que hizo años antes. Ya no lo valora solamente desde la combinación de impulso-despegue-vuelo-caída para lograr una marca. Ahora puede decir que ha saltado hacia otras alturas.

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