Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Ministerio

Autor:

Osviel Castro Medel

No fue un acto burocrático ni una creación por impulso. La necesidad obligaba a fundar lo que hoy muchos denominan «el Ministerio», sin necesidad de ponerle apellidos.

Aquel 6 de junio de 1961, por la Ley 940 del Consejo de Ministros, surgía el Ministerio del Interior (Minint), continuidad del Departamento de Inteligencia Rebelde y del Servicio de Inteligencia Rebelde. Nació, entonces, un escudo que no ha dejado de estar en la mira de «siquitrillosos» externos ni de críticos de ocasión, pero que, quiérase reconocer o no, impidió incontables atentados, acortó guerras contra bandidos y evitó coyunturas de caos.

Uno de los pocos que sobrevivieron el Moncada, el Granma y la Sierra Maestra, Ramiro Valdés Menéndez, fue su primer ministro y asumió el cargo con apenas 29 años, una edad en la que todavía hay mucho por aprender y enmendar.

Desde entonces, gracias a estrategias silenciosas o abiertas, la guerra no convencional contra este país, que cobró fuerza luego del fracaso de Playa Girón, encontró fracasos y fracasos.

¿Cómo es posible que 638 planes de asesinato contra Fidel terminaran sin éxito? Claro que el factor suerte no deja de pesar en ese resultado, pero resulta innegable que sin la existencia del Minint muchos de esos proyectos para matar hubieran tenido un final de violencia y sangre. 

Tabacos envenenados, trajes de buceo con hongos letales, píldoras con ponzoña, explosivos enmascarados en objetos inimaginables lograron un récord olímpico de fiascos, que alguna agencia inteligente y central tendrá que poner con asteriscos en su aval.

Hoy, por supuesto, los desafíos son mayores, porque muchas amenazas ya no vienen en disparos ni embarcaciones rápidas o avionetas, sino en códigos invisibles. Y porque también, hechos inéditos mediante, como asesinatos impensables en otro tiempo,
lanzan una clara advertencia sobre el cartel de «tranquilidad ciudadana», ganado a lo largo de años.

¿Cuándo escuchábamos antaño una historia de cuchillos enterrados o de un matador múltiple, de un robo a mano armada o de un apedreamiento a la vista pública?

A eso se suman nuevas problemáticas, como las drogas, que antes no estaban en las calles ni por asomo. Hoy asoman y mucho más.

Bien saben los del Minint, de desgaste, noches sin almohada, incomprensiones familiares y hasta sociales. Saben que su labor es menos juzgada por los aciertos que por los desaciertos.

Saben que siguen en la mira y que, más allá de todo, el oficio continúa  siendo el mismo de hace 64 años: anticiparse, proteger, cuidar, mantener el orden interior.

Conocen que, con luces y sombras, no han dejado de estar. Y no han perdido la esencia de aquel nacimiento de junio cuando todavía el futuro estaba por hacerse.

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