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La historia contada por una casa (+ Video)

Excavaciones realizadas le dan tintes no solo festivos o constructivos a las celebraciones por los 300 años de la formación del pueblo de Holguín y reafirman la presencia aborigen en nuestra cultura

 

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

Holguín.— Cayo Llano era algo así como el centro del Hato. Terreno de generosa topografía, quizá preferido por un capitán español que se «esfumó», extasiado con el oro azteca.

Hasta allá los vecinos habían trasladado la campana. En donde hubo un bramadero, se erigió, rústicamente, una iglesia de madera, y allí se ofició la misa el 4 de abril de 1720 (por el presbítero Juan González de Herrera y López), fecha que los holguineros rememoran desde el pasado año y en este se aprestan a celebrar tres siglos transcurridos de la formación del pueblo.

Aquella ceremonia religiosa es probable que incluyera a los primeros pobladores de la Isla, evangelizados por la Conquista. Dicha consideración va quedando demostrada en las excavaciones que desarrollan, de conjunto, el Departamento de Arqueología del Centro de Investigaciones y Servicios Ambientales de Holguín (adscrito al Citma) y la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos de aquí, en un inmueble enclavado en el área fundacional, construido en las décadas iniciales del siglo XIX por la familia Fuentes (una de las de larga data acá).

Ante la realidad que impone una vivienda que ha sufrido diferentes variaciones arquitectónicas a lo largo del tiempo y ha tenido diversos usos, los especialistas se proponen rescatar todo «testigo» arqueológico. Al frente del equipo de trabajo se encuentra el investigador auxiliar del Departamento Juan Jardines, que esa mañana imparte instrucciones a sus compañeros para arrancar la jornada y nos esclarece: «La excavación está planificada dentro de un proyecto de investigación que ejecuta el Departamento desde 2017, diseñado por el Doctor en Ciencias Roberto Valcárcel y continuado por mí y el equipo de trabajo. El mismo se nombra Indios en la ciudad de Holguín: Arqueología e Historia. Uno de sus objetivos es buscar presencia aborigen en los siglos XVII, XVIII y XIX en la región. Se han hecho diversas excavaciones en algunas haciendas de mitad del XVII, en inmuebles de la ciudad como la Casa del Teniente Gobernador, en la Catedral San Isidoro anteriormente, o en la casa de los Reyes, entre otros».

Con evidente entusiasmo, el veterano estudioso asegura: «Aquí hemos efectuado algunas excavaciones, abriendo tres unidades, y están apareciendo materiales arqueológicos representativos de la época: cerámica de tradición aborigen (elaborada a la usanza precolombina), restos de fauna (facilitan sacar conclusiones de hábitos alimenticios), losas y mayólicas españolas de finales del siglo XVIII e inicios del XIX, las cuales evidencian que este inmueble, a pesar de ser erigido en el XIX, tiene antecedentes de otro sitio habitacional, quizá en el XVIII. Esto se contrasta con investigaciones de profesores de la Universidad de Holguín y otros investigadores locales, quienes han profundizado acerca de la temática».

Aborígenes «holguineros»

Ya han ido apareciendo objetos arqueológicos en el sitio. Foto:Nelson Rodríguez Roque

Graduada de Licenciatura en Historia, la joven Julia Elena Cedeño desempolva su ropa para atendernos, luego de estar tendida examinando una perforación en la tierra. Ella prefiere el accionar de campo al «polilleo» en archivos y bibliotecas.

«Esta excavación es la primera en que participo y es de carácter colonial, con diferencias respecto a las que se efectúan en sitios aborígenes. Por lo tanto, estoy aprendiendo constantemente, y observando el proceso en la práctica. El proyecto Indios en la ciudad… ha arrojado resultados novedosos, a los cuales aportamos todos. Mi área es la de Osteoarqueología y estoy tratando de ubicar restos de animales o dietas, y también trabajo la Paleobotánica (estudia vestigios de vegetales que vivieron en el tiempo pasado). Hemos hallado huesos de reses, caballos, cerdos, aves, los cuales iremos procesando, para determinar el consumo alimenticio. De la flora, pretendemos ver de qué madera provienen los soportes del colgadizo del patio interior de la vivienda», declara.

Juan Guarch es de los que le da una mano a un pionero en sus trabajos prácticos, o diserta de forma apasionada ante un público exigente, sobre aquellos pobladores que recibieron al navegante genovés y sus marineros pensando que habían desembarcado verdaderos dioses.

«Nuestra provincia tiene el privilegio de poseer un pasado que incluye todos los grupos culturales que habitaron el archipiélago en la etapa precolombina. Hay vestigios de los cazadores, los más antiguos, en la zona de Mayarí y que, como indica el nombre, su actividad principal era cazar, aunque también pescaban y recolectaban. Hubo presencia además de los pescadores-recolectores, o también llamados siboneyes, los cuales estaban un poco más avanzados, con economía de pesca, cacería y recolección más fuerte», comenta el especialista del Departamento.

«Igualmente —dice Guarch—, vivieron acá los protoagrícolas, quienes se asemejaban a los pescadores-recolectores y tenían cerámica, de forma tosca, pero desarrollaron cultivos incipientes. Ellos dejaron rastros arqueológicos en Corintia y en Mayarí (en Arroyo del Palo). Por último, debe mencionarse el grupo de agricultores ceramistas, el más abundante, que sí ejecutaban labores agrícolas como actividad bien organizada, cerámica de distintos tipos, y dominaban la alfarería. Precisamente, a este fue el que se localizó como pobladores de lo que hoy ocupa la ciudad de Holguín, en sus alrededores, en elevaciones, para ser más exacto, donde hay sitios significativos. Con la Conquista, los hispánicos trasladan a muchos de estos indios a la parte fundacional del pueblo, como servidumbre, esencialmente. Por lo tanto, este inmueble no se corresponde con los lugares habitados antes de 1492».

Amor con pueblo se paga

No hay quién cuestione el amor del historiador Hirán Pérez Concepción por la Ciudad de los Parques, similar al profesado por Eusebio Leal hacia su San Cristóbal de La Habana de medio milenio. Como máximo responsable de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos, está «empapado» al detalle sobre lo que implica el aniversario 300.

Acerca de la referida excavación, añade que «se investiga el papel jugado por los aborígenes en los orígenes del hato holguinero y del propio pueblo. Hay que relacionar esto con el hecho de que en el archivo de la Catedral aparecen actas de bautismo de indios, inclusive en el siglo XIX, y también defunciones. Ese concepto planteado sobre la desaparición indígena, de manera categórica, es incierto. Hasta investigaciones genéticas sostienen que hay un porciento de herencia indígena en la población cubana y, en particular, en la holguinera».

Los resultados de indagaciones de este tipo han ido publicándose. A través de la editorial local La Mezquita, de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba, los mismos han sido divulgados. En primer lugar, en un libro titulado Indios en Holguín y en otro llamado Comprender la Historia: visión múltiple desde Holguín, agrega Pérez Concepción, férreo defensor de que la Historiografía del país comprende el origen temprano holguinero, remontado al siglo XVI, con el traslado de la encomienda y después Hato de El Yayal hacia Cayo Llano, en cuyo territorio surge el pueblo, en abril de 1720.

«Y 32 años después, se le otorga el título de Ciudad. A casi 300 años de la fundación, hay que reconocer que había indios acá. Cuando se alza Julio Grave de Peralta, el 14 de octubre de 1868, secundando al Padre de la Patria, sus hombres tienen una confrontación en un lugar cercano a aquí, conocido como El Papayal. Les capturan varios mambises, y en el reporte o parte de la época se registraron como indios, en pleno siglo XIX», añade.

Adyacentes a una popular heladería de la calle Luz Caballero, los quehaceres arqueológicos continuarán durante los próximos días desenterrando las huellas aborigen y europea. A partir de las ocho y media, cada mañana, la historia seguirá siendo contada por una casa, dándole tintes investigativos y teóricos, además de festivos o constructivos, a la celebración por los tres siglos fundacionales de aquellos pueblerinos con ínfulas citadinas. 

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