Una de las tendencias demográficas más preocupantes es el descenso de la tasa de fecundidad mundial y sus múltiples impactos sociales
El descenso de la natalidad a nivel mundial tendrá un impacto traumático para finales de siglo, según reveló esta semana en la revista científica The Lancet, un equipo de investigadores del Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington.
El fenómeno, que consistiría en el emparejamiento de la cantidad de personas que nacen con las que rebasan los 80 años, podrá impactar en al menos 23 de los países más poblados del planeta, y generará una serie de problemas demográficos y sociales que tendrán que ocupar el centro de las agendas políticas, a pesar de que actualmente no exista una conciencia clara de los riesgos, aseguran los expertos.
Pero ya que necesitamos en general visualizar estas tendencias globales, repasémosla de un modo gráfico, antes de aterrizar en el comportamiento de este fenómeno en nuestro país.
Las consecuencias directas de este fenómeno abarcarán varias áreas de la vida social, desde los niveles de producción y el sostén de un amplio sector envejecido, hasta asuntos migratorios y de cultura de género.
Según proyecta el estudio, se producirá una pirámide de edad invertida, lo cual significa, en datos, que el número de niños menores de cinco años caerá de 681 millones en 2017 a 401 millones en 2100, mientras el número de personas mayores de 80 años, muy positivamente, subirá de 141 millones en 2017 a 886 millones en 2100, con el único problema de no contar con un sector juvenil suficientemente grande para respaldarlo.
A partir de estos hechos, las leyes sobre edades de jubilación y pensiones; condiciones de vida para los ancianos y de trabajo para los jóvenes; así como el pago de impuestos tendrán que ser totalmente rescritos, y los consecuentes impactos en las vidas individuales no se harán esperar.
Naciones como Canadá, vienen asumiendo desde hace varios años políticas migratorias para mitigar el golpe demográfico de esta reducción. Facilitar la entrada de migrantes podría ser en el futuro una opción de muchos Gobiernos, complejizada, sin embargo, por el hecho de que la reducción poblacional será general. Por ello, se espera que haya incluso cierta competencia por acaparar migración —algo que suena muy insólito en tiempos de tanta xenofobia.
Pero otra ironía para los racistas será que se estima que una gran masa procedente de África pueble varias naciones en cantidades mucho mayores a las actuales. Esto se deberá a que, al contrario de la tendencia en el resto del mundo, el continente africano se proyecta como la región que tendrá mayor crecimiento demográfico, con una triplicación de la población subsahariana para 2100. Las razones, hay que hallarlas en las causas de este fenómeno global.
La educación, la inserción en el mercado laboral y los múltiples métodos anticonceptivos disponibles para la población femenina son causas directas del cambio demográfico, que imponen el reto de pensar nuevas estrategias sin afectar los logros femeninos del siglo pasado.
También los cambios en el estilo de vida, más tendentes al logro de metas personales de tipo profesional o recreativas, supone que las familias pequeñas sean la tendencia de este siglo.
En el primer trimestre de este año, Cuba registró un dato alarmante, el número de muertes superó al de nacimientos.
Si bien el país lleva más de 30 años con un índice de natalidad por debajo del remplazo poblacional (2,1 hijos por dos padres), las cifras de población con mayor esperanza de vida expresan realmente políticas que favorecen la prolongación de la vida y no un fracaso.
No obstante, tiene ante sí los retos que ahora este estudio presenta como comunes a todo el planeta, pero en un rango temporal mucho más actual.
Durante los primeros tres meses de este 2020 en Cuba hubo 23 666 nacimientos mientras que las muertes fueron 27 269, de acuerdo con un informe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo publicado en Cubadebate en abril último. Las cifras se complejizan ante la actual pandemia del coronavirus, no por el número de decesos asociados, sino por el temor a la concepción en medio de esta situación sanitaria, que genera más conductas de planificación.
Según la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo, una tasa de muertes por encima de los nacimientos es un fenómeno atípico en Cuba, aunque expresa una tendencia de baja natalidad y envejecimiento que el país vive desde hace varias décadas.
Entre las políticas que hoy se implementan a nivel nacional para revertir este fenómeno se hallan la proyección de mayor capacidad en círculos infantiles, mejoras en la atención a las madres y padres trabajadores, y la creación de miles de viviendas para las familias con varios hijos.
Sin duda, tanto a nivel nacional como global, se trata de un reto que es necesario asumir desde el presente, para vivir un mejor futuro, y así lo alerta, a tiempo, con cifras y rigor, la ciencia demográfica.
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