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La Poesía de Lázaro Castillo

Estos poemas pertenecen al libro A la entrada de la noche, que fue publicado por la Editorial Letras Cubanas en su colección Lengua Bífida y presentados recientemente en la librería Fayad Jamís de la capital cubana

Autor:

Lázaro Castillo

Tú pides ser el agua

En el agua tibia coronaba tu cuerpo.

En el desnudo de las azoteas

descubrimos los rostros de la noche,

tomamos su bajel inquieto.

Hemos venido a celebrar tu nombre

aquí crecidos

entre el duro sol y el agua.

Desprendimiento total

Tomamos un ómnibus frente a la glorieta

donde los pájaros entran

para huir de la lluvia.

El anuncio en el teléfono

me puso a prueba,

confié en el refinamiento,

en la carnalidad.

Ebrio de la hojarasca

creí en los pasadizos secretos

y en la mano que en la oscuridad

siempre consoló mi frío.

Luminosa sombra

La latitud de la noche extiende su mano,

llega la luz.

Desciendo por las aguas,

me vuelvo por el extremo límite de mi cuerpo

y al pie de las estatuas siento la respiración.

La luminosa sombra toma mi infancia.

Abro los ojos

y mi cuerpo permanece en la quietud,

en la memoria.

En mi lámpara de campo,

primera que conocí,

te hice cartas.

Otra vez en aquel piano

creabas tu fruta mágica,

tu fruta de operetas.

Así, dorada la voz

y el sonido en el cristal

vuelves a hilvanar las resonancias

y tu música convertida en vitrales

alumbra mi recuerdo.

Hombres de la noche

La vasija cada vez más llena,

la mujer que arrojaba su camisa

sobre el tránsito insoportable.

De la ventana del frente gritaban indecencias.

Teníamos hambre,

todo era visible,

los amuletos colgaban de los clavos de la casa.

En el sillón dormía una señora

que ni se enteraba de los amantes.

No le importaba que lloviera

ni las vasijas llenas de agua.

Cuando el cielo se llenó de piedras

nos marchamos

hacia los hombres de la noche.

Estoy finalmente en este puerto.

Al pie del Abra tomé el aire

necesario para el final.

Ya resulto indiferente,

cercano al despojo de las ilusiones.

Ahora, se incrementen las voces

de este lugar sin amparo,

se truncan los sueños

y la belleza de la historia.

No regresaré a la Isla.

Diecisiete y C

Ha caído la noche.

Alguien me dice que una madam viene,

entra sin tocar la puerta.

Alguien me dice

que su espíritu es dueño de este espacio.

Busco a tientas la quebrada imagen

y se me pierde en la llovizna.

Las cenizas de la casona

se unen en la noche fría,

en la música del saxofón del vecino

que ensaya al anochecer.

Alguien me dice

que llenas de lluvia y tristeza este lugar.

Y yo extraño tus pasos.

Lázaro Castillo (Yaguajay, 1974). Poeta, crítico e investigador. Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y del Comité Internacional Cultural Académico (CICA) de México. Máster en Cultura Latinoamericana con Mención en Teoría y Crítica por el Instituto Superior de Arte. Su obra publicada la integran, entre otras, los títulos: Negar cualquier complicidad (2006); Biografía sucia (2008); A la entrada de la noche (2011); La vida breve (2011); Hilado de las máscaras (México, 2013); Sujeto a las visiones (El Salvador, 2013); Desde la pendiente (2017).  Textos suyos han sido incluidos en diversas antologías nacionales y extranjeras, entre las que se destacan: La isla en versos (2011) y Memorias de una Isla (Chile, 2013). Ha obtenido los premios Fayad Jamís, 1998; Premio Casatintas, 1998 y 2003; Premio de Poesía Libre (Argentina 2007). Mención en el XVII Premio de Poesía La Gaceta de Cuba (2012), y la distinción La Gitana Tropical (2015). Fuente: Claustrofobias Promociones Literarias

 

 

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