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Libros digitales: el Quijote cabalga en bytes

No son pocos los que aseguran que una de las víctimas fundamentales de la revolución virtual será la literatura, y en especial el libro

Autor:

Amaury E. del Valle

Aquellos niños que para dormirse gustan de que mamá o papá les cuente o lea alguna historia, e incluso los adultos que prefieren hojear algunas páginas de esa novela que nunca terminan antes de cerrar los párpados, han encontrado en los audiolibros la solución ideal.

La nueva tecnología, cada vez con más arraigo, ha prendido en países europeos o Estados Unidos, donde se cuentan por decenas las editoriales que ofrecen los «audiolibros», que van desde cuentos infantiles hasta best sellers como Caballo de Troya o El Código Da Vinci.

El avance de los reproductores digitales, discos compactos e incluso las conexiones a Internet, combinados con el poco tiempo que le queda a la mayoría para leer, también ha contribuido al éxito de esta iniciativa, que pese a críticas a favor o en contra cada vez gana más seguidores.

GUTENBERG ON LINE

No son pocos los que aseguran que una de las víctimas fundamentales de la revolución virtual será la literatura, y en especial el libro, que pudiera ser destronado de su largo y masivo reinado desde que Gutenberg lo coronó con la invención de la imprenta.

Así, en ferias internacionales como la de Frankfurt, Alemania, solo el 70 por ciento de los productos expuestos eran «libros» tradicionales, pues los audiolibros, CD-ROMS, enciclopedias multimedia y bibliotecas virtuales coparon el resto del espacio de la que es considerada como la mayor feria comercial del rubro en el mundo.

En buena medida los avances de la digitalización han provocado que cada vez más voz, imágenes y sonidos sustituyan en parte o por completo al texto impreso, lo que muchas veces hace más atractiva la lectura.

De hecho, los primeros en estar condenados a muerte parecen ser los diccionarios y enciclopedias «de papel», ya que son pocos los que compran y aún consultan estos «vejestorios», desplazados por supuestos «colosos» como Encarta o Wikipedia. Incluso, hasta la propia Academia de la Lengua Española tiene ya una versión digital y además on line con una gran afluencia de visitantes.

A esto hay que agregarle que los nuevos formatos aceleran la búsqueda de información, ocupan menos espacio y permiten complementarla con vínculos a otros libros y artículos ubicados en Internet. Por supuesto, que también es muy importante el factor tiempo, que se ahorra considerablemente, así como la comodidad de lectura-escucha, ya que los audiolibros pueden oírse a punto de dormir, o simultaneando otras tareas hogareñas, mientras se descansa o se viaja en un avión, e incluso manejando.

Los defensores de la tecnología alegan además que hasta la ecología se beneficia, ya que la propagación de textos digitales y otras tecnologías alternativas a los impresos evitaría la tala de árboles y la contaminación que produce la fabricación de papel.

Contra ellos, por el momento, lo que se impone es el alto costo de fabricación, por el enorme esfuerzo que significa digitalizar grandes volúmenes de información, lo que hace que sus precios en ocasiones sean más elevados que los medios tradicionales.

Por eso no son pocos los expertos que alegan que su imposición será paulatina y hasta lenta, sin quitar que también influirán, como de hecho ya lo hacen, en la evolución de otros medios como la radio, la televisión, el video y la fotografía.

Además, hasta el momento, Internet y las nuevas tecnologías no ponen en peligro al libro impreso, ya que estas alternativas no ofrecen la incomparable sensación de tener las hojas encuadernadas entre las manos.

¿DICCIONARIOS A LA BASURA?

No hay todavía una definición clara o por lo menos uniforme de qué se impondrá al final, si los audiolibros, las multimedias o los e-books, también llamados libros electrónicos, pues todos ellos conviven, compitiendo entre sí y todos contra el tradicional.

Cada cual con sus especificidades, son las multimedias y los audiolibros los que más éxito han tenido en los últimos tiempos. Las primeras: por combinar imágenes, video, sonido y texto. Los segundos: por su comodidad.

Audiolibros en CD o DVD, novelas portables en un iPod, y hasta ensayos científicos que se compran por capítulos a través de Internet son los que copan hoy el mercado en Europa y Estados Unidos, y marcan las tendencias del futuro en la industria editorial, según Juergen Boos, director de la Feria de Frankfurt.

Todo no es color de rosa, ya que el nuevo formato también plantea polémicas sobre el derecho de autor, que tendría que ser compartido entre quien escribe y el que «lee» y «digitaliza»; amén de que también ha ocasionado protestas de autores no muy de acuerdo con las emociones de las «lecturas» que a veces dan las voces de un audiolibro.

Pero tales discusiones no han empañado su éxito. Hoy, tiendas de música en línea como iTunes y Audible.com, entre otras, ofrecen unos 25 000 títulos de audiolibros. Y existen proyectos como Project Gutenberg, famoso por sus propuestas gratuitas; Libravox, un sitio web que ofrece audiolibros capítulo a capítulo; o Telltale Weekly que los vende a 25 céntimos.

Hasta el propio Don Quijote ya cabalga en MP3, pues existe el proyecto de editarlo en 14 discos compactos, con ilustraciones de Gustav Doré, por la empresa Infoestratégica, distribuidora de audiolibros en México, en saludo al aniversario número 400 de la publicación.

FONOLIBROS CRIOLLOS

En Cuba también se han desarrollado, aunque de manera incipiente, como el proyecto que lleva a cabo el actor, escritor, director y narrador oral Mendaro Gregory, quien incluso nos ha sugerido en varias ocasiones escribir sobre el tema.

Según él, quien promueve desde hace varios años la literatura oral, ha preferido incluir en este término los audiolibros, los audiobooks, los fonolibros y los libros multimedia, «pues todos tienen como denominador común el que con la voz se puede transmitir la literatura, tal y como se hacía antiguamente, gracias a la tradición oral».

Así ha desarrollado los Libros Multimedia en formato de Enhanced CD, «porque este formato me permite brindarle al lector tres materiales en una sola entrega: un audiolibro, uno gráfico —historietas o para colorear— y otro impreso.

Además, ha dedicado sus primeras ediciones, que pueden apreciarse en sitios como www.literaturaoral.com y www.librosmultimedia.com, a los niños y jóvenes «por lo dúctil que son en estas edades nuestras capacidades de adaptación a todo lo nuevo».

No obstante, a pesar de todos estos adelantos, criollos o del plano internacional, muchos dudan que los bytes vayan a sofocar a los libros de papel, porque si bien las nuevas tecnologías parecen volver a la vieja tradición oral de contar cuentos, nada podrá nunca igualar el placer de sentir el susurrar de las páginas al pasarlas.

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