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Más que códigos en una PC

La Facultad de Informática de la Universidad de Camagüey desarrolla un importante software que soluciona problemas empresariales, meteorológicos y en el ámbito educativo La red al día

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CAMAGÜEY.— Quienes iniciaron sus estudios hace 40 años en la Universidad de Camagüey, justamente el 8 de mayo de 1975, no imaginaron que un día esta casa de altos estudios pudiera desarrollarse, como hace hoy, en el campo de la Informática.

Basta con recordar la llegada en la década del 80 de la célebre computadora CID 201 B, del tamaño de un descomunal armario, con 6 kb de memoria y lenguaje FORTRAN. Para operarla se necesitaba más que voluntad, pues botones y teclas por doquier, o el sonido acelerado y fortísimo, dificultaban la eficiencia en el trabajo, sin contar las veces que había que reprogramarla.

Luego llegó la CID 300, con más prestaciones y doble lenguaje: FORTRAN y COBOL que permitía un mayor «desarrollo», pero complicado, aunque ambas eran en aquel entonces «lo máximo» en materia de tecnología.

Después, los primeros teclados inteligentes y a partir de ese momento generaciones y generaciones de PC, hasta la actualidad, en que el software tiene las de ganar, pues desde que la Facultad de Informática surgió hace nueve años aquí, una nueva era sin límites en la informatización de este centro y de varias instituciones del territorio, ha tocado a las puertas.

LLEGÓ Y PLANTÓ

A menos de una década de fundada y con cuatro graduaciones en la Ciencia de la Informatización, la Facultad de Informática no solo crece en número de egresados, más de 150 jóvenes, sino en la producción de softwares destinados a solucionar las necesidades de la Universidad de Camagüey y las de otras instituciones del territorio.

Luis Corrales Vázquez, decano de la Facultad de Informática. Foto: Yahily Hernández Porto «La carrera, a tres años de iniciada, asumió su responsabilidad: desarrollar softwares en función del territorio», explicó a JR Luis Corrales Vázquez, decano de la Facultad de Informática y Doctor en Ciencias Técnicas.

«Los programas que iniciaron este gran proceso científico en nuestros laboratorios fueron los que se destinaron a la Educación, Sueño de colores y Fantasía de colores, y después, atendiendo a los resultados, se extendieron a diferentes niveles de enseñanza.

«Ambos fueron diseñados con el doble objetivo de incentivar la apreciación de las artes plásticas en los niños y promover el manejo de la computación, además de contar con espacios de clases teóricas, otras de juegos, en las que practican lo aprendido, y una muy especial que permite al maestro evaluar su desempeño».

—¿Desde entonces se extendió el desarrollo de softwares?

—Hoy hablamos de más de 30 registrados y aplicados con resultados en la práctica. La política de la Facultad es desarrollar investigaciones que tengan primero un impacto territorial, incluyendo la Universidad, y después nacional e internacional.

«Con esta política nos hemos acercado a las instituciones de la provincia, y así surgen las diferentes líneas de investigación, en correspondencia con las necesidades de informatización de las empresas».

—¿Los proyectos más importantes diseñados por la Facultad?

—Hay varios, como los de Bioinformática, los de Recursos Hidráulicos, los de ETECSA, pero para la Facultad el más importante es el software diseñado para el Instituto de Meteorología de la provincia, que recibió el premio de la Academia de Ciencias.

«Entre sus aportes resalta el ahorro de tiempo. Con su implementación reducimos de ocho horas a solo dos el trabajo continuado de los especialistas en la actualización de datos para los pronósticos meteorológicos».

—¿Planes?

—Estamos muy ocupados con Ciencias Médicas. Aquí vamos a recuperar imágenes para la enseñanza y nos hemos insertado en el programa del ahorro energético, entre otros vinculados directamente con los trabajos de diploma de nuestros estudiantes. Todas las tesis están en función de resolver problemas tanto de la producción como de los servicios.

Multimedia realizada para la Oficina Cubana de Servicios Académicos (OCSA) de la Universidad de Camagüey. —¿Qué ha proporcionado el desarrollo de software a la Universidad de Camagüey?

—Existe una interrelación con las demás facultades, pues nuestros diseños están destinados a solucionar los principales problemas de las facultades y de esta manera llegamos también a las necesidades del territorio. Informática pone el software y las restantes facultades la investigación que se debe informatizar.

«El más importante vínculo es el materializado con el Departamento de Economía, donde el software viabiliza el trabajo y el flujo de información entre un eslabón y otro de dirección, aunque estamos empeñados en informatizar completamente la universidad.

«Ahora terminamos uno para el control de la asistencia y de la evaluación de los estudiantes. Toda esa labor complicada y engorrosa la automatizamos. El próximo semestre lo pondremos a prueba para extenderlo hacia toda la universidad. Se basa en un programa que automáticamente elimina los escalones intermedios y los errores humanos que surgen diariamente».

—¿Retos?

—Las asignaturas cambian constantemente, por lo que un profesor de nuestra Facultad en el término de seis meses puede estar desactualizado. Esta ciencia cambia a la velocidad de las tecnologías y si no te preparas fracasas como docente y como profesional.

«El plan de estudio está diseñado para que los estudiantes aprendan a aprender, que es lo más importante. Ellos aprenden con software y terminan haciendo software. Si no logras este fin, estás perdiendo el tiempo».

INNOVACIONES A TRAVÉS DEL CRISTAL

Hablar de software en la Universidad de Camagüey es un reto, pues las innovaciones hoy están dirigidas hacia varias líneas de investigación. Cinco grupos fundamentales recogen muy brevemente el trabajo de educandos y profesores en seis años de producción: Software didácticos, de Gestión, Sitios Web y Multimedias Comerciales y Educativas.

Solo en materia de ahorro eso reporta beneficios importantes en la toma de decisiones de los directivos de las empresas, en la comunicación y cooperación dentro de las instituciones, en el control y en la ejecución del presupuesto de capacitación.

Además permite aumentar la creatividad en el trabajo y humaniza por encima de todos estos elementos la labor del capacitador, así como disminuye las horas-hombre del personal existente en los centros donde se implemente el software.

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