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Del NFT al metaverso, un año bien tecnológico

Juventud Rebelde repasa algunos de los principales hitos del año en las tecnologías de la información y la comunicación

Autor:

Yurisander Guevara

Termina, ¡al fin!, este 2021. Ha sido un año que supera con creces lo vivido en 2020 y nos deja valiosas lecciones de cara a los 12 meses que están por comenzar, donde seguiremos batallando contra el SARS-CoV-2, porque la pandemia no se ha terminado.

En medio de la vorágine viral que ha transformado nuestro entorno, la vida no se detiene, y esto es especialmente cierto en el área de las tecnologías de la información y la comunicación.

El año que este viernes dice adiós nos deja momentos importantes. En lo doméstico, acaso lo más destacado fue el lanzamiento por parte de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (Etecsa), de nuevo planes que combinan datos, voz y SMS, algo que ha sido de gran aceptación.

Etecsa también anunció al cierre del año que Cuba alcanzó los siete millones de líneas móviles activas, un hito importante en el proceso de informatización de la sociedad. Precisamente sobre este último tema, en agosto se publicaron en la Gaceta Oficial nuevas normas relacionadas con las telecomunicaciones, las tecnologías de la información y la comunicación, el uso del espectro radioeléctrico y los incidentes en el ciberespacio.

Cuba alcanzó en 2021 los siete millones de líneas móviles activas. Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

Continuando con lo doméstico, es este el año en el que se aprobó la formación de micro, pequeñas y medianas empresas, algo que ha venido a dinamizar el sector tecnológico con la consolidación o aparición de nuevos actores económicos.

Asimismo, recordemos que en octubre se lanzó la primera versión oficial de la plataforma colaborativa de mensajería toDus, proyecto nacido en la Universidad de las Ciencias Informáticas.

De Facebook a meta

En lo económico este quizá haya sido un buen año para Meta, nombre que asumió la compañía madre de Mark Zuckerberg, para dejar a Facebook, su primera creación, como un producto dentro de su catálogo. Sin embargo, en el imaginario colectivo, Facebook fue golpeado, una y otra vez, por escándalos mediáticos.

En febrero, Facebook se enfrentó a Apple por la nueva política de protección de la privacidad que implementó este último para iOS 14.5 a partir de abril. Con la nueva versión del sistema de la manzana entró en vigor la Transparencia de seguimiento de aplicaciones, una política de Apple para obligar a los desarrolladores de software a preguntarles a sus usuarios si quieren que sus datos sean rastreados o no. En ese momento algunas consultoras consideraban que Facebook perdería al menos el 70 por ciento de los datos a los que tenía acceso para los usuarios de iOS.

Más allá de esta batalla entre compañías por los derechos a nuestros datos —que no es más que la puerta de acceso a más ganancias—, en septiembre comenzó la publicación de The Facebook Files (Los archivos de Facebook), serie de reportajes en The Wall Street Journal que muestran falencias de esta compañía —también dueña de Instagram y WhatsApp—, en cuanto a su funcionamiento, violación de sus reglas y una falta de políticas para controlar daños que presentaron a la mayor red social del mundo como un monstruo fuera de control.

De acuerdo con los documentos revelados por The Wall Street Journal, en Facebook conocen los efectos nocivos de su plataforma, y a pesar de ello, y de las audiencias en el Congreso de Estados Unidos, de las promesas hechas y las denuncias de los medios de comunicación, poco o casi nada han hecho.

De forma paralela, The New York Times también publicó una investigación en la que aseguró que Facebook había modificado el algoritmo de su feed de noticias (el muro) para mostrar contenido más amigable hacia la propia compañía.

Luego de toda esta bulla a finales de octubre apareció Meta, lo que vendría a ser la evolución de lo que hoy conocemos como redes sociales o internet.

Meta es el nombre de la empresa que sustituye a Facebook como madre nodriza de todos los proyectos futuros de Zuckerberg, quien aclaró que mantienen «la misma visión y la misma marca de todas sus aplicaciones». Esto significa que Facebook seguirá siendo Facebook, así como Instagram, WhatsApp u Oculus conservan sus identidades, pero están todas bajo la sombrilla de Meta. Algo parecido a lo que sucede con Alphabet, la compañía madre de todos los productos de Google… al que todos siguen llamando Google.

Sin embargo, es justo decir que la visión de Zuckerberg se apropia de lo mejor que hemos visto hasta hoy en la ciencia ficción para tratar de hacerlo realidad. Si el libro Snow Crash nos introdujo el metaverso tecnológico —un espacio totalmente virtual—, y Ready Player One nos entregó las posibilidades expandidas de ese metaverso con un mundo capaz de contener todo lo que ha creado el hombre, especialmente lo relacionado con la cultura pop y los videojuegos, Zuckerberg quiere salir de los límites conocidos y hacer de la ficción, realidad.

En Connect, el evento anual de la empresa para tecnologías de realidad virtual y realidad aumentada, Zuckerberg habló de su visión del futuro, uno en el que finalmente se mezclen lo real y lo digital de una forma sinérgica, con «unas sencillas gafas».

La idea de Zuckerberg es la última añadidura a una serie de metaversos que comienzan a aparecer en internet, la mayoría de ellos sin aplicaciones de realidad virtual, pero con intenciones de hacerlo en algún momento. Así, hablamos de «mundos» como Decentraland, Omniverse, Cryptovoxels, TheSandbox o SomniumSpace, que han unido los elementos virtuales al blockchain para generar un mercado a su alrededor que resulta hasta ahora muy lucrativo.

Veremos si esta tecnología cuaja pronto con la realidad virtual, o el concepto de un metaverso «real» sigue siendo solo para la literatura y el cine.

Otros Hitos de 2021

Este año sirvió además para consolidar a Starlink, la tecnología de internet satelital impulsada por Elon Musk, que lanzó su programa beta en octubre de 2020 y alcanzó velocidades de bajada de 100 Mbps y de subida de 30 Mbps en zonas rurales de Estados Unidos. Musk ha declarado que quiere ampliar de forma considerable su red, y hacerla más económica para que accedan más personas.

Y cómo no hablar de los tokens no fungibles o NFT. Ha sido este el año de su consolidación como activos de valor en múltiples transacciones digitales. Desde el primer tuit de la historia, vendido por 2,9 millones de dólares, hasta la incorporación de NFT en juegos, obras de arte, etc., para una generalización de algo que parece ser el nuevo estándar cultural de internet.

Con detractores que los consideran como una burbuja financiera, o simpatizantes que los ven como el cambio del valor del oro a los binarios, lo cierto es que los NFT se basan en una tecnología que cada vez gana más espacio: la blockchain. Bienvenido sea entonces 2022 a ver qué otros hitos deja en este campo.

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