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Aquí no pueden estar…

Lo narra Léster Álvarez, alumno de 4to. año de Medicina, de la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara Doctor Serafín Ruiz de Zárate Ruiz: un grupo de estudiantes de ese centro emprendieron los días 27, 28 y 29 de abril la ya tradicional Ciclo Caravana a Playa Girón, iniciativa que se realiza allí desde 1998, organizada por la FEU y la UJC. Es una suerte de aventura histórica, para honrar a los jóvenes caídos en esas arenas en 1961, defendiendo el socialismo.

Piensa Léster que fue una demostración de que los estudiantes de la salud villaclareños son capaces de estar en dicho lugar en menos de 48 horas, en caso de que los enemigos de la Revolución intentasen nuevamente tomar nuestras costas. «Por eso —señala—, es lamentable que personas inconscientes manchen con su incomprensión el pensamiento y la labor de estos jóvenes». Y fundamenta:

El día 28 los jóvenes se ubicaron en las márgenes de la playa, a mil metros del hotel Playa Girón. Y el gerente de ese establecimiento se les acercó para informarles que tenían que retirarse del lugar, pues no estaba permitido acampar dentro del perímetro del hotel. Y les insinuó que estaban implicados en una indisciplina cometida por otras personas; lo cual, después, se comprobó que no era así.

«Es válido aclarar —dice— que ese mismo compañero nos autorizó el año pasado a acampar en esa zona, donde no hubo ningún tipo de incidente, pues a nuestra juventud médica la caracterizan la disciplina y la responsabilidad. Además, íbamos acompañados por la dirigente profesional de la UJC en nuestro centro, así como por miembros del Secretariado de la FEU».

Fueron baldías las explicaciones de quienes iban al frente del grupo, señala, y comenta: «Palabras como estas dejan mucho que decir de un administrativo que dirige un establecimiento turístico cerca de uno de los sitios más históricos de nuestro archipiélago, lugar que a toda persona digna y comprometida le gustaría visitar, pues allí se derramó sangre cubana».

La caridad... ¿Dónde está?

Raúl Sanz Fajardo (Manuel del Socorro No. 339, entre 26 de Julio y Carretera Central, Bayamo, Granma) advierte que ha tenido experiencias en las cuales la venta liberada de materiales de construcción no está acompañada por el riguroso concepto de la calidad que tenía el Che: el respeto al pueblo.

«No es solo la calidad física del material que usted paga —apunta—; ese concepto incluye el servicio, el trato brindado y las condiciones del lugar de venta. Es cierto que lo que comienza no puede ser óptimo; pero también lo que comienza mal, mal se queda muchas veces».

Y señala que, para la venta de materiales, en numerosos sitios no se crearon condiciones mínimas, como en el punto abierto del Reparto Rosa la Bayamesa, en Bayamo: «Decenas de personas aguardan al sol, sentadas en la acera o en el piso, sin un sitio donde tomar agua, tras madrugar para poder adquirir esos materiales que, por supuesto, tienen un alto precio. Si eso fuera poco, quien está en la puerta, o quien despacha, con una cara y una forma de no muy buen gusto».

El segundo problema, según Raúl, es no poder adquirir siempre el material que necesita: el tipo o la variedad. «Cuando pregunté, me dijeron: “Nosotros vendemos aquí lo que nos mandan”. Lo mismo le dijeron en la Empresa de Comercio Municipal. En su opinión, es pobre la capacidad de respuesta para cumplir algo tan socorrido, que por su importancia quedó plasmado entre los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución. Y pregunta:

«¿Es difícil habilitar un lugar con ciertas condiciones, como se hace cuando se vende en divisas, donde usted vea la oferta, compre, pague y después solamente vaya al punto a recoger ya con una orden lo que pagó? ¿Es tan difícil eliminar ese estado de insalubridad allí en el punto, donde todo está junto? ¿Es muy difícil que Comercio coordine con las fábricas o productores para, cuando se trate de pedidos que se aparten un poco de lo normal, mandarlos a hacer y no dejar de recaudar esos recursos? ¿Cómo se entiende que haya particulares (que venden estos medios) a quienes se les hacen esos pedidos —claro, a precios mayores— y a través de ellos sí se consigue el pigmento, el cemento blanco y otros materiales?

El lector considera que no disponer de capacidad para responder a estos pedidos puede influir en que Comercio no cumpla su plan de venta y recaudación, como ocurrió el pasado año. «De seguir así, sin capacidad de respuesta, este ni ningún otro año lo va a cumplir. El pueblo merece un poco más de respeto», concluye.

 

 

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