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Responde Rectora de la Universidad de Granma

Los robos en residencias estudiantiles, por aislados que sean, deben preocuparnos por su connotación ética. ¿Provienen del exterior debido a débiles medidas de protección y seguridad? ¿O se generan entre los mismos becarios? En este último caso, ¿qué profesional será en un futuro ese ladronzuelo que esquilma a su condiscípulo?

Tales pensamientos me motivaron a reflejar aquí, el pasado 11 de abril, la inquietud al respecto de Madelín Cabrera Cruz, la madre de un estudiante de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad de Granma.

Contaba Madelín que en los dormitorios de la residencia estudiantil de ese centro, además de robos de pertenencias de los becarios, se generan sustracciones de los colchones de espuma de goma donde duermen. Precisamente su hijo fue víctima de ello, y la familia tuvo que reponer el colchón, con la consiguiente afectación monetaria que ello implica.

Confesaba la madre su extrema preocupación, al comprobar que su hijo estaba muy afectado por tales fechorías, al punto de que se sentía muy desmotivado para continuar sus estudios allí.

Al respecto, responde Narcy Margarita Bueno Figueras, rectora de la Universidad de Granma, que en los últimos tiempos, el programa de reparación y mantenimiento de ese centro de estudios ha priorizado la residencia estudiantil, con cambio de estructura de los cuartos y servicio telefónico en ellos, red hidrosanitaria, enchape de baños, pintura e iluminación de interiores y exteriores.

«Aunque la sede central de la Universidad —señala—, por su entorno, presenta difíciles condiciones para garantizar la seguridad y protección de las instalaciones, se ha organizado un sistema que, por lo general, ha sido efectivo. Parte de que todos asumamos la responsabilidad que nos corresponde en el cuidado y resguardo de los medios que la Revolución ha puesto a nuestra disposición para desarrollar las funciones que nos han sido asignadas, y que se fomenten las nuevas generaciones de profesionales que el país demanda».

Confirma la Rectora que en la residencia estudiantil se han dado casos de pérdida o sustracción de pertenencias de los estudiantes y de medios que el Estado destina a su atención. Y se ha accionado para disminuir esos hechos con medidas regulatorias, como los reglamentos Disciplinario y de las Residencias Estudiantiles.

En este caso —afirma—, la investigación arrojó que la responsabilidad recayó en el estudiante, quien, en un viaje de fin de semana abandonó la residencia estudiantil sin salvaguardar su colchón en el depósito creado para esos fines. También facilitó el robo la falta del servicio de cuartelería, por la ausencia de otro estudiante a ese deber.

La falta —refiere— conllevó la aplicación de la medida de restablecer el medio perdido, por no cumplirse con la norma disciplinaria establecida, que es compartida por todos los becarios. «Negligencias de este tipo conllevan la aplicación de la responsabilidad material, que consiste en el pago de los daños o perjuicios que se hayan ocasionado a la entidad», señala.

«Seguiremos dándole continuidad y atención a los problemas y dificultades materiales y sociales que se presentan —advierte—, evaluando sistemáticamente el funcionamiento de la estrategia concebida en nuestra institución para minimizar las vulnerabilidades presentes en su seguridad y protección».

Y finalmente precisa que todo le fue informado en entrevista personal a Madelín, lo cual agradeció, y también a su hijo, el estudiante Roy Javier García Cabrera, junto a su colectivo estudiantil.

Agradezco la respuesta de la Rectora, y comparto el concepto de que la protección de los bienes estatales es deber de todos. Pero también la institución debe crear los mecanismos para garantizar su protección y seguridad, de manera que un colchón no pueda ser sustraído de sus instalaciones.

Lo otro, lo más importante a mi entender, es que un vulgar ratero filtrado entre los alumnos pueda llegar a graduarse y a ejercer como futuro profesional, a base de engaños y pequeñas traiciones. Eso sí no debe permitirse, con escarmientos ejemplarizantes.

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