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Confusa historia de tierras

Luis Enrique Pompa (Calle 1ra. No. 16, reparto El 21, Río Cauto, Granma) cuenta que su hijo egresó del Servicio Militar Activo en marzo de 2018, e intentó solicitar tierra en usufructo, pues supo que los egresados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) tienen prioridad. Fue a la Delegación Municipal de la Agricultura, a pedir unas tierras infestadas de marabú durante años. Quien le atendió le dijo que el proceso estaba detenido hasta que saliera la nueva Ley, y anotó su nombre.

De marzo a octubre de 2018 el joven se presentó reiteradamente allí con su padre, y les decían siempre lo mismo, además de que no tenían tierras disponibles para entregar. Cada vez que ellos señalaban el área de marras, respondían que no estaban liberadas.

El 29 de agosto de 2018, el padre intentó entregar la solicitud al Delegado municipal de la Agricultura, quien le ratificó que el proceso estaba detenido, y que el área pedida por ellos se había concedido. Pompa le dijo que cómo, si el proceso estaba detenido, se habían concedido. Y le respondió que se habían entregado antes.

Ese día el padre fue a la granja José Nemesio Figueredo, la dueña de dichas tierras. Y allí el funcionario que atiende esos casos le aseguró que no estaban liberadas; y, por ende, tampoco entregadas. Entonces fue a ver al Delegado provincial de la Agricultura en funciones en ese momento, quien le ratificó que los jóvenes desmovilizados de las FAR tienen prioridad en la entrega de tierras, y que cuando se reiniciara el proceso se tendría en cuenta.

El 8 de octubre de 2018, el joven fue a la Delegación Municipal de la Agricultura y le dijeron que el 17 de ese mes comenzaría el proceso de solicitudes. El padre se adelantó el 15, y constató que el proceso había comenzado, dos días antes de lo que habían informado a la población.  El funcionario ratificó que habían iniciado ese día, pero lo de su hijo no se podía tramitar, pues la granja no había liberado las tierras; que cuando llegara el documento podrían hacer la solicitud.

Ya cujeado, Pompa fue ese día a la granja, donde le informaron que la provincia tenía que emitir un documento, que aún no había enviado; pero podía llegar en cualquier momento. Entonces retornó a la Delegación Municipal de la Agricultura y marcó en la cola. Y como no habían llegado los papeles de la granja, quedaron como primeros. Así, el joven estuvo día y noche preservando su turno desde el 15 hasta el 18 de octubre, cuando llegó el funcionario de la granja, quien le informó que no entregó el documento porque no había llegado el de la provincia.

Pero allí supieron que dos personas de la cola estaban interesadas por esas tierras, quienes les dijeron que llevaban mucho tiempo detrás de ellas, y por ello el Delegado municipal indicó que se las dieran.

Ese mismo día Pompa conversó con el Delegado municipal, quien ratificó lo dicho por ellas, y arguyó que llevaban más tiempo solicitándolas. «Y mi hijo —afirma— tenía ocho meses tratando de que le aceptaran la solicitud y nunca le informaron que esas tierras estaban destinadas a otras personas, a pesar de que el documento que autorizaría la liberación de estas no había llegado».

Reclamaron a la Delegación Provincial de la Agricultura el 19 de octubre, y el 30 Pompa fue citado por el Delegado municipal, quien tras conversar con él le entregó respuesta por escrito, en la cual señalaba que la tierra reclamada no estaba declarada aún ociosa.

Añadía que estaban a la espera del documento de la Empresa para entregarla en usufructo. Y que anteriormente se había atendido a dos compañeras interesadas en las tierras, por lo cual se indicó al especialista del Registro que verificara la situación con la Unidad Empresarial de Base. Se demostró que estaban ociosas sin entregarse, y fue cuando la Delegación Municipal indicó que se las entregaran a ellas. Y agregaba que antes no se inició proceso, por espera del documento que debía entregar la Empresa Integral Agropecuaria.

«Me dijo que no me mostraba los documentos que lo corroboran —apunta Pompa— porque no habían aparecido. Y  reiteró que aún no se habían liberado dichas tierras, y por lo tanto nadie tenía una solicitud oficial de estas.

«Por estar inconforme con la decisión del Delegado municipal, es que formulo queja a la Delegación Provincial. Entonces, ¿por qué es de nuevo el Delegado municipal quien responde? Por fin el 6 de noviembre llegaron los documentos que liberaban esas tierras, pero estaban ya “entregadas”. El 12 de ese mes en la Delegación Municipal le ofertaron tierras a mi hijo, las cuales rechazó por hallarse a gran distancia y en zona de difícil acceso. Quisiera que alguien con dominio en este tema me dijera si en este caso se procedió de manera correcta», concluye Pompa.

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