Acuse de recibo
Desde la comunidad rural El Güirito, en Jamal, municipio de Baracoa, narra Belkis Alayo Moreno una historia que es una verdadera madeja de tropiezos y absurdos en torno a su necesidad de vivienda.
Refiere que ella y su esposo, jubilados, comenzaron a construir una casa en 1989. Y por inexperiencia, la hicieron sin cumplir los requisitos técnicos. Resultado: en poco tiempo comenzaron a agrietarse las paredes.
En septiembre de 2016, recibieron un dictamen técnico de la Dirección Municipal de la Vivienda (DMV) y la Empresa de Arquitectura de Baracoa, que disponía la demolición de la casa, y una autorización para levantar una facilidad temporal.
Y al siguiente mes, el huracán Matthew, a su paso por esa zona, terminó de afectar la vivienda, que fue declarada derrumbe total por las autoridades municipales. Así, se les dio un módulo para construir la facilidad temporal, con techo de tejas infinitas y cartón para las paredes. Lógicamente, aquello fue deteriorándose con las lluvias, hasta presentar un aspecto denigrante.
Belkis se ha dirigido al Gobierno municipal a plantear la difícil situación que viven, junto a su padre de 86 años, ciego, una hija con diabetes mellitus insulinodependiente, que se inyecta cuatro veces al día y apenas puede trabajar, muy descompensada, y una nieta que concluyó el sexto grado. Además, atiende a su suegra, de 99 años y ciega.
Por todo ello, a su esposo se le otorgó un subsidio en junio de 2017. Y al ver que pasaba el tiempo y este no se materializaba, el 24 de diciembre de 2017 logró reunirse con el Primer Secretario del Partido en el municipio, quien orientó a la secretaria de la Asamblea Municipal del Poder Popular despachar el caso con la jefa del puesto de mando del consejo popular donde residen, para que lo incluyeran dentro de las prioridades.
Pero nada se hizo al respecto, aunque el delegado de la circunscripción y el secretario del núcleo zonal del Partido del área han estado al tanto del mismo y lo han valorado como muy crítico.
El 19 de febrero de 2018 recibieron respuesta escrita de la DMV, en la cual se consigna que el técnico de Vivienda de Jamal visitó la casa y comprobó que la misma clasifica como derrumbe total, con su ficha técnica en el punto de venta de materiales.
Pero esa familia tan necesitada, no ha podido adquirir allí los materiales, porque se están otorgando estos a quienes se encuentran construyendo, ya en fase de culminación.
Ellos tienen ya en su poder 13 tejas de zinc, diez metros de gravilla, diez metros de arena y todo el acero necesario, pero no les han suministrado el cemento.
«De acuerdo con los criterios de distribución del puesto de distribución de los materiales, refiere, mientras no iniciemos la construcción no nos otorgan nuevos materiales. Pero sin cemento no se puede iniciar la fase constructiva. Con esos criterios, que consideramos algo irracionales, no podremos construir nunca la casa».
Y como no han iniciado la construcción, no los incluyeron en el Plan de 2019; porque, según dijo la jefa del puesto de mando en un recorrido que hizo por la zona, valoraron los casos en construcción, y se situaron en el plan del año solo los que estaban a nivel de cerramento.
Afirma Belkis: «como estaba fuera del plan, cuando llegara el cemento iban a ver si podían hacer algo por mí, lo que he valorado como que me van a hacer un favor, si se acuerdan de mi caso».
Esa familia permanece en un punto cero: como están priorizadas las terminaciones, no le asignan el cemento. Y sin cemento, no pueden iniciar la construcción. Por lo tanto, tampoco pueden incluirlos en el plan del año. Lo que fue una facilidad temporal se ha convertido en una calamidad intemporal, vaya a saber hasta cuándo…
Es comprensible que aún queden casos sin solucionar, dadas la gran cantidad de damnificados pendientes, y las limitaciones de recursos. Pero hay casos críticos, excepcionales, que merecen una mirada puntual, y un espaldarazo a tiempo. Hay que buscar fórmulas de equilibrio, de manera que mientras unos concluyan, otros comiencen a recuperar la esperanza.
