Acuse de recibo
Guillermo Domínguez García (avenida Varona 66, entre 5ta. y Betancourt, reparto Puerto Príncipe, ciudad de Camagüey) relata que, de visita en Estados Unidos, despachó hacia Cuba el 15 de agosto de 2019 unas herramientas y otros artículos, con un peso total de 298 libras, para recoger ese envío en la agencia Palco en La Habana. Le entregaron factura, teléfonos y correos con que podría contactar con la agencia en La Habana. Ya en Cuba, preocupado por la demora llamó a esos teléfonos en reiteradas ocasiones, y no fue atendido. Ni tuvo respuesta por correo electrónico.
El 12 de noviembre de 2020 recibió llamada telefónica desde La Habana: Tenía 24 horas para recoger su envío en Almacenes Palco, en calle 150 entre 21A y 25, en el municipio capitalino de Playa. Con 84 años y elevados gastos llegó a los almacenes en la capital. Pero la entrega estaba incompleta. Solo recibió 67 libras de lo depositado. Quien lo atendió le dijo que el resto era posible que estuviera en otro contenedor en el puerto del Mariel; que avisarían. Y le dio una tarjeta con su información de contacto.
Dos meses después, y sin aviso alguno, lo llamó. Dijo que «el contendor no estaba en Mariel; y era posible que estuviera en Panamá, donde debían bajar la carga y pasarla a otro barco, pues el que la trajo hasta ahí no podía tocar puerto cubano». A la siguiente llamada le indicó que el contenedor tampoco estaba en Panamá, y era posible que no hubiese salido aún de Estados Unidos. En la última llamada, le dijo que realizara la reclamación en Estados Unidos, pues su función solo consistía en realizar la entrega.
«Hoy sigo sin recibir ningún tipo de información, y mucho menos, mis artículos, acota. ¿Cómo es posible que si impuse el envío el mismo día, en el mismo lugar y a la misma hora, dicha agencia solo me haga entrega parcial de mi orden y con total desconocimiento del resto del envío? ¿Cómo es posible que una agencia que representa a nuestro país internacionalmente en este asunto no sea capaz de darme una respuesta concreta y me responda con tanta informalidad, poca profesionalidad y carente de argumentos? ¿Debo dar por perdido mi dinero, mis artículos, mi derecho a una respuesta y a un trato y repuesta adecuados?», concluye.
María del Rosario Girón Marciel (avenida 31, no. 4608, interior, apto.2, bajos, entre 46 y 48, Playa, La Habana) vive una dura situación: Hace más de cinco meses ese inmueble de cuatro viviendas, está afectado por una gran tupición en las redes sanitarias, originada en uno de los apartamentos de la planta alta. Y en el patio de servicio de su apartamento, al fondo de la cocina y baño, se acumulan las aguas albañales y excretas.
«Esto, dice, unido a las frecuentes lluvias, ha convertido mi patio en una nauseabunda piscina de aguas negras, donde abundan larvas y moscas; lo que es fuente para la propagación de enfermedades y genera también afectaciones y malestar a los vecinos del inmueble colindante, ubicado en la calle 29, entre 46 y 48».
Desde febrero pasado, presentó queja en el Gobierno municipal y en el Departamento de Higiene y Epidemiología de su área de salud. Este último le orientó hacer la solicitud a la Empresa de Saneamiento Básico de La Habana (ESBH). Y de inmediato pidió el servicio de alta presión y escombreo de fosa. El número de reporte de su solicitud, tramitado a través de la Dirección Municipal
de la Vivienda (DMV) con ESBH, es el 210369 de 15 de marzo de 2021. Además, la DMV respondió el 12 de marzo de 2021, que su queja se había incluido en el Plan de Rehabilitación Integral, y el trabajo lo haría la Empresa Constructora Bacuranao en abril de 2021.
«Como ve, precisa, dos respuestas a mi queja y hasta hoy 21 de junio de 2021, ninguna acción concreta. Sigo viviendo literalmente en una letrina, con el constante estrés de que con las frecuentes lluvias se incremente el volumen de la piscina y esas aguas negras inunden mi cocina.
«Me siento totalmente frustrada ante esta situación, porque a pesar de todas las gestiones hechas la afectación no se ha resuelto. Sé que las fuerzas están movilizadas mayormente para el enfrentamiento de la pandemia, pero los casos extremos deben solucionarse. El pasado 9 de junio hice una reclamación vía telefónica a la ESBH por demora en la ejecución de mi solicitud, y me aseguraron que en los días restantes de esa semana o en la siguiente el servicio sería ejecutado. Ante los habituales incumplimientos no imagino por cuánto tiempo se prolongará la ya larga espera», concluye.
