Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¿Cómo se llama eso?

Héctor Paris Johnson (Estrada Palma s/n, entre carretera Hospital Naval y Callejón de San Nicolás, Casablanca, Regla, La Habana) cuenta que él y otros tres trabajadores de los Astilleros de Casablanca fueron beneficiados con viviendas que tuvieron una dilatada espera de años, y aún ni siquiera cuentan con la propiedad de estas.

La decisión fue en 2001 por la entonces Empresa Nacional de Astilleros, que fungía en sociedad con una compañía foránea. Se hizo contrato con una constructora, que incluía la entrega de las viviendas llave en mano. Pero la ejecutora abandonó la obra y la dejó trunca. Nada pasó.

En 2005 se les autorizó, por el entonces gerente general, concluir sus viviendas con esfuerzo propio. Y a pesar de la escasez de materiales de construcción, se empeñaron en avanzar. En 2010, Héctor se instaló en la suya, aún sin condiciones para hacerla habitable, lo cual logró en 2012.

En noviembre de 2013, ya la empresa llamada CDC, Irania Batista Herrera, una de los afectados, intentó resolver la legalización con la nueva directiva, la que planteó ¡no contar con la documentación necesaria para ese proceso! Ella escribió a Atención a la Población del Ministerio de Transporte denunciando la situación. Y recibió respuesta entonces, pero nunca los visitaron.

En noviembre de 2016 el director municipal de la Vivienda y la inversionista fueron y les indicaron que a las obras se les daría conclusión, pues formaban parte del plan de terminación de viviendas del año en el municipio.

Posteriormente, la inversionista y una técnica de la ECAL 6 hicieron la defectación y determinaron los materiales necesarios para concluir las obras. Y en enero de 2017 los constructores de la ECAL terminaron las viviendas.

Entonces, los visitó una funcionaria de Planificación Física municipal y midió los terrenos de las viviendas. Desde entonces, con las casas concluidas, sus moradores han visitado la Dirección Municipal de la Vivienda en numerosas ocasiones. Y aún hoy no tienen la propiedad.

¿Cómo se explica que tras la larga agonía desde 2001 para levantar las viviendas, con tantos zigzagueos y abandonos hasta que en 2017 se concluyen las obras, y aún no tengan la propiedad? ¿Lo más difícil se cumple definitivamente, y lo más sencillo brilla por su ausencia? ¿Cómo se llama eso?

¿Diaro o cuando sea?

Agustín Novas Ferreiro (avenida 43, No. 12221, entre 122 y 124, Marianao, La Habana) revela los problemas que tiene con la entrega de los periódicos, en su condición de suscriptor del Granma diario y de Juventud Rebelde dominical, en la Unidad 15 de Correos de ese municipio.

Entre ellos, dice, está el que se entregue el periódico un día posterior a su edición, y encima, después de las 6:00 p.m., si es que se hace. Igualmente ha recibido juntas las ediciones de varios días. Y el Juventud Rebelde dominical le llega el martes, después de las 6:00 p.m.

Por ello, en enero pasado fue al correo y le notificó esto a la supervisora de los carteros; también que cuando están próximos a pagar la suscripción, esa semana el periódico si llega puntualmente. Ella le dijo que se iba a reunir con el cartero de la zona, para esclarecerlo. Y le informó que no había problemas con la prensa, pues estaba llegando diariamente a la unidad.

«Esta situación ha seguido igual, expresa. Como no se resolvía, me entrevisté con el administrador de la Unidad el 28 de junio, y me negué a pagarle el servicio al cartero a quien ya le había dicho que periódico que no me trajera no lo iba a pagar. Él recogió mi queja, y le expresé que  no iba a cerrar mi suscripción con la prensa, y pago un servicio diario, no periódicos con dos o tres días de atraso.

«Sé que en el país hay situación de transporte, pero lo que no es posible es que sea todos los días, entrando la prensa a tiempo. Hoy 6 de julio todavía no se me ha dado respuesta y no he recibido más la prensa. Esta situación no es solo conmigo, si no con todos los clientes que conozco», concluye.

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